Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Sorpresivo revés sufrió esa parte
del país que quería refrendar el Acuerdo Final de La Habana. Con el triunfo del
NO, lo acordado entre el Gobierno y las Farc cae en un enorme limbo jurídico y
político, cuyas consecuencias el país político y la sociedad en general no alcanzan a dimensionar.
Si bien la corta, pero precisa
alocución presidencial servirá para frenar momentáneamente cualquier movimiento
social, militar y político que pudiera buscar la desestabilización del país, el
llamado que hizo el Presidente a las fuerzas vivas, incluyendo al Centro
Democrático como fuerza opositora, no despeja las dudas alrededor de lo que
pueda pasar hacia adelante no solo con el Acuerdo Final alcanzado y firmado,
sino en lo que se pueda venir para el escenario electoral y político de 2018.
Santos habló en su calidad de Jefe
de Estado y lo hizo para calmar los ánimos y mantener el orden institucional,
dados los efectos políticos que pudiera generar la decisión democrática tomada
por 6´428.487 colombianos (50,23%), que dijeron NO a la refrendación del
Acuerdo Final.
Es claro que el triunfo del NO de
manera abrupta y sorpresiva adelanta el llamado que se haría a un gran Acuerdo Político Nacional, contemplado en el Acuerdo
Final. Eso sí, sobre una realidad que se desconoció por la excesiva confianza del
Gobierno en la victoria del SÍ: la vigencia política de Uribe Vélez como
elector y contradictor político, el carácter vindicativo de quienes aclamaron
la tesis aquella que decía, “queremos Paz sin impunidad”, la evidente polarización
ideológica y política en la que deviene el país desde 2002 y el profundo rechazo,
mayoritariamente urbano, a las Farc, por los crímenes cometidos durante un
largo y degradado conflicto armado en el que TODOS los actores armados cometieron delitos de lesa humanidad
Ahora lo que se viene para el
país es una negociación política al interior del Establecimiento, lo que bien
puede llevarnos a un pacto político tipo Frente Nacional, que contemple acoger
a las Farc como actor político, que a pesar del resultado contrario del
plebiscito, mantiene su voluntad de paz; o por el contrario, ese gran acuerdo
político que se logre entre las fuerzas de ese fragmentado Establecimiento,
puede insistir en desconocer una vez más
a esa fuerza de izquierda, para prolongar el conflicto armado y afianzar el proyecto neoconservador que apoyan Uribe, Ordóñez Maldonado y el propio Germán Vargas Lleras.
Vendrán días difíciles para esa
parte del Establecimiento que busca poner fin a la guerra interna con las Farc
y con el ELN, dado que encontrará, a esa otra parte del Régimen animada -y
ojalá no envalentonada- por el triunfo del NO, con la intención manifiesta de
renegociar el Acuerdo Final, o de provocar el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente
que reduzca el espacio político a las
Farc, ganado en la negociación política de cuatro años adelantada en La Habana.
Así entonces, quienes apostaron por el NO con
el claro objetivo de desconocer el sentido del Acuerdo Final, terminaron por
darle un mayor juego político a las Farc, dada la voluntad manifiesta de la
dirigencia de esa guerrilla de no volver a la guerra y la decisión del
Presidente de mantener por tiempo indefinido el cese bilateral del fuego. Igualmente,
los millones de colombianos que votaron por el NO, podrían sufrir las
consecuencias de un llamado a una Asamblea Nacional Constituyente con la que
el país conservador e incómodo con el sentido liberal y garantista de la Carta Política de 1991,
buscará hacernos retroceder al espíritu de la Constitución de 1886.
Es decir, los que hoy disfrutan
por el triunfo alcanzado por el NO, desconocen hacia dónde nos llevará la
puerta que ayudaron a abrir con la decisión de no refrendar lo negociado con
las Farc. Es posible que el país retroceda en materia de derechos si se convoca
a una Asamblea Nacional Constituyente abierta a todos los temas, al tiempo que
se dan unas mínimas garantías a las Farc
para que actúen dentro de la institucionalidad.
Millones de colombianos al votar
por el NO, perdieron la oportunidad de expresar su rechazo a un Establecimiento
dividido entre la paz y la continuidad de la guerra y responsable de los
problemas del país, incluyendo el nacimiento y la permanencia de las
guerrillas. Pero se necesita de una alta cultura política para entender los
orígenes del conflicto armado y es claro que aún hay millones de colombianos
convencidos de que viven en el país con la más larga y estable democracia.
Claro, la democracia ajustada a los mezquinos intereses de los latifundistas,
ganaderos y clase empresarial y política que en lugar de fortalecer a la Fuerza
Pública para acabar con las guerrillas, crearon grupos ilegales no para
aniquilar a las fuerzas subversivas, sino para desplazar indígenas, afros y
campesinos y entregarles sus territorios a multinacionales y a empresas
agroindustriales.
Lo sucedido en la jornada de hoy domingo
02 de octubre de 2016 confirma que la abstención del 66% hace parte sustancial
de una democracia procedimental y precaria, lo que representa claramente un
enorme rechazo a la clase dirigente, incluyendo, por supuesto, a Uribe, a Santos
y a toda la clase política.
Entre tanto, el triunfo apretado
del SÍ en regiones afectadas por la
dinámica del conflicto armado interno, bien puede servir para indicar,
salvo algunos resultados contrarios, que el país urbano que votó NO, sigue sin
entender el carácter político y agrario del
conflicto armado interno. Sigue en pie la lectura maniquea entre Buenos y
Malos, lo que sin duda sirve para ocultar la insostenible corrupción política practicada por sectores de poder tradicional.
Satisfechos se deben sentir los
medios masivos y los periodistas, en especial los noticieros privados de
televisión, RCN y Caracol, que de tiempo atrás se la jugaron periodística y editorialmente
por el NO: lograron confundir a las audiencias, sirviendo de caja de resonancia
a quienes desde el Centro Democrático y otros sectores de poder tergiversaron
varios asuntos y temas del Acuerdo Final.
Fortalecida termina la
Registraduría Nacional por las garantías ofrecidas, a pesar de los miedos de
los animadores del NO, ante un esperado fraude electoral. Al final, y a pesar del triunfo del NO, la salida a
esta enorme encrucijada es política. Y es posible que la salida institucional
que se logre alcanzar termine afectando por igual a quienes auparon y votaron
por el NO. Recordemos que el Régimen, corrupto e históricamente ilegítimo, debe mantenerse y los que votaron NO terminaron dándole un enorme espaldarazo. Así de claro.
Imagen tomada de eltiempo.com
Si, SORPRESIVO REVÉS, que hasta ahora, personalmente me tiene sin palabras. Claro está, la actitud inicial de las FARC después de conocer el resultado estaría indicando una oportunidad de poder continuar con el proceso, pero no es garantía de nada.
ResponderBorrarMuy mal jugado el Ajedrez Politico por parte de cada Uno, pero todos Ganaron un poco a excepcion de Santos, pero en General Todos metieron la Pata en Grande y las Consecuencias son Catastroficas, lo Unico Seria una Constituyente Muy Representativa, cosa que lo veo dificil
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