Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
En EL ESPECTADOR.COM de hoy lunes 09 de mayo aparece un video (que al parecer ya está en Youtube), que muestra a un grupo de auxiliares de Policía disfrutando de una redada montada por ellos mismos, contra varios indigentes hallados en las frías calles bogotanas.
En el video se ven bajar, como perros rabiosos dispuestos a jugar con sus presas, a varios muchachos uniformados de la Policía, que buscan con desespero no sólo cumplir con las órdenes de un superior (o de varios), sino para saciar el hambre de ejercer la autoridad y de mantener el orden público, con la que salen de las escuelas de formación. La orden era clara: capturar indigentes y llevarlos, no se sabea a dónde.
En un agitado operativo, aupado por quien graba y por quienes participan del mismo, se oyen toda clase de vulgaridades con las cuales se refieren a quienes por desdicha tienen por hogar quebradizos andenes, caños y puentes.
El maltrato es evidente. Una vez alcanzadas las presas, los policías montaron en un camión de la institución a cuatro habitantes de la calle. La grabación termina con la captura del último de ellos que intentó burlar la presencia de los auxiliares, corriendo sobre las aguas de un caño de aguas negras. Como la grabación termina allí, no se sabe de la suerte de los indigentes: es posible que aparezcan muertos en algún basurero. Lo que si preocupa es una frase que a manera de sentencia pronuncia uno de los policiales: en el camión lo ajusticiamos...
¿Quién dio la orden para que dicho operativo se cumpliera? ¿Esta es la Policía del gobierno de la prosperidad democrática? Justo la que atropella a inermes seres humanos, que al parecer ‘afean’ la ciudad, la misma que no es capaz de ofrecerles una vida distinta. Por ello quizás, la Policía recoge el malestar y la rabia que genera en vastos sectores sociales la existencia de menesterosos, para atacarlos y perseguirlos y desaparecerlos. Claro, es mucho más barato sacrificar sus vidas, que invertir en procesos de recuperación social que les garantice una vida digna.
Son muchas las preguntas y las preocupaciones que quedan al apreciar el video del que participan unos auxiliares de la Policía nacional. Estamos ante un video juego en el que se sabe de antemano que triunfará la estupidez de un cuerpo armado que debe estar al servicio de los más débiles y en general, al servicio de la ciudadanía y no en contra de una población, desafortunadamente creciente en Colombia, pues cada vez más hay más gente viviendo en las calles.
Estos mismos policías auxiliares son victimarios y víctimas. Victimarios de los golpeados y ultrajados ‘habitantes de la calle’; y víctimas de una institución que los forma, irrespetándolos como personas, con lo que alimentan su odio contra todo aquel que no lleve un uniforme. Por ello creo que la formación militar y policial se finca sobre varias pérdidas que el ciudadano que se enlista soporta, porque en su proceso de formación lo convencen de que llevar el uniforme supera con creces lo perdido: autoestima, autonomía, capacidad crítica y en muchos casos, el sentido común. Ello para quienes llegan a las escuelas de formación de la policía y del ejército con estas características, porque parece haber un alto porcentaje de policías y militares a los que no tenerlas o perderlas, les importa poco; o incluso, muchos podrán considerarlas como un problema, al que se encuentra la solución al portar un uniforme y un arma de dotación.
Bien valdría la pena que altos mandos de esa institución armada, el propio Santos o el ministro de la Defensa se manifestaran al respecto y corrigieran la conducta de estos uniformados. Negativo mensaje el que mandan estos policiales a la población civil. Si esto lo hacen a la luz del día, con auto registro incluido, podemos esperar operativos nocturnos en los cuales estos mismos policías, en silencio, terminen ‘limpiando’ las calles de Bogotá y de otras ciudades de los incómodos indigentes.
Aunque horas después de la publicación de la nota en varios medios masivos, la dirección de la Policía explicó que dichos auxiliares ya no están en la Institución, pues su periodo terminó (el video fue grabado hace cuatro años), el asunto no puede parar allí. Para las actuales y próximas incorporaciones de bachilleres y en general del personal policial, el Comando General de la Policía y el Ministerio de la Defensa, deben comrpometerse a garantizar que situaciones como esas no se vuelvan a presentar. El asunto no se resuelve señalando que dichos policiales ya no están, por el contrario, se resuelve, borrando de las escuelas de formación de policías prácticas violentas o políticas que alimenten el odio de los uniformados hacia civiles y hacia ciudadanos que viven en la calle.
Esta es la dirección de la grabación: http://www.elespectador.com/noticias/bogota/articulo-268352-redada-indigentes
En EL ESPECTADOR.COM de hoy lunes 09 de mayo aparece un video (que al parecer ya está en Youtube), que muestra a un grupo de auxiliares de Policía disfrutando de una redada montada por ellos mismos, contra varios indigentes hallados en las frías calles bogotanas.
En el video se ven bajar, como perros rabiosos dispuestos a jugar con sus presas, a varios muchachos uniformados de la Policía, que buscan con desespero no sólo cumplir con las órdenes de un superior (o de varios), sino para saciar el hambre de ejercer la autoridad y de mantener el orden público, con la que salen de las escuelas de formación. La orden era clara: capturar indigentes y llevarlos, no se sabea a dónde.
En un agitado operativo, aupado por quien graba y por quienes participan del mismo, se oyen toda clase de vulgaridades con las cuales se refieren a quienes por desdicha tienen por hogar quebradizos andenes, caños y puentes.
El maltrato es evidente. Una vez alcanzadas las presas, los policías montaron en un camión de la institución a cuatro habitantes de la calle. La grabación termina con la captura del último de ellos que intentó burlar la presencia de los auxiliares, corriendo sobre las aguas de un caño de aguas negras. Como la grabación termina allí, no se sabe de la suerte de los indigentes: es posible que aparezcan muertos en algún basurero. Lo que si preocupa es una frase que a manera de sentencia pronuncia uno de los policiales: en el camión lo ajusticiamos...
¿Quién dio la orden para que dicho operativo se cumpliera? ¿Esta es la Policía del gobierno de la prosperidad democrática? Justo la que atropella a inermes seres humanos, que al parecer ‘afean’ la ciudad, la misma que no es capaz de ofrecerles una vida distinta. Por ello quizás, la Policía recoge el malestar y la rabia que genera en vastos sectores sociales la existencia de menesterosos, para atacarlos y perseguirlos y desaparecerlos. Claro, es mucho más barato sacrificar sus vidas, que invertir en procesos de recuperación social que les garantice una vida digna.
Son muchas las preguntas y las preocupaciones que quedan al apreciar el video del que participan unos auxiliares de la Policía nacional. Estamos ante un video juego en el que se sabe de antemano que triunfará la estupidez de un cuerpo armado que debe estar al servicio de los más débiles y en general, al servicio de la ciudadanía y no en contra de una población, desafortunadamente creciente en Colombia, pues cada vez más hay más gente viviendo en las calles.
Estos mismos policías auxiliares son victimarios y víctimas. Victimarios de los golpeados y ultrajados ‘habitantes de la calle’; y víctimas de una institución que los forma, irrespetándolos como personas, con lo que alimentan su odio contra todo aquel que no lleve un uniforme. Por ello creo que la formación militar y policial se finca sobre varias pérdidas que el ciudadano que se enlista soporta, porque en su proceso de formación lo convencen de que llevar el uniforme supera con creces lo perdido: autoestima, autonomía, capacidad crítica y en muchos casos, el sentido común. Ello para quienes llegan a las escuelas de formación de la policía y del ejército con estas características, porque parece haber un alto porcentaje de policías y militares a los que no tenerlas o perderlas, les importa poco; o incluso, muchos podrán considerarlas como un problema, al que se encuentra la solución al portar un uniforme y un arma de dotación.
Bien valdría la pena que altos mandos de esa institución armada, el propio Santos o el ministro de la Defensa se manifestaran al respecto y corrigieran la conducta de estos uniformados. Negativo mensaje el que mandan estos policiales a la población civil. Si esto lo hacen a la luz del día, con auto registro incluido, podemos esperar operativos nocturnos en los cuales estos mismos policías, en silencio, terminen ‘limpiando’ las calles de Bogotá y de otras ciudades de los incómodos indigentes.
Aunque horas después de la publicación de la nota en varios medios masivos, la dirección de la Policía explicó que dichos auxiliares ya no están en la Institución, pues su periodo terminó (el video fue grabado hace cuatro años), el asunto no puede parar allí. Para las actuales y próximas incorporaciones de bachilleres y en general del personal policial, el Comando General de la Policía y el Ministerio de la Defensa, deben comrpometerse a garantizar que situaciones como esas no se vuelvan a presentar. El asunto no se resuelve señalando que dichos policiales ya no están, por el contrario, se resuelve, borrando de las escuelas de formación de policías prácticas violentas o políticas que alimenten el odio de los uniformados hacia civiles y hacia ciudadanos que viven en la calle.
Esta es la dirección de la grabación: http://www.elespectador.com/noticias/bogota/articulo-268352-redada-indigentes
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