miércoles, 28 de mayo de 2014

LOS SILENCIOS DE LA IGLESIA CATÓLICA, GREMIOS ECONÓMICOS Y LA ACADEMIA ANTE EL POSIBLE REGRESO DE URIBE VÉLEZ

El miedo a la paz está íntimamente relacionado con una ciega confianza en el poder de las armas[1].


Por Germán Ayala Osorio, comunicador social  y politólogo


Asumido el ‘triunfo’ parcial de la ultraderecha en la primera vuelta presidencial llama la atención los silencios de la Iglesia Católica, de la Academia y de la clase empresarial y en general de los grandes ‘Cacaos’, ante el posible regreso de Uribe Vélez, así sea en el cuerpo de Óscar Iván Zuluaga, su fiel y aconductado candidato a la presidencia por el Centro Democrático.

Esos silencios resultan inconvenientes dado que Uribe Vélez desinstitucionalizó el Estado y clientelizó las relaciones entre el Estado y la sociedad a través de sus Consejos Comunitarios. Pero además, resultan inaceptables esos silencios porque Uribe intentó de muchas maneras desmontar el Estado Social de Derecho para imponer un Estado de Opinión, justo a la medida de su carácter mesiánico y autocrático. Y para qué insistir en recordar los episodios de las ‘chuzadas’ que desde el entonces DAS se ordenaron contra magistrados de la Corte Suprema de Justicia, periodistas, críticos y detractores de sus ideas y decisiones de gobierno.

No es bueno para una sociedad que camina en medio de incertidumbres, sobre mínimos éticos y sin referentes claros de orden y de moralidad, que su dirigencia guarde silencio ante la posibilidad de que regrese en cuerpo ajeno un presidente camorrero y un líder negativo que debilita el Estado para fortalecer los procesos de captura del mismo, en los que participan sus más cercanos amigos y patrocinadores.

¿Pero qué puede haber detrás de ese silencio? ¿Acaso miedo, complacencia o quizás  una excesiva admiración por el ex presidente? ¿O simplemente se trata de una postura que contradice el apoyo inicial que le dieron a Santos para que iniciara las negociaciones de paz con las Farc? ¿Acaso hay miedo a la paz? ¿O quizás lo acordado hasta el momento no gusta en esas esferas de poder y sienten que es mejor acogerse de nuevo al proyecto neoconservador de Uribe? ¿O acaso están siguiendo recomendaciones del sector castrense que claramente se opone al proceso de paz y a que se le ponga fin al conflicto armado por la vía de la negociación política?

En cualquier sentido, no deja de generar dudas y suspicacias el silencio de la Academia, de los gremios económicos y de la clase empresarial ante el posible regreso al poder de un mandatario que claramente al gobernar toma atajos y los caminos no institucionalizados para tomar decisiones de Estado y de gobierno.

Para destacar, el apoyo que recién brindaron al proceso de paz de La Habana 50 intelectuales[2], que representan tan solo el pensamiento y la visión centralizada de asuntos que deberían tener un carácter nacional. Pero no hay un pronunciamiento generalizado de las Universidades y de los intelectuales, académicos y profesores de otras regiones del país en torno a la paz, pero sobre todo, en contra del regreso de Uribe.

Sin decirlo abiertamente, en el comunicado enviado a los medios, los 50 intelectuales se oponen a la candidatura de Zuluaga, quien funge como el nuevo señor de la guerra, en consonancia con lo que piensa su mentor y el dueño de su agenda de Gobierno si es que llega a la Casa de Nariño. En el cuarto punto de su corta misiva  se lee lo siguiente: “nos preocupan las declaraciones del candidato Zuluaga en las que manifiesta su intención de congelar las negociaciones y/o exigir nuevas condiciones inamovibles, las cuales en la práctica podrían conducir al rompimiento del proceso”.

Al terminar la jornada electoral del 15 de junio de 2014 sabremos si el país regresará a las noches aciagas que vivimos con Uribe o si por el contrario, decide continuar respaldando los esfuerzos por ponerle fin al conflicto armado interno.


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