lunes, 16 de junio de 2014

REELECTO SANTOS

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

El 15 de junio Colombia reeligió a Juan Manuel Santos Calderón para el periodo 2014-2018.  Este es sin duda el hecho político a destacar, pero él mismo concentra circunstancias, miedos y en general una enorme expectativa alrededor de lo que pueda suceder y en lo que pueda terminar el proceso de paz de La Habana y los acercamientos con la guerrilla del ELN.

El triunfo de Santos por cerca de seis puntos porcentuales[1] es relativamente contundente si se tiene en cuenta la votación alcanzada por Zuluaga, quien logró cerca de 7 millones de sufragios[2] y el uso político que el Centro Democrático hará de ese caudal electoral cuando asuma en el Congreso su papel de opositor frente a los acuerdos a los que se llegue con las Farc y el ELN;  fuerza opositora esta que se hará sentir en el momento en el que el legislativo en pleno asuma la tarea de refrendar lo acordado en La Habana. Desde esa perspectiva, la paz  tendrá muy seguramente un camino difícil en un Congreso en el que Uribe Vélez, como senador y su bancada harán todo lo posible para torpedear los acuerdos a los que se llegue en el proceso de paz que se adelanta en Cuba.

De cara a la futura refrendación de los acuerdos que se firmen en la mesa de La Habana,  el gobierno y los colombianos deben estar preparados para una fuerte oposición política y electoral, si se piensa en que lo acordado con las guerrillas debe ser refrendado bien a través de un referendo y/o una Asamblea Nacional Constituyente.

Así entonces, el primer plebiscito por la paz del 15 de junio pasó el primer examen, pero no hay seguridad de que suceda lo mismo cuando en el segundo y último examen los colombianos salgan a votar para refrendar o no  los acuerdos a los que se lleguen con  las Farc  y muy seguramente con el ELN.

En su discurso, el presidente reelecto dijo que acogía el triunfo y los votos alcanzados como un Mandato por la Paz. Además, agradeció a las Fuerzas Armadas por el papel que ha jugado en el conflicto y nuevamente les dijo que la paz es la victoria que todo soldado espera.

La corta alusión a las Fuerzas Armadas debe ser recogida por la actual cúpula militar y policial para encarar a quienes desde dentro de las filas apoyaron y apoyan aún la continuidad de la guerra y extrañan el modo de gobernar de Uribe Vélez.

Allí Santos deberá ejercer con firmeza su rol como comandante supremo y sacudir las filas con el claro propósito de sacar del servicio a aquellos oficiales, suboficiales y soldados profesionales que están deliberando y manifestando, privadamente, apoyos a la ultraderecha que encarnan Zuluaga, Uribe Vélez y el Centro Democrático.

Así entonces, la jornada electoral del 15 de junio sirvió para reelegir a Santos y sus políticas, en especial la de la paz. Pero también confirmó que el país está dividido y polarizado en torno al proceso de paz con las Farc y en general con la pacificación del país a través de la firma de acuerdos políticos que exigen grandes esfuerzos económicos y políticos, pero por sobre todo, un cambio cultural en torno a la urgente necesidad de cerrar las páginas de la guerra, de saber la verdad de lo  acontecido en 50 años de conflicto; de reparar a las víctimas, de garantizar que no habrá repetición y quizás el punto más álgido, que la sociedad en general perdone a los victimarios y que estos a su vez pidan perdón, reparen y acepten jugar las reglas de la democracia y defender en adelante el orden establecido que mañana los acoja como ciudadanos desmovilizados.

Adenda: el gran perdedor de la jornada electoral del 15 de junio de 2014 fue Álvaro Uribe Vélez, quien en adelante podría (debería) revisar su rol como gran elector dado que su figura viene sufriendo un profundo y sistemático desgaste. Recordemos que apoyó la candidatura de Peñalosa a la alcaldía de Bogotá y éste perdió. Su figura polariza, aunque mantiene en ciertos algunos sectores sociales, económicos, militares y políticos un fuerte apoyo. Es claro que su carácter mesiánico y su discurso pendenciero y camorrero riñe con los  de amplios sectores societales que quieren vivir en paz, que haya convivencia y sobre todo  respeto por aquellos que piensan distinto. Mientras que su candidato Zuluaga reconocía el triunfo de Santos, él, visiblemente molesto, lo desconocía señalando que se trataba de un triunfo amañado, fruto de amenazas y componendas políticas y electorales. Este discurso bien puede terminar en  un claro desconocimiento de Zuluaga como líder del Centro Democrático y eventual candidato presidencial para el 2018. Seguirá en la lucha, dijo el ex presidente, advirtiendo que en el Congreso hará oposición a la paz y votará para darle continuidad al conflicto armado interno. Aunque siga vivo el llamado ‘uribismo’, es claro que frente al ambiente de esperanza que se viene construyendo en Colombia gracias en parte al proceso de paz y al presidente  Santos que respeta las instituciones y gusta de escuchar a sus detractores, los seguidores de las ideas de Uribe pierden poco a poco espacio político y social.

Escolio 1. La abstención bajó en la segunda vuelta, en relación con la primera. Se mantiene en el nivel histórico del 52%.

Escolio 2. Bajó el Voto en Blanco en la segunda vuelta.

Escolio 3. La maquinaria electoral en la Costa Atlántica  le funcionó al Presidente-candidato, Juan Manuel Santos.

Escolio 4. En primera vuelta, Zuluaga ganó en 18 departamentos y Santos en 16; en segunda vuelta, Zuluaga ganó en 15 y Santos en 19.

Escolio 5. En la segunda vuelta del 2010, Santos obtuvo 9,028.943 votos; en segunda vuelta de 2014, alcanzó 7,810,316, escrutado el 99,8% de las mesas.

Escolio 6. Alrededor de 15,735.572 colombianos votaron en la segunda vuelta, de un potencial de cerca de 33 millones habilitados para hacerlo.  El 97,12% del los votos resultaron válidos.

Escolio 7. El Valle del Cauca votó por Santos. Muchos de esos votos deben entender como un rechazo claro a Uribe, aunque claramente la élite política y económica de la región llegó dividida a las urnas.  Escrutado el 99,55% de las mesas, Santos obtuvo el 61,79% de los votos, y Zuluaga apenas alcanzó apenas el 33,38%.

Escolio 8. La gran prensa nacional se la jugó por Santos, como lo hizo en su momento por Uribe Vélez. Por el contrario, en muchos departamentos del país la prensa local y regional estaba apostándole a Zuluaga, es decir, al regreso de Uribe.




[1] Superó al candidato del Centro Democrático por 906.878 votos, escrutado el 99,8% de las mesas.
[2] Escrutado el 99,8% de las mesas, Zuluaga alcanzó 6,902.699 votos, mientras que el Presidente-candidato obtuvo 7,810.316 sufragios. 

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