Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y periodismo
Por estos días, con gran alboroto
y regocijo, la gran prensa colombiana registra, sin mayor análisis de
antecedentes y del contexto de la época, la conmemoración de los 15 años del
Plan Colombia.
Si el Gobierno de Santos y las
empresas mediáticas hicieran un balance crítico de dicha política pública de
origen extraterritorial[1], muy
seguramente poco habría para celebrar. Quisiera entender que la conmemoración
tiene como objetivo ambientar lo que sería un Plan Colombia para la Paz y el
posconflicto. Aún así, tanta algarabía resulta exagerada si miramos y
examinamos los tratamientos periodístico- noticiosos que los medios le dieron
al Plan Colombia, especialmente entre los años 1999, 2000 y 2001 y por
supuesto, si hacemos un balance político, militar y socio ambiental de las acciones realizadas durante la aplicación de dicho plan.
Empiezo por el trabajo realizado
por el periodismo nacional. En sendos estudios y análisis (2000 y 2001), se
concluyó que la gran prensa nacional “no
advirtió sobre los efectos económicos que a largo plazo dejaría la injerencia
del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la economía del país. Se eludió la
propuesta de legalización de la droga como única salida para desestimular y
acabar con el negocio de los narcóticos. El aumento en la concentración de la
tierra impulsada por el modelo de producción a gran escala consignado en el
Plan Colombia. No se advirtió sobre los efectos socio ambientales que traería
el cultivo de la Palma Africana. No informaron y mucho menos explicaron que existieron
cuatro (4) versiones del Plan Colombia y los intereses que mostraron
farmacéuticas y multinacionales mineras interesadas en la exploración y
explotación de oro, niquel, plutonio y petróleo, entre otros)[2]”.
Ahora recordemos hechos y
circunstancias que claramente exponen el talante exclusivamente militar de un
proyecto de intervención directa de los Estados Unidos en el devenir del
conflicto armado interno.
En primer lugar, el Plan Colombia[3] hay
que mirarlo en el contexto de la Doctrina de Seguridad de los Estados Unidos.
Al Gobierno de Clinton no le preocupaba la consecución de la paz en Colombia,
sino la situación política de una sociedad civil y de un Estado penetrados por
los carteles de la droga y guiados por un ethos
mafioso que se entronizó colectivamente. Sobre los problemas de viabilidad
política e institucional del país, los Estados Unidos respondieron al llamado
de ayuda de Pastrana Arango.
Literalmente Pastrana sacó de su
Plan de Desarrollo un acápite llamado Plan Colombia y lo presentó al gobierno
de Clinton. Vista en porcentajes, Pastrana planteó una relación Paz-Guerra, en donde un 20 % de los
dineros recaudados irían para la guerra y un 80% para la inversión social y el
fortalecimiento institucional. Clinton invirtió esa relación, lo que significó el
escalamiento del conflicto, especialmente durante las dos administraciones de
Uribe Vélez, gobernante que supo sacar provecho del mejoramiento técnico-militar
que las Fuerzas Armadas alcanzaron gracias a los recursos del Plan Colombia.
En lo que corresponde a los
efectos socio ambientales del Plan Colombia, la fumigación indiscriminada con
glifosato afectó la salud, el medio ambiente y la vida económica de campesinos
que vieron como el famoso defoliante acababa con sus cultivos de pan coger. En
esa misma línea, el monocultivo de la palma africana, apoyado por el Plan Colombia, resultó determinante
para el desplazamiento de comunidades que vieron llegar de la mano de algunas
empresas palmicultoras, a los paramilitares que impusieron su propio proyecto
de vida social, económica y política.
En cuanto a “efectos conexos” del
Plan Colombia, no podemos olvidar los hechos en los que militares
norteamericanos violaron niñas[4] y
sostuvieron relaciones con mujeres adultas, que dejaron nacimientos de
colombianos, en su momento llamados como los
hijos[5] del Plan Colombia.
Con todo lo anterior, la
celebración de los 15 años del Plan Colombia debe hacerse a partir del reconocimiento
de los efectos negativos que dejó su aplicación en el territorio colombiano.
Entre los efectos “positivos”, muchos señalan que las Farc están hoy sentadas
en una mesa de negociación gracias al Plan Colombia. Es posible. Pero se
sumaron otras circunstancias que hay que tener en cuenta, como el cansancio y
el envejecimiento de la cúpula de las Farc, las condiciones de la pre y la
negociación planteadas por el Gobierno de Santos y la muerte de Alfonso Cano,
entre otras.
Adenda 1: el Plan Colombia debió “naturalizarse” por recomendación
de los Estados Unidos, que disminuyó el aporte económico a Colombia para librar
su guerra contra las Farc, el narcotráfico y el terrorismo. De allí que Uribe planteara el Plan Patriota y posteriormente propusiera la Política
Pública de Defensa y Seguridad Democrática. A partir de allí, la guerra interna
sería financiada por los grandes ricos[6] de
Colombia.
Adenda 2: El Plan Colombia, entonces, es un enorme féretro en el
que reposan la soberanía del Estado por la aprobación de este en territorio
gringo, los combatientes de los bandos enfrentados, especies vegetales y
animales, y valiosos ecosistemas naturales.
Adenda 3: Familias en Acción fue un programa del Plan Colombia con el que se naturalizó el clientelismo. Pastrana, Uribe y Santos se eligieron y se reeligieron gracias al uso populista de esos recursos. Ese programa, además, promovió los embarazos en adolescentes, aupadas por sus padres para tener hijos y así recibir los dineros de Familias en Acción.
Carátula del estudio publicado en el 2000.
[1] Fue aprobada en el Congreso de los
Estados Unidos de Norteamérica y aplicada en Colombia. El Congreso colombiano
poco control político ejerció sobre los alcances y efectos de dicha política
pública.
[2] Véase: Un año de autocensura, medios
de comunicación y Plan Colombia. CUAO, 2000. p. 702.
[3] Véase: http://www.umanizales.edu.co/publicaciones/campos/juridicas/ambiente_juridico/html/Ambiente%20Juridico/edicion10.pdf
[4] Véase: http://www.elespectador.com/noticias/judicial/soldados-de-eeuu-violaron-ninas-colombia-y-grabaron-abu-articulo-558724
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