jueves, 16 de abril de 2015

…HORAS DESPUÉS DE LO ACONTECIDO EN EL CAUCA

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


Los recientes hechos de guerra, acontecidos en el departamento del Cauca, significan un retroceso para las negociaciones de Paz que se adelantan en La Habana, en la medida en que se acrecienta la desconfianza entre las partes. Además, sirve para que el odio social y político hacia las Farc, se profundice. Es decir, pierde el país, el Proceso de Paz, el Gobierno de Santos y por supuesto, las Farc.

Más allá de si se trató de una acción militar deliberada y planeada por un Frente o una Columna de las Farc, los análisis militares y políticos deben orientarse en otros sentidos, dado que las Fuerzas Militares aseguran que las Farc atacaron a la tropa y por su parte, los voceros de esa organización armada, insisten en señalar que se trató de una respuesta a un hostigamiento, a un operativo militar.

Por lo anterior, propongo que los hechos sean mirados y analizados a la luz de los siguientes factores y/o elementos: el primero, el factor Venganza. Este elemento recoge el espíritu vengativo con el que podrían estar operando los actores armados enfrentados, en franca contradicción con lo propuesto, tanto por los máximos comandantes y voceros de las Farc que están en Cuba, como por la cúpula militar que dice respaldar el Proceso de Paz y seguir la línea trazada por el Presidente. Es decir, que las tropas farianas y las oficiales[1], no estarían en total sintonía con las negociaciones de paz y con las orientaciones de sus jefes inmediatos. De ser así, estaríamos ante un complejo escenario, dado que el futuro de las conversaciones de paz estaría en manos de “unas ruedas sueltas”. ¿El golpe de mano de las Farc, supone un resquebrajamiento de la unidad de mando? ¿En la decisión del líder guerrillero, pesó más la idea de ganarse una felicitación de sus superiores, o quizás buscaba vengar la muerte de uno o de varios de sus hombres, caídos en viejos operativos militares?

Ese mismo espíritu vengativo será el que guiará, en adelante, las operaciones militares, dado que el Presidente reversó la medida de no bombardear los campamentos de las Farc y dio la orden de intensificar las acciones contra esa organización armada. Esto significa que las tropas oficiales, muy seguramente, buscarán producir, en el corto plazo, un golpe igual, similar o quizás peor, al sufrido a manos de las Farc, en el Cauca. Así, entonces, el Gobierno instala en las mentes de los soldados, ese espíritu vengativo, que hará posible que el conflicto se escale nuevamente y entremos en un círculo vicioso en el que las tropas enfrentadas buscarán, a toda costa, golpear al enemigo. Es decir, habrá, muy seguramente, más desplazados y más animales muertos y ecosistemas naturales afectados.

El segundo elemento que propongo para ampliar el análisis, es el factor Territorial.  La historia del conflicto armado interno colombiano tiene, en el Cauca, un capítulo aparte. Las dificultades que el Estado y la sociedad civil han tenido para consolidar en ese departamento un orden justo, viable y sólido, no solo ponen de presente el empobrecido talante ético y político de las élites tradicionales, sino que facilitan que la disputa territorial se circunscriba a los intereses y objetivos de los actores armados que operan en el departamento del Cauca. Intereses y objetivos que no necesariamente están articulados con los diálogos de paz y la posible firma del fin del conflicto. Así las cosas, lo que viene sucediendo en el Cauca, de tiempo atrás, y lo sucedido ayer con ese hecho de guerra, dificultan pensar ese Departamento, desde la perspectiva de una Paz Territorial, dado que las fuerzas sociales y la civilidad misma, han sido proscritas por las acciones bélicas de las Farc y las Fuerzas Armadas, y por la omisión y la incapacidad de liderazgo de varios actores de la sociedad civil caucana.

El tercer elemento que propongo para analizar lo acontecido en el norte del Cauca, tiene que ver con el Cese Bilateral del Fuego. La muerte de los 11 militares debería de ser motivo suficiente para declarar y decretar el cese bilateral del fuego. Y esa aspiración debe ser conectada con la preparación militar de las tropas para impedir que el enemigo los golpee de la forma como lo hizo en el Cauca y por supuesto, con la desconfianza con la que deberían de operar los militares, con respecto a un enemigo con el que se está dialogando, pero que tiene intactos los deseos de producir positivos resultados operacionales y por ese camino, incumplir con el declarado cese unilateral del fuego. Sin duda, los soldados se confiaron y deben de saber, que la guerra no ha terminado.

Se equivoca Santos al reversar la medida de no bombardear los campamentos de las Farc y al ordenar la intensificación de los ataques, pues él mismo se obliga a aplazar la orden de cesar las hostilidades por parte de las tropas oficiales. Es claro que la decisión la tomó, presionado por los acontecimientos, por el Procurador Ordóñez, la cúpula militar, todos instigados por tratamientos periodístico-noticiosos espectaculares y tendenciosos, sostenidos en un lenguaje moralizante que promueve los odios, la incomprensión del conflicto armado  y que claramente proscribe, ética y políticamente, la búsqueda del fin de la guerra.

No es conveniente que el Presidente adopte medidas, que claramente afectan el ambiente del Proceso de Paz, en especial, cuando estas se toman “en caliente” y por las presiones de sectores de poder, que no ven la urgente necesidad que hay de decretar un cese bilateral del fuego, justamente, para evitar que se presenten más muertos en las filas oficiales y el regreso del terror a las zonas sobre las que volverán a darse los bombardeos y el re escalamiento del conflicto.

Y el cuarto elemento que propongo, tiene que ver con el ejercicio de los Medios de comunicación. Los tratamientos periodístico-noticiosos dados por la prensa, en especial los noticieros de televisión, poco aportan a la comprensión de los hechos sobre los cuales se generó la noticia, en el contexto de un conflicto armado interno y de un proceso de paz que se adelanta en medio de dudas, miedos e incertidumbres.

Las emisiones de los noticieros de televisión, de la noche del 15 de abril de 2015, de RCN  y Caracol, claramente sirvieron para polarizar aún más a una opinión pública que se mueve, entre la natural sensibilidad que despierta la muerte violenta de los “héroes[2] de la Patria”, la desconfianza frente al Proceso de Paz y el deseo de que se firme el fin del conflicto.

El discurso noticioso poco ayuda y/o facilita la comprensión de los hechos convertidos en noticia, dado que es ahistórico y se sostiene sobre un lenguaje moralizante, que promueve la vieja y caduca dicotomía Buenos-Malos, en donde todos sabemos quiénes son los Buenos y quiénes los Malos.

Si las empresas mediáticas no modifican sustancialmente sus criterios de noticia y reorientan sus políticas editoriales, y sus periodistas se comprometen a tratar los hechos de guerra con responsabilidad con el momento histórico que el país afronta, el Proceso de Paz podría romperse por la presión mediática. De igual manera, de mantenerse esa lógica noticiosa, lo acordado en La Habana tendría, en los medios y en el lenguaje noticioso, a un enemigo incontrastable y capaz de generar inconvenientes estados de opinión de pública, para una efectiva reconciliación.

Toda muerte es lamentable y mas, cuando se produce en condiciones violentas y peor aún, cuando la sevicia se hace presente. El país debe comprender debe aspirar a que no se produzcan más muertos, en especial, si reconocemos que quienes vienen muriendo en la guerra interna colombiana, son colombianos y, los más pobres.

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Imagen tomada de elpais.com.co


[1] Aunque no se ha pactado un cese bilateral del fuego, las tropas estatales bien podrían tomar las precauciones necesarias para que las Farc no las golpeen de la manera como lo hicieron, en la zona rural de Buenos Aires, Cauca. De igual manera, bien podrían los comandantes militares establecer “pactos de no agresión” con miembros de las Farc, con el fin de lograr convivir, mientras se define el cese bilateral del fuego. Véase: http://laotratribuna1.blogspot.com/2015/01/pactos-de-no-agresion-y-cese-bilateral.html

[2] En ese proceso de construcción  social y mediática de los Héroes de la Patria, aparece un elemento y un principio moral que indica que dichos Héroes serían intocables, es decir, no se pueden herir o matar, a pesar de su condición de combatientes. De allí que los ánimos se exalten cada que las guerrillas asesinan policías y militares en hechos de guerra, que la prensa no duda en llamar atentados o masacres, cuando existen otras nomenclaturas, con menor carga moral, para calificar lo que claramente pudo ser un golpe de mano, que facilitaron quienes tenían la responsabilidad de medir los riesgos de pernoctar en una zona en donde opera el enemigo interno.

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