Por Germán Ayala Osorio
Por estos días, ante los inocultables desastres que deja la ola invernal, bien vale la pena reflexionar alrededor de la responsabilidad y la solidaridad. El Gobierno de Santos, con la colaboración de los medios masivos de comunicación y con el apoyo de la Cruz Roja Colombiana, convoca, a gritos, la solidaridad de todos los colombianos para ayudar a enfrentar las arremetidas de ríos y quebradas, desbordados no sólo por las intensas y copiosas lluvias, sino por la irresponsabilidad del Estado, incapaz de diseñar planes y ejecutar acciones para enfrentar los desafíos de la naturaleza. A la ya conocida imprevisión del Estado, se suman las acciones de varios latifundistas y otros agentes particulares que no sólo han corrido la cerca de sus territorios, sino que decidieron afectar cuerpos de agua como las madres viejas, reguladores naturales de los cauces desbordados de los ríos.
En el fondo hay un problema complejo: el tipo modelo de desarrollo imperante. Una apuesta de desarrollo poco amable con el medio ambiente, a lo que se suma la inexistencia de una política ambiental clara y seria que ponga en cintura los excesos de particulares que talaron los ‘bosques de galería’, llevando sus cultivos hasta las márgenes de grandes y medianos afluentes, entre otras acciones que han facilitado y provocado en muchos casos el desastre que hoy vemos a través de los noticieros.
A la solidaridad, necesaria y clave en estos casos, hay que oponerle la responsabilidad como elemento propio de la autonomía de los individuos, de los ciudadanos, que deben actuar responsablemente, esto es, auto cuidarse, prevenir y adoptar las medidas necesarias para mantenerse a salvo, de acuerdo con el contexto. Y en contextos como el nuestro, donde las incertidumbres y los riesgos son mayores, los ciudadanos deben actuar responsablemente para no tener que esperar, con los brazos estirados, la solidaridad de los demás.
En ese orden de ideas, aún mayor será la responsabilidad de los funcionarios públicos y del Estado en su conjunto, si organizaciones de ciudadanos vienen demandando de tiempo atrás la acción estatal para levantar jarillones, adecuar terrenos, reubicar familias de zonas de alto riesgo y adelantar obras de ingeniería, como canalizar quebradas y para el manejo de aguas lluvias, entre otras actividades de prevención y mitigación.
De igual manera como los ciudadanos deben actuar con responsabilidad, el Estado también debe hacerlo, por lo tanto, al convocar la solidaridad de todos los colombianos, el gobierno de Santos, de forma paralela, debe evaluar la responsabilidad que le cabe no sólo a latifundistas e ingenios azucareros, sino a los alcaldes, gobernadores y a los directores de las corporaciones autónomas regionales, entre otros. No podemos pretender tapar las actuaciones irresponsables de particulares poderosos y del propio Estado, con acciones solidarias que no solucionan cuestiones de fondo, así éstas se pretendan prolongar en el tiempo.
La actitud mendicante asumida por el Gobierno de Santos, sin evaluar las responsabilidades que le caben tanto a particulares como al propio Estado, confirma no sólo la incapacidad para afrontar los retos de fenómenos climáticos como el actual, sino que naturaliza el mote de país tercer mundista y subdesarrollado.
El llamado a la solidaridad de los colombianos e incluso, de la de otros Estados, es la estratagema de los Estados, de los ciudadanos y de los funcionarios públicos irresponsables.
1 comentario:
La escalada invernal trasciende las carencias y/o fallas que han tenido las acciones de nuestros dirigentes, sean estos de cualquier filiación política.
No es el momento de señalamientos, es tiempo de ayudar. Una vez pasemos éstos momentos difíciles será el momento de dar soluciones para eventualidades futuras.
Centremonos en soluciones para ayudar a los demás
Publicar un comentario