Por
Germán Ayala Osorio, comunicador social
y politólogo. Columna CIER. Publicada en el periódico EL PUEBLO: http://elpueblo.com.co/heroes-de-fango/
El
informe que acaba de publicar la organización Human Rigths Watch (HRW),
intitulado El rol de los altos mandos en falsos positivos(1), se convierte,
desde ya, en un gran insumo para quienes vayan a hacer parte de la Comisión de
la Verdad, acordada en La Habana entre los negociadores del Gobierno de Santos
y los de las Farc. Dicho Informe tiene, entonces, un enorme valor político y
social. Sobre este asunto, volveré al final de esta columna.
No
cabe duda de que el episodio de los falsos positivos obedeció a una política
que contó con el respaldo de los altos mandos militares señalados en el Informe
y, de muchas maneras, con la anuencia del Gobierno de Uribe Vélez. Es decir,
estamos ante crímenes de Estado. No olvidemos, eso sí, que dicha práctica se
viene presentando de tiempo atrás, lo que enloda, también, a anteriores
gobiernos.
Así
entonces, en los crímenes cometidos por unidades militares, se reconoce una
práctica sistemática, un objetivo estratégico claro, así como la aquiescencia
de altos mandos y del Presidente Uribe, como quiera que fungió como máximo
comandante de las Fuerzas Armadas. Hubo un compartido modus operandi, así como el claro objetivo de beneficiar y premiar
a quienes “produjeran más y mejores
resultados operacionales”, con la complacencia de un Gobierno que creó y
recreó un escenario de persecución política contra todos aquellos que pensaran
diferente y se opusieran a su doctrina política y militar. Desde allí, actuaron
los militares responsables de los falsos positivos, con la convicción clara de
buscar beneficios personales, al tiempo que respondían a las presiones de sus
comandantes, para mostrar resultados positivos en materia de orden público.
Las
ejecuciones de civiles inermes, conocidas como falsos positivos, responden a un
criminal desvío de los objetivos misionales del Ejército. Dicha práctica, hay
que ubicarla dentro del sentido y en la aplicación misma de la Política de
Defensa y Seguridad Democrática (PDSD); de igual manera, en el sentido y en la
aplicación del decreto Boina (1400 de 2006, derogado con el decreto 1664 de
mayo de 2007) y en la directiva 029 de
2005. Todo lo anterior, aupado por el odio visceral y vindicativo con el que Uribe
Vélez asumió el ejercicio del poder como jefe de Estado y de Gobierno, para
enfrentar a las Farc y a lo que él llamó, una amenaza terrorista.
Insisto
en que los falsos positivos expresan la perversión de los objetivos misionales
del Ejército nacional. Se trató, sin duda, de un proceso de transformación de
unidades militares, que mutaron hacia verdaderas bandas sicariales, que salían
a “cazar civiles”, para mostrar que la “guerra contra la subversión” se estaba
ganando. Nada más alejado de la realidad, pues de manera cobarde, asesinaban civiles,
para exigir beneficios económicos, ascensos y permisos.
El
resultado es claro: los soldados, oficiales y suboficiales que participaron de
manera directa, o aquellos que guardaron silencio ante semejante ignominia,
como los Generales que señala HRW, dejaron de ser Héroes de la Patria, para convertirse, unos, en peligrosos
criminales, en cobardes asesinos, y otros, en cómplices.
Sin
duda, la mística y el honor militar fueron mancillados por quienes en algún
momento, juraron defender la vida y la honra de los colombianos. De esta
manera, aquellos que se beneficiaron del proceso de heroización que echaron a
andar medios de comunicación, periodistas afectos al mundo castrense y un
sector de la sociedad civil, pasaron a ser Héroes de Fango. De un fétido,
apestoso, pestilente, hediondo y nauseabundo fango.
Ahora
bien, en cuanto al sentido político y social que acompaña al informe de HRW,
hay que decir que, a pesar de las desquiciadas acciones contra el medio
ambiente perpetradas recientemente por las Farc, el evidente estancamiento del
Proceso de Paz, la pérdida de confianza entre las partes y entre los colombianos
frente a las negociaciones de La Habana, el estudio de HRW puede convertirse en
un instrumento clave para los procesos de verdad, justicia, reparación y reconciliación
que se vendrán, una vez se firme el fin del conflicto.
Es
hora de que la sociedad colombiana se “desmilitarice”. Es tiempo de que dejemos
de creer en el poder de las armas y entendamos de una vez por todas, que su
uso, legal e ilegal, debe quedar proscrito, si queremos avanzar hacia la
consolidación de una sociedad civilizada. Colombia necesita más ciudadanos y
menos héroes y patriotas. Y ojalá, algún día, como sociedad civilizada,
entendamos que el miedo a la
paz que hoy muchos sectores societales exhiben, está íntimamente relacionado
con una ciega confianza en el poder de las armas.
Que
los falsos positivos sirvan para reorientar la formación en las escuelas de
policías y militares. Como sociedad civilizada debemos rechazar estos actos,
exigir que se procese penalmente a sus perpetradores y aupadores. Aunque una
justicia vindicativa jamás será suficiente castigo, lo más probable es que en
el contexto del Proceso de Paz de La Habana y en el de una justicia
transicional generosa, esta dolorosa página de la historia política se cerrará
con un perdón generalizado para esos Héroes de Fango y por supuesto, para los
“revolucionarios” que también han violado los derechos humanos y cometido
delitos de lesa humanidad. Y en ese mismo costal
que facilite la justicia transicional, hay que meter a los grandes empresarios que
apoyaron a los paramilitares.
Que
los falsos positivos, entonces, se entiendan como la expresión clara y dolorosa
de unos actores armados que perdieron su norte, para convertirse, lenta y
progresivamente, en simples homicidas.
(1). Véase https://www.hrw.org/es/report/2015/06/23/el-rol-de-los-altos-mandos-en-falsos-positivos/evidencias-de-responsabilidad-de
Imagen tomada de EL TIEMPO.COM
(1). Véase https://www.hrw.org/es/report/2015/06/23/el-rol-de-los-altos-mandos-en-falsos-positivos/evidencias-de-responsabilidad-de
Imagen tomada de EL TIEMPO.COM
1 comentario:
Grandioso el dia en que Comencemos a ACLARAR y Resolver Tremendo problema, se lo debemos A Colombia y sus Victimas, caiga el que caiga, que son Muchos !!
"Insisto en que los falsos positivos expresan la perversión de los objetivos misionales del Ejército nacional. Se trató, sin duda, de un proceso de transformación de unidades militares, que mutaron hacia verdaderas bandas sicariales, que salían a “cazar civiles”, para mostrar que la “guerra contra la subversión” se estaba ganando. Nada más alejado de la realidad, pues de manera cobarde, asesinaban civiles, para exigir beneficios económicos, ascensos y permisos!! Del Autor German Ayala Osorio.
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