Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Si algo no hubo en los dos largos y tediosos periodos de Uribe fue una política ambiental que guiara al país por los caminos de un desarrollo menos agresivo con el entorno natural, que evitara que recursos y zonas estratégicas en materia ambiental fueran arrasadas por la enorme cantidad de licencias de explotación minera entregadas en el gobierno del señor Uribe.
Hoy, cuando el gobierno de Santos apenas trata de deslindarse de las tenebrosas acciones de su mentor, hay que decir que el país continúa aún sin una política ambiental que, entre otros asuntos, permita revisar con juicio los estragos causados por la incapacidad de gobernantes locales y regionales, que junto a las CAR, poco o nada hicieron para evitar o mitigar los daños de la anunciada ola invernal.
También se requiere de una política ambiental que sirva de base en los ámbitos locales, para la discusión de planes de ordenamiento territorial en regiones con especiales ecosistemas que deben ser conservados o manejados por el Estado, dada no sólo su fragilidad y valor ambiental, social y económico, sino por los recursos que se comprometen ante una explotación sin control por parte de agentes privados.
En varios medios masivos se recogen denuncias en torno a la explotación minera en zonas de páramo por parte de firmas nacionales y multinacionales, y el Presidente Santos y su gobierno parecen sordos ante la evidente crisis ambiental global y la pronunciada pérdida de recursos de la biodiversidad a lo largo y ancho del territorio colombiano.
No hay ni siquiera la intención de evaluar las actuaciones del Presidente Uribe, con el firme propósito de reversar las decisiones que hayan adoptado algunas CAR en materia ambiental, ante la presión directa del entonces Mandatario de Colombia.
Al respecto, el reconocido Gustavo Wilches Chaux señala en http://www.razonpublica.com/, que “durante el gobierno anterior se presentaron varias situaciones en las cuales las CARs se vieron obligadas a resistir presiones del nivel nacional y a oponerse a órdenes directas del propio presidente Uribe, para otorgar licencias ambientales en territorios ambientalmente estratégicos”
Si algo no hubo en los dos largos y tediosos periodos de Uribe fue una política ambiental que guiara al país por los caminos de un desarrollo menos agresivo con el entorno natural, que evitara que recursos y zonas estratégicas en materia ambiental fueran arrasadas por la enorme cantidad de licencias de explotación minera entregadas en el gobierno del señor Uribe.
Hoy, cuando el gobierno de Santos apenas trata de deslindarse de las tenebrosas acciones de su mentor, hay que decir que el país continúa aún sin una política ambiental que, entre otros asuntos, permita revisar con juicio los estragos causados por la incapacidad de gobernantes locales y regionales, que junto a las CAR, poco o nada hicieron para evitar o mitigar los daños de la anunciada ola invernal.
También se requiere de una política ambiental que sirva de base en los ámbitos locales, para la discusión de planes de ordenamiento territorial en regiones con especiales ecosistemas que deben ser conservados o manejados por el Estado, dada no sólo su fragilidad y valor ambiental, social y económico, sino por los recursos que se comprometen ante una explotación sin control por parte de agentes privados.
En varios medios masivos se recogen denuncias en torno a la explotación minera en zonas de páramo por parte de firmas nacionales y multinacionales, y el Presidente Santos y su gobierno parecen sordos ante la evidente crisis ambiental global y la pronunciada pérdida de recursos de la biodiversidad a lo largo y ancho del territorio colombiano.
No hay ni siquiera la intención de evaluar las actuaciones del Presidente Uribe, con el firme propósito de reversar las decisiones que hayan adoptado algunas CAR en materia ambiental, ante la presión directa del entonces Mandatario de Colombia.
Al respecto, el reconocido Gustavo Wilches Chaux señala en http://www.razonpublica.com/, que “durante el gobierno anterior se presentaron varias situaciones en las cuales las CARs se vieron obligadas a resistir presiones del nivel nacional y a oponerse a órdenes directas del propio presidente Uribe, para otorgar licencias ambientales en territorios ambientalmente estratégicos”
Son tiempos de revisar la concepción de desarrollo y las maneras como nos hemos relacionado con la Naturaleza, con el entorno natural। A la estrecha visión de hacendados y finqueros a quienes sólo les interesa potrerizar y ‘tumbar el monte’, al mejor estilo del Arriero antioueño de marras, a la que se suma la que traen grandes multinacionales, así como la que ofrecen los interesados en ampliar la frontera de monocultivos, legales e ilegales, como palma africana, coca y azúcar, entre otros, hay que oponerle una visión holística, capaz de reconocer valores ambientales con los cuales construir una relación respetuosa con el medio natural, expuesta de múltiples formas, por aquellas comunidades indígenas y afrocolombianas que aún mantienen esa relación inmanente con la naturaleza।
Tenga en cuenta señor Presidente Santos que las ‘locomotoras’ que Usted propuso, dependen en buena medida de la calidad de los recursos naturales, del acceso responsable a recursos como el agua y la explotación sensata de recursos mineros।
Si de verdad desea desligarse del inconveniente y perverso proyecto de país y de sociedad que Uribe construyó y fijó en ocho años, lo primero que tiene que hacer es cambiar la forma como nos relacionamos con el medio ambiente। Eso sí lo haría distinto del Arriero, quien durante ocho años mandó – no gobernó - en Colombia y quien en gran parte es responsable de los problemas ambientales que hoy se denuncian en varios medios de información.
Es urgente pensar en una política ambiental que parta de reconocer que el actual modelo de desarrollo no sólo ha violentado los ecosistemas naturales, sino las cosmovisiones de disímiles grupos humanos que insisten en mantener esa relación consustancial con la naturaleza, tan definitiva hoy para asegurar el bienestar de las próximas generaciones. Lo ambiental ha sido un factor más de violencia, que se suma a otras expresiones y factores generadores de conflictos. Me pregunto: ¿en dónde está la política ambiental de Santos?
NOTA: ESTA COLUMNA FUE REPRODUCIDA EN LA URL, http://www.nasaacin.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1549:idonde-esta-la-politica-ambiental-de-santos&catid=99:dcumentos-nasaacin&Itemid=86%20
1 comentario:
Uno de los problemas de la Corporacines regionales ambientales, es el mismo de la descentralización y la relación con la política. Lo que se necesita es una verdadera depuración de estas instituciones y castigar severamente los infracotres, porque el medio ambiente es el gran perjudicado con esas relaciones y, de paso, nosotros.
Luis F
Publicar un comentario