YO DIGO SÍ A LA PAZ

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jueves, 24 de marzo de 2011

¿EN CRISIS EL CONCEPTO DE FAMILIA?

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

La discusión alrededor de la adopción de hijos por parte de parejas no heterosexuales, expone, en escenarios públicos y privados, miedos, odios y discutibles argumentos alrededor de lo que es, debe y puede ser una Familia.

Como construcción histórica, la Familia es una institución social humana, sometida a vaivenes, a cambios y a procesos de metamorfosis que se explican desde y porque su misma naturaleza es cambiante. Hoy la Constitución y la mayoría de colombianos señalan que hay una única idea de familia: la conformada por un hombre y una mujer. Señala el artículo 42, capítulo 2, De los derechos sociales, económicos y culturales, que “la familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla…la pareja tiene derecho a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos, y deberá sostenerlos y educarlos mientras sean menores e impedidos…”[1]

La transformación de esa institución nuclear es evidente en Colombia. Hoy, por muchos factores, entre ellos la violencia, la figura paterna se ha desvanecido de tal forma, que mujeres, cabezas de familia, en solitario sacan adelante a sus hijos, en un ejercicio de socialización que nadie se atreve a señalar como improcedente, peligroso o inconveniente.

Pero el cambio es real. La sociología de Giddens viene demostrando cómo hoy en la sociedad existen alternativas a las formas tradicionales de matrimonio y vida familiar, la más conocida es, sin duda, la cohabitación, pero también está el permanecer soltero y las parejas homosexuales.

De igual forma, existen uniones de hecho entre personas del mismo sexo que hoy sostienen una familia, para lo cual no se necesita de la aprobación del resto de la sociedad. La discusión acerca de la posibilidad de que la naturaleza de la familia cambie en razón a las demandas de ciudadanos homosexuales que reclaman el derecho a adoptar hijos y dar vida así a una Familia, pasa por las posturas homofóbicas de muchos ciudadanos, entre ellos el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, que rechazan las legítimas pretensiones de estos ciudadanos, porque piensan que los hijos adoptados por parejas del mismo sexo terminarán siguiendo el ‘mal ejemplo’ de quienes les criaron y protegieron. El argumento es débil y se sostiene en el rechazo y en la discriminación de aquel ciudadano que considera que hay ciudadanos disfuncionales para una sociedad que posa de liberal, pero que resulta ser violenta, conservadora y excluyente.

De aceptarse el argumento y por esa vía, que efectivamente hay un riesgo latente de que los hijos adoptados por parejas del mismo sexo elijan ser homosexuales, o resulten con esa misma opción de vida, es insistir en que ser homosexual es estar enfermo, que dicha opción es un problema, una cosa contra natura, una perversión y una desviación.

En esa misma línea, entonces, habría que cuestionar la institución familiar heterosexual a partir de las acciones de muchos ciudadanos que criados por papá y mamá, no son precisamente ejemplos a seguir por el resto de la sociedad.

Creo que los magistrados que estudian el asunto deberían de tener en cuenta los cambios socio-culturales y el propio contexto que rodean hoy a dicha institución humana y en general, prácticas sociales y culturales que no sólo ponen a temblar contenidos constitucionales referidos al asunto, sino que retan a la Iglesia Católica, actor ideológico proclive a rechazar y a excluir a los homosexuales, pero que vive en contubernio con prácticas aberrantes como las violaciones a menores, perpetradas por curas que esconden su homosexualidad en una sotana y se aprovechan de ella, para violentar a menores de edad.

La búsqueda de la felicidad, como máximo objetivo y valor del Estado social de derecho, debe servir como argumento para revisar y actualizar la noción de familia que propone la Constitución Política, pues, muy seguramente, esa concepción ya no responde y no está a tono con las actuales circunstancias sociales y culturales del país. A lo mejor hay que reconocer que la familia heterosexual está en crisis y que estamos ya frente a un nuevo concepto de familia.

Lo que debe hacer el Estado y el derecho es garantizar la inclusión de todos aquellos sectores de la sociedad, los medios, la Iglesia Católica, entre otros, que se han encargado de estigmatizar y de excluir a cientos de miles de colombianos, por una opción sexual legítima que, sin duda, es el resultado de vivencias y posturas de vida que merecen respeto.

Valdría la pena que los magistrados revisarán las investigaciones de Marina Castañeda y algunos comentarios que hace la autora sobre el complejo asunto. Véase: (http://www.letraese.org.mx/2010/04/entrevista-a-marinacastaneda/).

[1] Constitución Política de Colombia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante reflexión la tuya!... La semana pasada me vi la película "Familia. Los hijos están bien".. que fue nominada a un oscar como mejor actriz... y toca precisamente este tema...deja muchas reflexiones ... también vi un trailer de una neuva película pero en caso contrario.. el de la relación de dos hombres... creo que es un tema álgido y que genera mucha controversia..... está a la orden día... creo que en una sociedad como esta del Sagrado Corazón... la discusión va p´largo... .. Me gusto mucho tu reflexión... por ejemplo .. a propósito de familias... como los Nule!!!... qué padre y madre serán los de estos tipos ah!!!

Amparo

Carolina García Gómez dijo...

Es evidente la intolerancia y el irrespeto a la diversidad que existe en un país como Colombia. La elección de tu pareja no te hace mejor o peor persona para educar y criar a un hijo. La discusión va mucho más allá y es mucho más compleja.

Para mí es irrelevante si un niño o niña es criado por dos hombres, por dos mujeres o por un hombre y una mujer, aquí la discusión gira alrededor de la calidad humana de las personas que deciden tener hijos, del tiempo que tienen o piensan dedicarle, del amor existente, del respeto, de las prioridades, de los valores, etc.

No está en crisis sólo el concepto de familia, sino de lo que significa lo femenino y lo masculino, de los roles que asumimos y de los modelos que ya no funcionan.