Por
Germán Ayala Osorio, comunicador social
y politólogo
Las
dificultades por las que hoy atraviesa el proceso de paz de La Habana, tienen
origen en las maneras como cada bando, sentado en la mesa, asume la
negociación. El ambiente preelectoral, las presiones que recibe el Gobierno de
los opositores y los miedos que las negociaciones generan en sectores de poder
económico, entre otras, son hechos que, sin duda, coadyuvan a que el proceso de
paz avance con lentitud. Hay mucho en juego en La Habana, de allí que aparezcan
enormes nubarrones que se ciernen sobre la mesa.
La
cúpula de las Farc se envejeció y varios de ellos están enfermos. Entre ellos,
alias Jesús Santrich, a quien una ceguera lo acompañará hasta la tumba. Se
dice, igualmente que ‘Rodrigo Granda’ y el ‘sargento Pascuas’ están en
tratamientos médicos por fuertes dolencias o enfermedades. No sabemos qué
problemas de salud tengan Iván Márquez, Marcos Calarcá y Pablo Catatumbo, entre
otros tantos. Es decir, a esta cúpula de las Farc les conviene que el proceso
de paz se mantenga en el tiempo y que ojalá haya acuerdos que les permita a
cada uno de ellos terminar de envejecer y morir con dignidad. Saben que su estancia en
Cuba les permite recomponer fuerzas y revisar su estado de salud. Igualmente, saben que sus cuerpos han
envejecido y que ya no responden a un acoso militar, como el que sufrió Alfonso
Cano y que finalmente terminó con su muerte. Alfonso Cano envejeció en la lucha
armada y murió acosado y a manos de jóvenes soldados que nunca lo vieron como
un anciano con el que pudieron haber conversado sobre el sentido de la guerra.
Esta
humana circunstancia cuenta, sin duda, a la hora de pensar en congelar,
suspender temporal o definitivamente las negociaciones en la mesa instalada en
La Habana. Esa circunstancia, sin duda, la sabe el Gobierno de Santos, de allí
que tenga alguna ventaja frente a una cúpula fariana que acusa cansancio.
La
voluntad de paz de las Farc, por lo menos de los integrantes de la cúpula que
hoy dialoga con el Gobierno en La Habana, está estrechamente ligada al
agotamiento, al cansancio y al envejecimiento de los cuerpos de quienes
dedicaron su vida a la guerra.
Una
cosa es envejecer en la legalidad y disfrutar y/o esperar una pensión con todas
las comodidades del caso (como los casos del presidente Santos y el de sus
delegados en La Habana), y otra muy distinta es ver la dolorosa metamorfosis
que sufre el cuerpo en medio de la guerra. Los guerrilleros saben eso, por lo
menos los más viejos deben reconocer que haber dedicado la vida a un proyecto
revolucionario que se hizo anacrónico y morir ejecutado en un operativo, no
puede jamás considerarse como un triunfo.
A
ese hecho humano, se suma un innegable vacío de poder que debe estar generando
entre las filas de las Farc la ausencia de los máximos cuadros dirigentes,
quienes desde Cuba intentan mantener la cohesión de una organización armada
ilegal que perdió espacios de encuentro, como los campamentos de Uribe, Meta,
para el desarrollo de actividades de reclutamiento, entrenamiento y adoctrinamiento
militar y político. Esta circunstancia permite que la unidad de mando se
resquebraje, en especial cuando hay jóvenes comandantes de frente que operan
sin mayor convencimiento ideológico y político. Y peor resulta el panorama para
la unidad de mando de las Farc, cuando el reclutamiento de menores se hace en
medio de grandes dificultades logísticas, resultantes de los fuertes y
constantes operativos de las fuerzas militares. De allí su insistencia en que
se pacte un cese bilateral del fuego.
Por
el lado del Gobierno, si bien resulta creíble su voluntad de paz, la debilitada
gobernabilidad de Santos le impide no sólo consolidar en el país un ambiente
favorable al proceso y hacia lo acordado hasta el momento, sino convocar a los
sectores sociales, económicos y políticos que hoy se oponen al proceso de paz,
a lo negociado en el primer punto de la agenda, pero especialmente, a quienes
se resisten al único mecanismo de refrendación en el que creen las Farc: la
Asamblea Nacional Constituyente.
Santos
no cuenta con la fuerza política suficiente para convocar a los industriales, a
los banqueros y a otros actores de la sociedad civil, en torno a una idea de
paz que claramente no sólo conviene a la cúpula de las Farc, sino a todo un
país que ve como se malgastan millones y millones de pesos en un gasto militar
que no parece tener límites y mucho menos controles políticos y fiscales. De
allí que haya tanta resistencia por parte de los militares activos, quienes a
través del ministro Pinzón, terminan apoyando la continuidad de la guerra, al
defender las condiciones laborales que les garantiza las exigencias de un orden
público alterado, por cuenta de la permanencia del enemigo interno.
A
la débil capacidad de convocatoria de Santos se suma, como en otros procesos,
la injerencia de los medios masivos de comunicación. El rol político y
económico de estas empresas mediáticas viene siendo clave y decisivo para los
últimos procesos de paz. En los diálogos de paz del Caguán, los medios masivos
fueron determinantes no sólo a la hora en la que Pastrana dio por terminada la
negociación y puso fin a la zona de distensión, sino durante todo el proceso de
negociación. Los medios masivos son un actor político subsidiario del poder de
los conglomerados económicos que hacen posible su existencia y presencia en los
centros de poder, es decir, en las principales ciudades del país. De allí que
el ambiente de los diálogos de paz sea cada vez más negativo y con él, se
generen los más contradictorios imaginarios colectivos alrededor del devenir de
las negociaciones.
Juegan
también del lado del gobierno, hechos y circunstancias como la proximidad de
los comicios de 2014, la reelección presidencial, las débiles instituciones
democráticas e incluso, el carácter adyacente de un conflicto armado que no
logrado penetrar las conciencias de millones de colombianos que, a pesar de su
presencia, han logrado vivir en condiciones aceptables y/o relativas de
seguridad y tranquilidad. Se suma a lo
dicho, la fuerte oposición política que aún arrastra el ex presidente Álvaro
Uribe Vélez, a pesar de ingentes esfuerzos de políticos y periodistas que
apelan a toda clase de estrategias, incluyendo los medios masivos y las redes
sociales, para enlodar su nombre, a través de las siempre dudosas actuaciones y
decisiones cuando fungió como Presidente. No olvidemos que en los más
recalcitrantes sectores de la Derecha colombiana, Uribe sigue siendo un alfil
inmejorable para dar continuidad a la guerra, sin que ello implique, claro
está, acabar de manera definitiva con las guerrillas.
Al
final queda claro que los esfuerzos de paz son cada vez más fuertes en el lado
de una cúpula de las Farc envejecida y cansada, cuyos comandantes buscan un
digno retiro después de haber dedicado sus vidas a la guerra; y queda claro,
que desde la comodidad que le da estar en el poder y de representar los
intereses de una élite y de un Establecimiento que han preferido vivir en
guerra, a ceder un ápice a las viejas pretensiones de las guerrillas, Santos
sabe que él sí tiene asegurada una vejez tranquila, logre o no logre firmar la
paz con la otoñal cúpula de las Farc.
1 comentario:
e seguido tus reflexiones, y, pienso ( luego insisto) que es hora de darle otro enfoque, otro carácter, sin abandonar lo que se viene haciendo.Las reflexiones son análisis de coyunturas, que encierran elementos empíricos, amarrados a conceptos que le dan sentido a los hechos.Son herramientas que permiten iniciar un enfoque de mayor profundidad, y, si se quiere de altura teórica.En ellas nadan, casi que a nivel subacuático, todos los componentes de la Sociedad y del Estado , sus estructura de poder, sus expresiones y medios, sus acomodos a circunstancias particulares. Es la oportunidad de sacar a flote y develar la verdadera esencia de nuestra particular Sociedad y de nuestro Estado.En algún correo anterior, creo que del 2011, te hablaba de la importancia del rigor en la definición del concepto y en la claridad de reconocer su verdadera Estructura y Función, para no dejarse confundir de funciones inesperadas. Creo, que usaba el símil de la mesa.Por eso, creo firmemente, que tienes en tus manos, mejor en tu cabeza,una oportunidad de realizar un aporte valioso en un tema básico y necesario. Es un reto y una aventura académica que puedes liderar.Te dejo la inquietud.
Saludos,
Gilberto
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