YO DIGO SÍ A LA PAZ

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miércoles, 1 de octubre de 2008

De la conciencia episomediática y otros males

Por
Germán Ayala Osorio, profesor Asociado y politólogo de la Universidad Autónoma de Occidente

Es difícil no caer en los llamados a tomar conciencia que hacen los medios cada vez que dan cuenta de hechos de violencia, especialmente cuando las víctimas de ésos hechos son los niños. Hoy, por cuenta de la absurda muerte del menor Luis Santiago, los medios nos invitan a misa, a llorar, a tomar conciencia, en un lacónico llamado a parar el baño de sangre que parece correr sin control por las calles de Chía y de Colombia entera; y como colofón del ‘dolor mediático’, aparecemos ante el mundo -y ante nosotros mismos- como lo peor de la condición humana. Un elemento más para pensar en salir corriendo del país.

Y de esa conciencia mediática salen solicitudes irresponsables para el contexto colombiano: pena de muerte o en su defecto, cadena perpetua para violadores y asesinos de menores. Y al paso del angustioso carnaval de dolor se van adhiriendo más y más colombianos, exaltados por los mensajes apocalípticos de unos medios prestos a pescar más y más puntos de rating, para cobrar más los minutos de pauta con los que venden sus espacios informativos.

Qué diría un jurista serio y responsable ante la andanada de llamadas y peticiones aupadas desde los micrófonos. Acaso existe en Colombia una política criminal coherente; y qué decir de la vergonzosa impunidad que alcanza niveles inaceptables; qué decimos de los falsos positivos, de la manipulación de las pruebas; qué decir cuando el propio Uribe Vélez irrespeta la dignidad de los jueces, diciéndoles qué hacer en unos casos; y desconociendo sus fallos, en otros. Y qué podemos pensar de los delitos de lesa humanidad que el Presidente desconoció cuando decidió extraditar a los criminales de las AUC; qué decir de la persecución sistemática a indígenas, afrocolombianas y demás minorías.

Como la mirada mediática es ahistórica, acrítica, coyuntural, episódica, maniquea y moralizante, los colombianos que dicen sí a la pena de muerte para el papá de Luis Santiago, van adquiriendo y compartiendo la ‘conciencia episomediática’, esto es, esa mirada herrumbrosa que hacen sobre los hechos, incluso, de aquellos propios de la política, la economía o del medio ambiente.

En dónde quedaron los más de 12 mil desaparecidos que hacen parte de la cuota de dolor que han aportado los paramilitares; en dónde quedan las recientes desapariciones de los jóvenes de Soacha a manos de miembros de un Ejército que se atreve a presentarlos como muertos en combate; en dónde están los niños, niñas y ancianos que han muerto por la negligencia médica de hospitales y clínicas preocupadas por llenar formas y por asegurar, antes de brindar la atención debida y oportuna, el dinero de los procedimientos quirúrgicos requeridos; en dónde están las víctimas de la violencia política como sindicalistas, periodistas y defensores de los derechos humanos; el listado es amplio…

No falta, eso sí, quien vuelva al viejo imaginario que señala que los colombianos somos violentos por naturaleza… para ellos, habrá que recordar las dos guerras mundiales, el holocausto Nazi, con el silencio cómplice de la Iglesia católica y de Pío XII; las masacres en lejanos países africanos o las muertes ordenadas por Pinochet, Turbay Ayala, Somoza, Batista y de Jean Claude Duvalier, para no salirnos de nuestro territorio americano; otro listado largo…

Casos como los de Luis Santiago, infortunadamente, seguirán apareciendo porque de la condición humana podemos esperar cualquier cosa. Desde obturar un botón y borrar del mapa a un país o un conjunto de países con una bomba atómica (¿recuerdan Nagasaki e Hiroshima?) hasta intentar salvar la vida de cualquier ser vivo, movilizando recursos y poniendo la inventiva a su servicio.

Tratar de comprender qué sucede en la mente de esos criminales que hoy varios quieren linchar, es la tarea sensata. Crecer en medio del respeto, de la tolerancia y del reconocimiento de los otros como seres con derechos y deberes, es también una tarea inaplazable. Qué responsabilidad le caben al Estado y a todas las instituciones modernas, como la Familia, pensadas y diseñadas para hacer posible la vida en sociedad, haciendo que cada ser humano entienda que debe abandonar o renunciar a la posibilidad que tiene de hacerle daño a los otros.

Quizás medios y periodistas podrían aportar a la tarea comprensiva que nos corresponde hacer de esa condición humana que por momentos se nos antoja asombrosa y fascinante, pero que en ocasiones nos resulta repugnante cuando el uso de su inteligencia nos descubre una faceta oscura, a juzgar por los proyectos y descubrimientos abyectos que esa inteligencia posibilita.

No puede ser que tanto recurso tecnológico puesto al servicio de la información quede a merced de esos criterios de noticia que, abonados de forma perversa por el sentido del espectáculo, muestren el dolor y la muerte como externalidades humanas, cuando éstas están profundamente arraigadas en lo más profundo de nuestras conciencias.

Es erróneo y errático pensar que con la llamada conciencia episomediática expuesta en las últimas horas, podemos lograr, en primer lugar y dada la aparente urgencia, conocernos y saber cómo somos. Nos llevará años y años, y eso sí, seremos testigos de más hechos violentos, con el sello de la natural estupidez humana.


Adenda: recordemos que los animales y en general el medio ambiente, son también - y han sido- víctimas de la estupidez humana; el tratamiento periodístico dado a este hecho exalta ese carácter vengador que en Colombia hemos venido alimentando de tiempo atrás, encarnado en el propio Presidente. Ese querer linchar al padre asesino hace parte, también, de esta actitud muy reconocida en paracos y guerrilleros, de tomar la justicia por sus propias manos.

Hoy jueves 02 de octubre de 2008 aparece en ELTIEMPO.COM una nota que recoge las apiniones de foristas, alrededor del tratamiento amarillista que le dieron los medios a la muerte de Luis Santiago. Cito apartes de las declaraciones de Javier Darío Restrepo:

"Javier Darío Restrepo, experto en ética y asesor de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, concluye que el periodista debe comprender que se debe hacer un periodismo para servir a los demás, no para servir a su medio y, mucho menos, a sí mismo. El periodismo de calidad no puede sacrificar los derechos que tienen las personas.

Refiriéndose a la noticia de la muerte de Luis Santiago, Restrepo afirmó: "Hace falta un criterio, un criterio personal que se debe llevar en la propia conciencia de que la información se hace en función del otro, y en este caso en función de las víctimas". "Se trata de meterse en los zapatos de la víctima y de entender, por ejemplo, que cuando una mamá pierde a su hijo no tiene por qué estar hablando, ni estar dando declaraciones, ni los medios de comunicación pueden tratar de obligarla a que hable", agregó. Por último, aseguró que la mayoría de los medios de comunicación obedecieron a la lógica comercial y no a la lógica periodística en el cubrimiento de la muerte del menor." (Tomado a las 7:32 de la mañana del 02 de octubre de 2008, de ELTIEMPO.COM).

También se recomienda la columna de opinión de Óscar Collazos, quien señala "No critico el acompañamiento que televisión, radio y prensa escrita hicieron de este caso. Desearía que, a partir de aquí, se revivieran decenas de otros casos, todavía impunes, se singularizaran las atrocidades cometidas contra niños en masacres recientes y se señalara a los autores intelectuales y materiales de esas atrocidades. Media hora diaria de televisión pellizcada a la perfumada basura de la faranduleromanía serviría para empezar esa toma de conciencia colectiva y reclamo de justicia. Esos niños desaparecidos, descuartizados y arrojados a fosas comunes o a la corriente de los ríos eran hijos de gente humilde, nacidos en pueblos y veredas perdidos en los escenarios de la guerra, hijos de padres con nombres propios, que sobreviven sin haber visto la justicia, víctimas de criminales que también tienen nombre propio y a quienes "la justicia" va a condenar como si fueran ladrones de gallinas. ¿Son acaso males menores aceptados porque se tenía como fin la "pacificación" del país? La muerte de Luis Santiago Lozano sería el punto de partida de una campaña que tendría la misma intensidad de la dedicada a su caso. Así se estarían formando memoria y ciudadanía. No es la apatía ni la indignación pasajera ante estas atrocidades la conducta que nos hará mejores y más justos. Tenemos que conocer colectivamente lo que ignoramos y nos ocultan."


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien lo llamó usted, conciencia episomediática. Nos está haciendo mucha falta la educación del hogar. Yo me pregunto ¿Cuánto hemos perdido y qué hemos ganado las mujeres al salir de nuestro hogar, a triunfar como profesionales y dejar a nuestros hijos en manos de una guardería o niñera? Y no es que quiera volver a la situación anterior, pero sí es necesario plantearnos un rol compartido para educar a nuestros hijos. Estamos carentes de valores, de amor propio, de ética. Lo que vemos hoy en día, tiene sus raíces en la educación del hogar y de la escuela.

Gracias Germán, me encantan tus escritos.



Blanca

Anónimo dijo...

Germán,

Bienvenidas tus palabras en medio de esta nueva manifestación de una realidad que no queremos aceptar y, que sabemos, nuestra desde hace mucho tiempo. Que suceso vendrá mañana? para generar tremendo noticionooon? . Veremos que si no hay algo novedoso seguiremos en la Yidispolítica?.

Jairo B.

Anónimo dijo...

SOY TU FIEL LECTORA Y QUIERO RESPONDER EN DOS NIVELES: ES UN TEXTO EMOCIONAL QUE DA PAPAYA CON DOS O TRES ERRORCITOS SUPERFLUOS Y SOLO DE FORMA, QUE SIN EMBARGO LOS CONTRADICTORES PUEDEN USAR CONTRA TUS IDEAS. ES EMOCIONAL PORQUE CON ESTE EPISODIO, SIENTE UNO QUE SE LLENA EL VASO DE LA MANIPULACIÓN. URIBE JAMÁS SABRÁ ,NI CONFESARÁ CUANTOS NIÑOS ÉL MISMO, COMO PARACO Y SUS PARAMITGOS HAN LIQUIDADO EN ESAS MÁS DE 13 MIL VÍCTIMAS QUE DENUNCIAN LAS ONG´S . ENTONCES EL PRIMER GENOCIDA DE LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS EN COLOMBIA CADA VEZ ESTÁ MÁS LEJOS DE RECIBIR UN TRATO JUSTO Y DE SER JUDICIALIZADO, PERO CADA QUE APARECE UN CRIMINAL DE BAJA ALCURNIA, POCAS RELACIONES Y ESCASA CASTA SE USA PARA SEGUIR TAPANDO LO INTAPABLE.

Y ESTE TEMA ES ESPECIALMENTE EL EJEMPLO PERFECTO DE LA ESPIRAL DEL SILENCIO, PUES VOS Y YO PODRÍAMOS SER ABUCHEADOS SI EN UNA REUNIÓN SOCIAL SALIMOS A DECIR QUE EL HECHO ES GRAVE PERO NO TANTO PARA OLVIDAR LA CANTIDAD DE HECHOS GRAVES QUE A DIARIO SE ESCRIBEN, DOCUMENTAN Y COMENTAN EN LOS MISMOS PERIODIQUILLOS DE MARRAS Y EN LOS MISMOS DESINFORMATIVOS DE TELEVISIÓN. QUE NO PASAN DE SER GOLONDRINAS NI SIQUIERA DE TODO UN VERANO SINO DE UN AMANECER. EL TEMA ESTÁ PINTADO, EL PRESIDENTE IGUAL Y LOS MEDIOS FELICES.

DIANA

Anónimo dijo...

Quizás la pena de muerte en el derecho occidental sea algo innecesario. Pero en la naturaleza la muerte es algo natural.



Enrique Ciro

Anónimo dijo...

Germán,

gracias por la reflexión. Me pareció una visión actual del funcionamiento masmediático colombiano, de elegante crítica a un gobierno que ha logrado obtener un rating que ahora llaman "popularidad" y que me recuerda el manejo de la propaganda politica nazi.

Ángela

vane camargo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
vane camargo dijo...

solo puedo hacer una serie de reflexiones de tan estructurada publicacion.

PRIMERO: ¿como puede atreverse alguien a corregir lo que otro individuo escribe, sin tener la consistencia argumentativa?

SEGUNDO: ¿Podría ser más hipócrita la actitud de los colombianos? no lo creo. ¿Para qué tanta marcha, manifestación y protesta en contra de las FARC si apenas pueden, toman las mismas medidas violentas y sádicas?, O sea ¿si tuvieran al padre del niño en frente lo ajusticiarían con sus propias manos?, o ¿es justo que cuando ven en el noticiero que un niño se ha muerto de hambre nadie culpa a Uribe V, y tienen expresiones como “hay Dios mío” y siguen comiendo tranquilamente o comprando celulares de ultima tecnología?
Ahora quien se los aguanta recogiendo firma y media para todo lo que crean que está mal, solo por sus preceptos moralistas y poco éticos, que alimentan y enseñan a los niños a ser violentos pasivamente, porque como ya todos sabemos no hay necesidad de matar físicamente a un ser humano para acabar con él.

TERCERO: si el gobierno se preocupara por sus gobernados y no solo por quienes los llevan al poder "democráticamente", estaría planeando estrategias educativas para que todos pudiéramos estudiar desde la primaria hasta el pregrado gratuitamente, con una calidad óptima y sin opresiones hacia el estudiantado, de manera que se alimenten nuestras mentes y no solo la parte física de nuestro ser que por cierto tampoco es objeto de preocupación de nuestro máximo y anti-hecatombico presidente, al que ni siquiera le importa la existencia material de sus habitantes, o acaso ¿no ha sido él, el autor intelectual de tantas masacres, solo por armar circos oportunistas capaces de esconder y evaporar sus vergonzosas verdades, culpando a sus contradictores y victimizando mediáticamente su accionar ético?; esas verdades a medias –al igual que la infamación en el país- solo vislumbran la admirable capacidad retórica del salvador -nulamente Allendico-colombiano, para el que los habitantes del territorio nacional le representamos solo cantidad –de votos- y para el que la palabra calidad -de vida, de educación, de salud, de derechos, de justicia, AMBIENTAL- no existe.

CUARTO: ¿esa conciencia vengativa realmente enseña o deja algo de fondo para que el carácter violento de algunos de nuestros compatriotas cambie? ¿Porqué Esa conciencia religiosa en la que yo señalo y juzgo para salvarme –¿de qué?- no reúne firmas para que eviten la producción de biocombustibles a partir de la caña de azúcar o del maíz, con cuyos cultivos podrían alimentar a tantos niños que se mueren de hambre no solo en el chocó y en la costa Caribe? -observando superficialmente las catastróficas consecuencias medioambientales que estos monocultivos generan, y la contaminación atmosférica de su procesamiento.
¿Por qué no reúnen firmas para que el gobierno tenga respeto con la Naturaleza y al menos nuestra madre tenga una digna defensa de sus violentados derechos por medio un ministerio dedicado exclusivamente al Medioambiente? Sería interesante hacer el ejercicio de reunir firmas para judicializar al encargado de transportar las canecas de cianuro que cayeron al río Magdalena y que pudo haber sido nefasto, y digo haber sido porque aparentemente no se ocasiono ningún derrame y ningún daño al río según el señor Uribe. ¿Por qué su preocupación Señor presidente, eran suyas esas canecas? ¿Para donde iban realmente esas canecas?- si el ecoterrorista ataque fue en el sur de bolívar tierra donde trabajan los “colaboradores del gobierno”, y fue precisamente en una zona aurífera ¿Quién esta investigado?
Me opongo totalmente a las marchas, a la recolección de firmas –a menos que sean para la defensa de los derechos de nuestra Naturaleza- y a todos los medios que hipócritamente acuden los colombianos para juzgar, violentar y asesinar pasivamente.