Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Los resultados de la consulta interna de partidos, la dinámica social vista en los escenarios habilitados para votar y las expresiones de una incipiente cultura política, son elementos que evidencian lo lejos que estamos en Colombia de consolidar un verdadero régimen democrático.
Veamos los hechos concretos resultantes, algunas prácticas nocivas para el normal ejercicio democrático de elegir y las responsabilidades que se coligen de lo sucedido este domingo 27 de septiembre en Colombia.
Las victorias de Petro en las huestes del Polo Democrático Alternativo y de Pardo en las toldas liberales, deben entenderse en el contexto de un país polarizado por la acción política de un Presidente que aprovecha muy bien la infraestructura propagandística dispuesta desde la Casa de Nariño, pero en especial, la que ha entregado, sin miramientos, la gran prensa nacional, que tomó partido, que eligió y que por lo tanto, claudicó a la tarea de vigilar, evaluar, criticar y confrontar no sólo el poder presidencial, sino al poder en todas sus manifestaciones.
Petro significará la ruptura y muerte lenta del PDA y Pardo, es la expresión máxima de un partido -y de un candidato liberal- en crisis, insepulto, sin ideas, sin un proyecto político claro que visualice diferencias profundas con el que defiende y orquesta Uribe Vélez. Junto a otros, cometerán el error de presentarse en el 2010 como una alianza contra Uribe, en lugar de proponer cambios estructurales que vayan cerrando espacio a caudillos, populistas y clientelistas como Uribe.
Son victorias pírricas las de Petro y Pardo en la medida en que el alto nivel de abstención les niega legitimidad a sus triunfos, hoy tempranamente expuestos por los medios masivos afectos a Uribe, como la oportunidad que estaban esperando la llamada Oposición y los colombianos conscientes del daño que Uribe le ha hecho al país, a la política, a la constitución y a la democracia, para enfrentarlo en 2010. Oportunidad que dejarán pasar porque no les interesa un proyecto político de largo aliento, sino alcanzar el poder para que el país continúe igual.
Resulta un equívoco insistir en una coalición contra Uribe en la medida en que los aparatos de propaganda dispuestos para favorecer al actual Presidente, se aprovechan no sólo de una exigua cultura política y de la ignorancia de unas comunidades incapaces de comprender los alcances de un estado social de derecho, sino del irrestricto apoyo que banqueros, militares y gremios de la producción le vienen brindando al actual Presidente desde 2002.
La baja cultura política y la enorme ignorancia de quienes se acercaron a las mesas a votar, sin saber de qué se trataba la convocatoria electoral, son factores que terminarán inclinando la balanza hacia quien ofrezca, en el 2010, cambiar votos por alimento, por puestos, por un carné del Sisbén, o por 50 mil pesos, como se denunció en algún momento, que ganarían quienes votaran por uno u otro precandidato presidencial, entre otras prácticas.
De la existencia de dichos factores son culpables el Estado, la escuela y la familia, que como instituciones y primeras expresiones de poder con las cuales nos topamos en nuestro largo proceso de socialización, poco han hecho para que los ciudadanos entiendan que la democracia es un asunto de todos y para todos. También son culpables los partidos y los movimientos políticos, interesados en alcanzar el poder, aprovechándose de la ignorancia de sus potenciales electores.
Se trata, sin duda, de un círculo vicioso del que siempre saldrán beneficiándose la clase política, unas cuantas familias y claro, quienes están a gusto con las circunstancias de desigualdad, pobreza, pero especialmente, las que aseguran que la ignorancia y la baja cultura política, se prolonguen en el tiempo.
Como jurado de votación (mesa 01, escuela Carlos Holmes Trujillo, barrio República de Israel), fui testigo, una vez más, de prácticas politiqueras y clientelares, ya institucionalizadas en Colombia. Fui testigo de acciones que buscaban corromper al sufragante o direccionar su decisión, por parte de veedores del movimiento MIRA y del Partido Liberal, que con permisividad de un delegado de la Registraduría presente en el lugar de votación, de algunos jurados y de los propios agentes de la Policía dispuestos para cuidar la jornada electoral, buscaron direccionar el voto de varios ciudadanos. Elevé quejas a los funcionarios, como me correspondía. Pero más allá de la acción curativa emprendida por los funcionarios, lo que queda demostrado es que mientras haya hambre, miseria, pobreza, ignorancia y maquinarias electoreras perversas y dispuestas a favorecer a un candidato o a un partido, la democracia en Colombia seguirá siendo un remedo, un chiste, una utopía.
He aquí algunos casos que logré registrar del nivel de desinformación y de ignorancia de varios ciudadanos que se acercaron a las mesas 1 y 3. Más allá de la sorpresa y la risa que genere su lectura, lo que debe quedar en la retina es que nos falta mucho en Colombia para asegurar para todos una democracia plena, legítima, y especialmente, que estamos aún lejos de considerarnos como ciudadanos políticamente responsables:
Caso 1. Señora que manifestó su deseo de votar por un señor de gafas y de barba blanca.
Caso 2. Señora que al no encontrar en el tarjetón del PDA al señor Polo, decidió no votar.
Caso 3. Señor que ante la pregunta por qué consulta deseaba votar, respondió: vengo a votar por Uribe, por el referendo.
Caso 4. Señor que se presentó a la mesa con la intención de votar por el partido conservador.
Caso 5. Señor que al leer el tarjetón del PDA, expresó: No, estos no son.
Caso 6. Señor que al recibir los tarjetones del partido liberal, preguntó qué debía hacer.
Caso 7. Señor que manifestó su deseo de votar por el partido de la U.
Caso 8. Señor que manifestó su deseo de votar por el movimiento Cambio Radical.
Caso 9. Señor que dijo que deseaba votar por el senador Galán.
Caso 10. Señor que esperaba sufragar por candidatos a la Cámara de Representantes y al Congreso Nacional.
3 comentarios:
Hola mi Guajo!
Con dolor debo decirte que tienes toda la razón. Definitivamente así es y estamos muy lejos de una verdadera democracia. La abstinencia dice mucho del gobierno de un país y también favorece a la clase dirigente para que sigan haciendo lo que les da la gana con la inmensa mayoría. La ignorancia miseria y falta de educación y cultura ciudadana tiene una precio muy alto y unos intereses muy caros.
Los casos que nombras fueron miles…todos van como ovejas al matadero.
Saludos,
Elizabeth
profesor muchas gracias, al igual que el texto del profesor Mena, mañana en mi clase utilizaré su escrito.
Adriana
PRESIDENTE URIBE…SALVE USTED LA PATRIA
Mario Germán Caicedo
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