YO DIGO SÍ A LA PAZ

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martes, 10 de mayo de 2011

LOS CRITERIOS DE NOTICICIABILIDAD EN LA PRENSA COLOMBIANA

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


Las constantes apariciones en los medios del hoy ex presidente Uribe obedecen, como en otros casos, a factores periodísticos y a decisiones editoriales que hacen visible la necesidad de repensar los criterios de noticiabilidad con los cuales el periodismo colombiano mira los hechos y los eleva al estatus de noticia.

De igual manera, exhiben el carácter sumiso y obediente de medios y periodistas que al sufrir presiones, malos tratos y recibir respuestas a medias durante ocho años, aún ven con admiración y respeto a Uribe y anhelan que hable y vocifere para convertir sus opiniones en noticia y por esa vía, minimizar el impacto de las decisiones judiciales que poco a poco vienen develando sus monstruosas actuaciones en la Presidencia.

Parte del asunto está en insistir y en responder algunas, varias o todas las cinco preguntas clásicas sobre las cuales se sostiene el periodismo noticioso y que hacen visibles los discutibles criterios de noticia. El qué y el quién, para el caso de las opiniones de Uribe, son preguntas que de manera inercial los periodistas buscan responder, sin evaluar realmente la pertinencia de lo expresado y menos aún, revisar críticamente las actuaciones pasadas de quien emite la opinión.

Para el caso de Uribe, las chuzadas a periodistas, las maneras irrespetuosas como trató a la prensa en Colombia y en general, la manera equivocada como agenció los intereses y objetivos del Estado durante ocho años, deberían de ser suficientes pruebas y razones para no continuar sirviéndole de caja de resonancia a sus expresiones, comentarios y opiniones sobre asuntos públicos.

Incapaces de reflexionar sobre el oficio, propietarios de medios, editores y periodistas exigen, proponen, insisten y aplican unos criterios de noticiabilidad con los cuales no sólo se legitima el poder y sus formas tradicionales de expresión, sino que confirman el carácter amanuense de una prensa formada para obedecer y no para controlar al poder.

Aquellos que gobernaron a Colombia en el pasado y hayan cometido errores garrafales, e incluso, aupado la comisión de delitos de lesa humanidad, así como actos de corrupción y clientelismo y socavado la institucionalidad, no deberían de tener cabida en los medios masivos y menos aún, reproducir sus opiniones en primeras páginas sin un mínimo análisis sobre el lugar desde el cual habla, por ejemplo, un ex presidente.

Pocos medios y periodistas han tomado hoy distancia del ex presidente. No se trata, claro está, de una postura coherente, pues durante los ochos años de gobierno se hincaron ante el poder presidencial y le sirvieron como ruedas de transmisión a sus intereses personales con los cuales manejó el Estado colombiano. Pero de igual forma, caen en la trampa de recoger, sin mayor análisis, las opiniones de quien se siente incómodo e impotente ante las decisiones políticas y jurídicas tomadas o apoyadas por el actual gobierno de Colombia.

Por ello hay que insistir en que el periodismo modifique sustancialmente sus rutinas de producción. Como oficio y por el poder de penetración que tiene, la prensa en Colombia debería de revisar muy bien sus criterios de noticiabilidad, en aras de darle un drástico cambio a las maneras como los medios vienen informando.

Y aquí es clave el papel crítico que puedan jugar las audiencias. Pero la realidad es que en Colombia hay audiencias históricamente desinformadas y adormecidas no sólo por los propios medios masivos que hoy (des)informan, sino por un oferta cultural televisiva que empobrece la capacidad de razonar, legitimando marcos mentales propios del siglo XIX. Para profundizar la democracia se requiere de un ejercicio responsable e inteligente de la prensa y para ello se requiere que ella revise sus propios criterios y rutinas para poder formar audiencias críticas, ciudadanos con claridades meridianas en torno a la política y alrededor de su papel en la construcción de una nación y de un Estado diferentes.

La verdad es que poco se puede esperar, pues el régimen de producción de noticias y de valores a través de la prensa está montado sobre los intereses de un sistema capitalista que justo lo que busca es que haya ciudadanos clientes obedientes e incapaces de discernir sobre asuntos públicos. Y la prensa colombiana ha cumplido muy bien con la tarea que el gran capital le puso de tiempo atrás.


Hay que apostarle al periodismo independiente y a medios alternativos de información y de generación de opinión pública, porque de las empresas mediáticas no se puede esperar mucho.

Nota: esta columna fue publicada en el portal Aula & Asfalto, del programa de periodismo de la Universidad Central de Bogotá, edición 228, de mayo 13 de 2011: http://www.aulayasfalto.e-pol.com.ar/

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Germán, varios comentarios sueltos sobre tu última reflexión:
No estoy seguro si lo de Uribe responde a intereses personales; es claro que existe mucha subjetividad en sus posturas pero eso es otro cuento.
Hoy en día los medios masivos de comunicación no están estructurados para informar la verdad, por el contrario, desinforman. Están para consolidar interese particulares. Por eso no les podemos pedir demasiado.
Otra cosa es el periodismo independiente, que debemos ayudar a construir. Por ejemplo Holman Morris está pidiendo una modica ayuda de cinco dolares para garantizar la existencia de su programa por un año más. El periodismo uiversitario debe entrar en la linea de la independencia, es dificil pero debemos luchar por ello. Los nuevos actores sociales deben construir sus propias fuentes de información y de debate.
Saludos,
Gilberto

Anónimo dijo...

Hola Uribito:



¡Em horabuena reflexiones de este tipo que deberían realizarse en el seno de las facultades de comunicación social!



Luisf.

Anónimo dijo...

Pues lo que dices en la reflexión, que la prensa en vez de tener el poder, obedece y se humilla ante el poder.



Saludos

Catalina

Anónimo dijo...

opinamos que la prensa ha sido desde hace mucho tiempo formacion intelectual de las mentes medias y fomenta el espacio de opinion. pero no se debe perder el horizonte de esta, cultivando el amarillismo el cual nos arrastra a desarrollar unos criterios de opinion mas bien desaforados y apartados de la realidad de nuestro pais.

fj vaca
jh morales