YO DIGO SÍ A LA PAZ

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martes, 20 de septiembre de 2011

REELEGIR A SANTOS: VUELVE Y JUEGA EL ERROR

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


De manera temprana los áulicos de siempre, los mismos que se hincaron ante Uribe durante sus dos administraciones y los que promovieron su reelección, ya empezaron a poner en la agenda nacional la reelección de Juan Manuel Santos Calderón.

Apenas el país está medio comprendiendo el daño inmenso que le hizo a la democracia, al Estado social de derecho y a la institucionalidad la reelección de Uribe Vélez y ya estamos pensando en reelegir a un Presidente que en un año de gobierno poco a hecho para revertir tanto los errores cometidos por su antecesor, como los que arrastra históricamente el régimen político actual.

No sólo es poco seria la propuesta, sino irresponsable en la medida en que los 12 meses al frente del Estado, Santos apenas si está conociendo cómo mejorar en algo la imagen negativa que dejó el gobierno anterior. Es decir, su trabajo consiste en maquillar la imagen de unas instituciones débiles y de una institucionalidad frágil, y no está pensada su labor como Presidente para cambiar lo que históricamente arrastra problemas no sólo de legitimidad, sino de viabilidad: el Estado-nación colombiano.

Es claro que Santos no está para enfrentar los graves problemas de inequidad del país, pues está en camino de insistir en un modelo económico que cada día concentra más la riqueza en pocas manos y de una idea de desarrollo extractivo que dejará graves efectos ambientales por el arranque de la locomotora minera.

Debería el Presidente de evaluar de verdad si de verdad vale la pena someter al país y someterse él a semejante desgaste. Es claro que en ocho años de Uribe la corrupción alcanzó niveles insospechados. Y lo más probable es que en una eventual extensión del periodo del actual gobierno, las prácticas corruptas, entronizadas en los servidores públicos, así como en las relaciones entre el Estado, los partidos políticos y actores de la sociedad civil, florezcan y nuevamente haya una desilusión en los colombianos que aún confían en que un Presidente como Santos puede cambiar radicalmente las realidades de un país como Colombia.

Pero estamos claros en que a Santos le seduce la posibilidad de estar dos periodos sentado en el Solio de Bolívar, pues no sólo se ha preparado para gobernar (ahora, ello no es garantía de que lo vaya a ser bien), sino para perpetuar las condiciones, las circunstancias y a los actores de poder que han permitido concebir un tipo de orden como el que hoy que tenemos en Colombia: ilegítimo, incapaz y precario.

Si el talante de Santos permitiera imaginar y pensar que tiene un proyecto de país con el que va a buscar modificar sustancialmente los graves problemas de inequidad que genera el actual modelo político y económico, bienvenida la reelección. Pero sabemos ya que su propuesta de gobierno está fundada en la profundización de las prácticas de un desarrollo extractivo por demás insostenible, así como en la ampliación de las garantías al Mercado y a su mano invisible y en el mantenimiento de los privilegios para los grandes ricos de Colombia.

Así las cosas, pensar en una reelección lo llevará a actuar de la misma manera que actuó Uribe Vélez cuando fungió como Presidente-candidato. Esto es, comprando votos y conciencias y entregándole todo tipo de prebendas y ofreciendo contratos a los congresistas, a empresarios y a todos los factores y actores de poder interesados en mantener por otro periodo sus intereses, en contravía del interés general.

En el Plan de Desarrollo se lee lo siguiente: “… el objetivo es establecer un gobierno de Tercera Vía que se resume en un principio fundamental: el mercado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea necesario”.

Esta frase resulta lapidaria para quienes desde diversos ámbitos y sectores venimos insistiendo en que lo que hemos tenido en Colombia es un Estado privatizado, preparado para garantizar intereses de sectores privilegiados y poderosos, apelando, cuando ha sido necesario, a la violencia. No es cuestión de esperar a que pasen dos años más de gobierno para empezar a decirle no a la reelección de Santos. Es suficiente con leer su propuesta de Plan de Desarrollo, su origen de clase, pero por sobre todo, su historial en la función pública, pues como Noemí Sanín, ha servido a gobiernos liberales y conservadores, lo que indica que viene preparándose y vaya si lo está, para perpetuar las condiciones de un Estado débil, precario, irresponsable, penetrado por el paramilitarismo y el narcotráfico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ola profe espero que este bien, definitivamente de acuerdo con su artículo

NO estoy de acuerdo con la reelección de Santos, el país necesita oxigenarse cada tanto para no caer en círculos viciosos y considero de si bien 4 años se pasan volando, es el tiempo suficiente para q una persona gobierne. A lo mejor le estamos quitando la oportunidad a otro gobernante q nos pueda sacar de la crisis en la cual ha estado este pais desde hace tanto tiempo.

Saludos,

Anjelica