En el contexto de las marchas del renaciente movimiento estudiantil, Francisco Santos, ex vicepresidente de Uribe Vélez, crítico de su primo hermano, el Presidente Santos, salió a decir, en tono vociferante: “… que qué va a pasar de los estudiantes। Le soy sincero, yo creo que aquí llegó el momento de decirles a los estudiantes y a todos los que quieren tomarse las vías, decirles, ustedes protestan por fuera y se van enfrentarse durísimo con el brazo de represión legal del Estado, aquí hace falta innovar, como dijo la… alcaldeza de Bogotá, con armas no letales como esas que les ponen, les meten voltios a los muchachos, el muchacho cae, se lo llevan arrestado por interferir con una vía pública…La ley de orden público y la ley de seguridad ciudadana permite esas cosas, ¿cuándo la va a estrenar el gobierno? mucho me temo que viven dormidos en los laureles, viven dormidos en la poca crítica que existe por lo menos en la prensa bogotana, y que… mientras tanto el país poco a poco se incendia, el país poco le mide el pulso a un Presidente que no le gusta enfrentar”1
El locuaz periodista y anodino político, exhibe el discurso con el que el gobierno de Uribe, del que él participó y que aún defiende a dentelladas, intimidó a la prensa y a la sociedad colombiana, con el mismo discurso que justificó las ‘chuzadas’ del DAS, ordenadas desde la Casa de Nariño.
Ese tipo de discursos lo exhiben los incapaces, los fascistas, los autoritarios, los abusivos, los dictadores, opresores, mandones y matones. Seguramente este parlanchín mediático se acostumbró, en los ochos años de Uribe, a ordenar, desde una escasa legitimidad estatal, este tipo de acciones en contra de detractores, críticos y librepensadores, estudiantes, magistrados, periodistas y todo aquel que hiciera uso de herramientas y espacios democráticos.
Aunque se retractó, este insustancial personaje de la vida política y del periodismo colombiano, demostró el pobre talante democrático que le cabe en su confundida y turbada cabeza. Con un discurso primario, propio de fachendosos, petulantes y soberbios, Santos apareció en la escena política con ese carácter tan propio de comandantes y simpatizantes de los grupos paramilitares. No estamos ante un simple error o un lapsus. No. Por supuesto que no. Estamos ante la evidencia de un pensamiento que criminaliza la protesta, la defensa de los derechos humanos y los derechos mismos, así como lo público y la democracia. Ese pensamiento de este banal periodista está anclado en la tradición violenta de un Estado, que aupado por miembros de encopetadas élites, cree que con la represión se hace más legítimo.
Creo que Santos incita a la violencia, y lo hace, porque su discurso puede ser recibido y atendido como una orden por obedientes, obcecados y tozudos policías que pueden, en algún momento, seguir, a pie juntillas, la ‘recomendación’ de un ex vicepresidente de la República.
Al final, sólo resta decir: Francisco Santos, D.A.S vergüenza.
Adenda: estoy seguro de que al señor Santos lo obligaron a retractarse. Espero que hayan sido las directivas de RCN. De todas maneras, creo que el ejercicio periodístico en esa casa mediática no sólo está en riesgo, sino que está en entredicho, al mantener a un periodista de este talante.
1.Tomado de http://www.youtube.com/watch?v=GkyEFlRPsL4
1 comentario:
La diatriba del bobo Santos es el coletazo de un pobre periodista sin trascendencia que muestra en su hja de vida política el haber sido un segundón de Uribe sin talento ni autoridad.Un pobre mandadero.Qué más se podía esperar de él ?Las disculpas por sugerencia del patrón...
Rodrigo
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