Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
¿Qué hay detrás de la propuesta de reforma a la ley de educación, propuesta por el gobierno de Juan Manuel Santos Calderón? Intentaré dar respuesta a este interrogante.
La polémica propuesta hay que ponerla en el contexto de un proceso de globalización corporativa en el que los derechos humanos y las obligaciones de los Estados nacionales, poco a poco, se van convirtiendo en bienes de uso y de intercambio, agenciados, por supuesto, por una creciente iniciativa privada, en detrimento de la esfera estatal.
Más claro aún. El Estado debe hacerse pequeño, reducirse y dejar de ocuparse de asuntos estratégicos como la educación, la salud y la seguridad, entre otros, para que éstos pasen a ser considerados como servicios, prestados por empresas, nacionales e internacionales, interesadas en invertir en el país, para sostener, claro está, el sistema capitalista y el modelo neoliberal y garantizar la circulación libre y sin control, del capital, sin importar su origen.
Cuando un derecho es visto o se le da el carácter de servicio, de inmediato despoja al Estado de la responsabilidad política que le cabe no sólo en cuanto a la prestación directa a través de las entidades estatales dispuestas para ello, sino a través de las licencias que le entrega a empresas privadas a las que sólo les interesa enriquecerse, o para el caso de la educación, formar profesionales, técnicos y tecnólogos realmente útiles, funciones al sistema, es decir, ciudadanos obedientes, ejecutores, sin iniciativa, poco críticos y dispuestos a someterse a la precarización laboral, objetivo clave para los inversionistas privados.
De igual forma, cuando un derecho se piensa como servicio, de inmediato adquiere el carácter de mercancía, que claro está, necesita de un mercado sólido y competitivo. Y en un mercado competido, las mercancías a buen precio, suelen tener una mayor aceptación, por cuanto quien compra o adquiere el servicio, lo hace desde sus posibilidades económicas, por la vía de los ingresos.
El Estado colombiano, a través del gobierno neoliberal de Santos, lo que busca es garantizar la inversión extranjera, siguiendo la línea de Uribe Vélez, especialmente aquella interesada en invertir en el ámbito de la educación, sector jugoso y atractivo, puesto que con ella y a través de ella, millones de colombianos sueñan con un mejor bienestar, a través de la idea de ascenso social y económico.
Entonces, la reforma educativa planteada lo que pretende es poner al Estado, al país y a la nación, a tono con las demandas y exigencias de una globalización corporativa que exige mano de obra barata, poco calificada, así como profesionales empobrecidos no sólo en su formación, sino en las condiciones que encontrarán al salir a buscar empleo o generarlo, en el mejor de los casos, pues deberán preocuparse por pagar la deuda que adquirieron con los bancos, recursos con los cuales financiaron su educación.
Así las cosas, lo que se está jugando de fondo no es simplemente una reforma más, sino que lo que se está proponiendo es la profundización del modelo neoliberal, lo que implica reducir el Estado, minimizarlo y obligándolo a que entregue sus responsabilidades modernas, a empresas privadas.
Otro asunto clave tiene que ver con la baja formación humanística que se viene promoviendo y asegurando en distintos ámbitos de la actividad educativa, como la propia investigación.
Las ciencias sociales y humanas vienen perdiendo terreno frente a la tecnocracia, puesto que las primeras son consideradas como áreas que no generan recursos y que poco aportan al crecimiento económico del país. Al fortalecerse la tecnocracia, la formación de técnicos y tecnólogos aumentará, asegurando por esa vía la precarización laboral y un mejor control ideológico y político, puesto que en estas áreas de capacitación, la formación humanística, en derechos y aquello que podemos llamar concientización social, está ausente de los currículos.
Lo que necesitan el sistema capitalista y el modelo neoliberal son trabajadores obedientes, que no ofrezcan resistencia alguna desde lo ideológico y lo político. La educación, así planteada, lo que busca formar es mano de obra controlable y manipulable.
El resultado que dejará este tipo de educación es claro: ciudadanos endeudados con el sistema financiero, controlados, ideológica y políticamente, a través de una industria cultural, con medios informativos y la publicidad al servicio del gran capital, y sujetos a condiciones laborales precarias. Ese es el panorama que nos espera con la propuesta de reforma educativa del gobierno de Santos.
Adenda: Al inicio de la tarde del 09 de noviembre y previo al paro programado y anunciado por los estudiantes, el gobierno de Santos anunciaba el retiro de la iniciativa, sujeta a que no se diera el paro, a realizarse en la ciudad de Bogotá. El titular de EL TIEMPO.COM es claro: Si estudiantes levantan paro, reforma educativa será retirada: Santos (sic). En un país serio, y ante los hechos acaecidos, la ministra debe caerse.
¿Qué hay detrás de la propuesta de reforma a la ley de educación, propuesta por el gobierno de Juan Manuel Santos Calderón? Intentaré dar respuesta a este interrogante.
La polémica propuesta hay que ponerla en el contexto de un proceso de globalización corporativa en el que los derechos humanos y las obligaciones de los Estados nacionales, poco a poco, se van convirtiendo en bienes de uso y de intercambio, agenciados, por supuesto, por una creciente iniciativa privada, en detrimento de la esfera estatal.
Más claro aún. El Estado debe hacerse pequeño, reducirse y dejar de ocuparse de asuntos estratégicos como la educación, la salud y la seguridad, entre otros, para que éstos pasen a ser considerados como servicios, prestados por empresas, nacionales e internacionales, interesadas en invertir en el país, para sostener, claro está, el sistema capitalista y el modelo neoliberal y garantizar la circulación libre y sin control, del capital, sin importar su origen.
Cuando un derecho es visto o se le da el carácter de servicio, de inmediato despoja al Estado de la responsabilidad política que le cabe no sólo en cuanto a la prestación directa a través de las entidades estatales dispuestas para ello, sino a través de las licencias que le entrega a empresas privadas a las que sólo les interesa enriquecerse, o para el caso de la educación, formar profesionales, técnicos y tecnólogos realmente útiles, funciones al sistema, es decir, ciudadanos obedientes, ejecutores, sin iniciativa, poco críticos y dispuestos a someterse a la precarización laboral, objetivo clave para los inversionistas privados.
De igual forma, cuando un derecho se piensa como servicio, de inmediato adquiere el carácter de mercancía, que claro está, necesita de un mercado sólido y competitivo. Y en un mercado competido, las mercancías a buen precio, suelen tener una mayor aceptación, por cuanto quien compra o adquiere el servicio, lo hace desde sus posibilidades económicas, por la vía de los ingresos.
El Estado colombiano, a través del gobierno neoliberal de Santos, lo que busca es garantizar la inversión extranjera, siguiendo la línea de Uribe Vélez, especialmente aquella interesada en invertir en el ámbito de la educación, sector jugoso y atractivo, puesto que con ella y a través de ella, millones de colombianos sueñan con un mejor bienestar, a través de la idea de ascenso social y económico.
Entonces, la reforma educativa planteada lo que pretende es poner al Estado, al país y a la nación, a tono con las demandas y exigencias de una globalización corporativa que exige mano de obra barata, poco calificada, así como profesionales empobrecidos no sólo en su formación, sino en las condiciones que encontrarán al salir a buscar empleo o generarlo, en el mejor de los casos, pues deberán preocuparse por pagar la deuda que adquirieron con los bancos, recursos con los cuales financiaron su educación.
Así las cosas, lo que se está jugando de fondo no es simplemente una reforma más, sino que lo que se está proponiendo es la profundización del modelo neoliberal, lo que implica reducir el Estado, minimizarlo y obligándolo a que entregue sus responsabilidades modernas, a empresas privadas.
Otro asunto clave tiene que ver con la baja formación humanística que se viene promoviendo y asegurando en distintos ámbitos de la actividad educativa, como la propia investigación.
Las ciencias sociales y humanas vienen perdiendo terreno frente a la tecnocracia, puesto que las primeras son consideradas como áreas que no generan recursos y que poco aportan al crecimiento económico del país. Al fortalecerse la tecnocracia, la formación de técnicos y tecnólogos aumentará, asegurando por esa vía la precarización laboral y un mejor control ideológico y político, puesto que en estas áreas de capacitación, la formación humanística, en derechos y aquello que podemos llamar concientización social, está ausente de los currículos.
Lo que necesitan el sistema capitalista y el modelo neoliberal son trabajadores obedientes, que no ofrezcan resistencia alguna desde lo ideológico y lo político. La educación, así planteada, lo que busca formar es mano de obra controlable y manipulable.
El resultado que dejará este tipo de educación es claro: ciudadanos endeudados con el sistema financiero, controlados, ideológica y políticamente, a través de una industria cultural, con medios informativos y la publicidad al servicio del gran capital, y sujetos a condiciones laborales precarias. Ese es el panorama que nos espera con la propuesta de reforma educativa del gobierno de Santos.
Adenda: Al inicio de la tarde del 09 de noviembre y previo al paro programado y anunciado por los estudiantes, el gobierno de Santos anunciaba el retiro de la iniciativa, sujeta a que no se diera el paro, a realizarse en la ciudad de Bogotá. El titular de EL TIEMPO.COM es claro: Si estudiantes levantan paro, reforma educativa será retirada: Santos (sic). En un país serio, y ante los hechos acaecidos, la ministra debe caerse.
Nota: publicada en el portal Aula y Asfalto de la Universidad Central, http://www.aulayasfalto.e-pol.com.ar/, edición 245 de 11/11/2011.
3 comentarios:
German, la reforma educativa trae consigo más deserción estudiantil, más violencia, más pobreza. ¿Que se espera de las próximas generaciones de jóvenes? la reforma educativa trae consigo más deserción estudiantil, violencia, pobreza.
Diego
Estimado German
Excelente tu síntesis de los motivos del paro. La marcha de mañana no tiene reversa a pesar de los intentos de Santos. Ya Envié esta reflexión a Univalle
Cordialmente
Julio
Hola uribito:
¡Buena tarde!
Ya se vieron los resultados de la organización estudiantil seria que, en mi concepto, cada día se parece más a la gesta que emergió de la Reforma Universitaria de Córdoba de 1968.
LuisF.
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