YO DIGO SÍ A LA PAZ

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jueves, 6 de octubre de 2016

EL TODO VALE SIGUE INTACTO

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

Revuelo en redes sociales causó apartes de la entrevista que Juan Carlos Vélez, gerente de la campaña por el NO, dio al diario La República. La agitación social de lo expresado por este escudero del latifundista y ganadero, Álvaro Uribe Vélez, pone de presente que el TODO VALE, como principio orientador del proyecto ético-político de Uribe y del autodenominado uribismo, sigue en pie, intacto, incólume y campante. Es decir, el ethos mafioso continúa siendo el faro que guía e ilumina a la clase política colombiana, en especial a los miembros del Centro Democrático (CD).

Leamos algunos apartes de lo dicho por Vélez: “Descubrimos el poder viral de las redes sociales. Por ejemplo, en una visita a Apartadó, Antioquia, un concejal me pasó una imagen de Santos y ‘Timochenko’ con un mensaje de por qué se le iba a dar dinero a los guerrilleros si el país estaba en la olla. Yo la publiqué en mi Facebook y al sábado pasado tenía 130.000 compartidos con  un alcance de seis millones de personas.
Hicimos una etapa inicial de reactivar toda la estructura del Centro Democrático en las regiones repartiendo volantes en las ciudades. Unos estrategas de Panamá y Brasil nos dijeron que la estrategia  era dejar de explicar los acuerdos para centrar el mensaje en la indignación. En emisoras de estratos medios y altos nos basamos en la no impunidad, la elegibilidad y la reforma tributaria, mientras en las emisoras de estratos bajos nos enfocamos en subsidios. En cuanto al segmento en cada región utilizamos sus respectivos acentos.  En la Costa individualizamos  el mensaje de que nos íbamos a convertir en Venezuela.  Y aquí el No ganó sin pagar un peso. En ocho municipios del Cauca pasamos propaganda  por radio la noche del sábado centrada en víctimas”[1].
Es claro que los integrantes del Centro Democrático le apostaron al engaño, al artificio, a la treta y a la artimaña, para confundir a unas audiencias empobrecidas ética y culturalmente. Pescaron en ese río revuelto que es nuestra democracia, en el  que conviven, en sus turbias aguas, la ignorancia, la poca capacidad de lectura y análisis, la estupidez, la inconciencia y la baja cultura política.

Así entonces, se configura el engaño al electorado que no creyó en la campaña que promovía el SÍ y que se dejó llevar por las tergiversaciones que hicieron del contenido del Acuerdo Final tanto el senador Uribe, como el resto de los integrantes del Centro Democrático. Por ejemplo, el ex presidente y montaraz ganadero[2] dijo en las redes sociales que la “propiedad privada se ponía en riesgo en el Acuerdo Final”.

La misma estrategia de ocultar, de engañar y de no responder preguntas, les funcionó en los ocho años de mandato de Uribe Vélez. Recordemos cuando dijo a sus congresistas que votaran mientras no estuvieran en la cárcel[3]. Eso sí, en aquellos momentos lo lograron gracias al apoyo de los noticieros privados RCN y Caracol, y en general de la gran prensa bogotana que lo convirtió en un fenómeno mediático, hasta convertirlo en el Mesías que iba a acabar con el único problema del país: lafar[4].

Para la campaña en contra de la refrendación del Acuerdo Final, Uribe contó con el apoyo denodado del Noticiero RCN, y por supuesto, con la ignorancia de cientos de miles de colombianos que aún lo ven como “el mejor presidente de Colombia”; igualmente, supo explotar el odio y la animadversión que otros tantos cientos de miles de colombianos sienten hacia las Farc. Así entonces, la treta les funcionó porque hay circunstancias contextuales que les ayudaron y porque el TODO VALE logró inocularlo Uribe[5] en las prácticas políticas, sociales y económicas  de millones de colombianos. Ese es, quizás, el mayor legado que le dejó a Colombia  sus ocho años de administración.

Eso sí, la reacción del senador antioqueño no se hizo esperar. El propietario del Centro Democrático de inmediato desautorizó a su escudero, Juan Carlos Vélez, a través de un comunicado. 

En algunos apartes se lee lo siguiente: El partido Centro Democrático desautoriza las declaraciones del doctor Juan Carlos Vélez sobre la estrategia de publicidad de la campaña del No. La estrategia de publicidad se basó en argumentos: dar a conocer a los colombianos los contenidos de lo firmado en La Habana, lo que sucedería si se aprobaba el Plebiscito y el mensaje de la necesidad de corregir los acuerdos”.
Sobre los supuestos asesores extranjeros, de los que Vélez Uribe dice que solo dieron consejos, el partido aclaró que no hubo ningún tipo de contrato. Sin embargo, resulta necesario que se explique si está registrado en los libros de gastos de campaña.  El comunicado agrega que “tanto los voceros del Partido como todos los congresistas y corporados desarrollaron una estrategia de comunicación directa con los colombianos, explicando razonadamente las implicaciones de los acuerdos de La Habana[6].

Al final, no solo queda clara la permanencia incólume del TODO VALE, sino la débil respuesta de una sociedad civil que parece compartir, en lo público y en lo privado, ese innoble principio ético. Y peor aún resulta la consolidación del TODO VALE, cuando varios medios de comunicación y periodistas sirvieron de caja de resonancia a las mentiras y tergiversaciones de Ordóñez Maldonado, y de miembros del Centro Democrático, como el propio Juan Carlos Vélez, incluyendo, por supuesto, a su líder, Álvaro Uribe Vélez. Es decir, se dañó la sal. Y el ethos mafioso sigue intacto.

Nota: en diciembre de 2016, el Consejo de Estado se manifestó en torno a la sucia campaña adelantada por el CD, Uribe y Juan Carlos Vélez: http://www.semana.com/nacion/articulo/consejo-de-estado-reconoce-que-hubo-engano-generalizado-en-campana-del-no-al-plebiscito/510010




Imagen tomada de Semana.com


[2] En la red tuiter se lee: "Sin el incentivo de la propiedad privada se forman estados aperezados, en la cual de nada sirve le educación y la medicina" Álvaro Uribe”.

[4] Léase las Farc, pero por los problemas de dicción del ex presidente, el país se acostumbró a escucharlo decir lafar.

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