YO DIGO SÍ A LA PAZ

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jueves, 10 de mayo de 2012

CARTA DE UN PROFESOR, AL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE CALDAS

Por considerar de gran valor político y pedagógico, y sin el permiso del profesor que escribe la misiva, publico en mi blog la carta que envió el docente Carlos Eduardo Rojas Rojas, al rector de la Universidad de Caldas, Ricardo Gómez Giraldo. La epístola llegó a mi correo.

Manizales, 9 de mayo de 2012


Doctor:
RICARDO GÓMEZ GIRALDO
Universidad de Caldas


Notará usted que no me dirijo a usted como rector de la Universidad de Caldas, sus declaraciones, que escuché esta mañana en una emisora de radio, me impiden reconocer que usted ostente tal dignidad.

Esta mañana le escuché decir que la estudiante Alexandra Vivas Medina, cuyo cadáver fue encontrado el pasado lunes en una habitación de las Residencias Masculinas Gabriel Soto Bayona, estaba donde no le correspondía, que este hecho era inexplicable y que sobre el mismo no se iba a hablar.

Cuando afirma que la estudiante estaba en un sitio que no le correspondía (las residencias masculinas) usted no sólo pone en duda la integridad moral de la víctima y propicia que se exculpe de este modo la responsabilidad de la persona que le causó la muerte, sino que además se erige usted como autoridad para indicar dónde deben estar las mujeres, en consecuencia, los hombres, y que podemos hacer o no en determinados sitios.

Por estas razones usted ha perdido ante mis ojos la autoridad y dignidad que el cargo de rector exige, por eso no me dirijo a usted en dicha condición.

Este hecho si tiene explicaciones, pero no son las que usted insinúa: que la joven Alexandra Vivas Medina estaba en el lugar equivocado. A mi juicio, y será asunto que espero encontrar el momento de exponerlo más detenidamente, este terrible hecho es la evidencia del fracaso de su propuesta pedagógica que viene implementando desde el comienzo mismo de su gestión.

Tal propuesta pedagógica es la de considerar a los estudiantes, los docentes y los integrantes de la comunidad universitaria como potenciales delincuentes, terroristas o personas de mala fe, en últimas, personas en las que no se puede confiar y de las que nada bueno se puede esperar.

Me atengo a sus acciones: quiso convertir la rectoría en un búnker, permitió el ingreso de la tropa a la universidad, llevó a estudiantes que expresaban sus ideas en las paredes ante los tribunales penales, convirtió a la Universidad en una prisión a la que se ingresa si se muestra la boleta de entrada y previa requisa, delegó en la vigilancia privada la formación de la conviviencia universitaria, en últimas, su propuesta pedagógica fue: vigilar y castigar. Este es uno de los factores explicativos de los terribles hechos que hoy lamentamos.

Por estas razones usted ha perdido ante mis ojos la autoridad y dignidad que el cargo de rector exige, por eso no me dirijo a usted en dicha condición.

Claro está que usted no es el único responsable, los docentes también tenemos nuestra responsabilidad: dejamos que el sistema de vigilancia tomara en sus manos nuestra obligación cual es la formación de las personas, en primer lugar, de los estudiantes.

Una muestra más de la desconfianza con la que usted ha visto y tratado a docentes y estudiantes es su solicitud de que no se hable bajo el pretexto de que los integrantes de la comunidad universitaria no somos lo suficientemente responsables para tratar este u otros temas. Ya lo había hecho antes, en la visita de los pares externos con ocasión del proceso de acreditación institucional.

Yerra usted de nuevo: la universidad es el espacio de la palabra, la universidad es el espacio para la discusión, la universidad es el espacio de la libertad, la universidad es el espacio del reconocimiento de la dignidad humana. Además, dejar de hablar o acallar es el verdadero problema, la ley del silencio, no conduce más que al irrespeto a las personas, a su dignidad.

Por estas razones usted ha perdido ante mis ojos la autoridad y dignidad que el cargo de rector exige, por eso no me dirijo a usted en dicha condición.

Permítame compartir con usted esta inquietud: hace un tiempo, cuando los estudiantes pintaban las paredes de la universidad, una de sus funcionarias inició un profuso debate por medio del correo electrónico cuando manifestó: ¡están destruyendo la universidad! Se refería a las paredes pintadas. Hoy una persona, una estudiante, fue encontrada sin vida en la universidad, al parecer el responsable es otro estudiante de nuestra universidad y, sin embargo, esto no ha generado tal profusión de correos, es más, la noticia ha sido retirada de la página web de la institución.

Hoy ¡nuestra universidad está destruida! Nos corresponde encontrar como reconstruirla.

Permítame confirmarle lo que ya el servicio de seguridad le habrá informado: hace unos minutos me dirigí al edificio de las residencias masculinas Gabriel Soto Bayona, lo hice en compañía de estudiantes de Sociología con algunos de los cuales habíamos estado hablando de este drama en mi curso de Métodos Cualitativos en Sociología I.

Nuestro propósito era retomar las palabras de los familiares de Alexandra Vivas Medina y expresar que las residencias masculinas son un lugar de vida, que a dichas residencias pueden y están en todo su derecho de ingresar las mujeres, que los hombres nos comprometemos a respetarlas porque así nos respetamos nosotros mismos, que nos comprometemos a cuidar de su integridad tal y como cuidamos de la nuestra.

Logramos nuestro propósito: a las residencias masculinas Gabriel Soto Bayona ingresaron mujeres, ingresamos hombres que no vivimos allí. De acuerdo con sus declaraciones, estábamos todos en el lugar equivocado. Dejo constancia que el único responsable de estos hechos soy yo, Carlos Eduardo Rojas Rojas, y que si por ello va a ordenar alguna sanción o investigación disciplinaria, el único responsable, insisto, soy yo. De lo mismo dejo constancia pública para que no se judicialice por parte de la Fiscalía General de la Nación a los estudiantes de las citadas residencias que nos permitieron ingresar.

A los pocos minutos, las compañeras y los compañeros que ingresamos y que desconocimos su mandato nos retiramos, ninguna compañera resultó lesionada, todas fueron respetadas por todos.

¡Las residencias masculinas Gabriel Soto Bayona son un lugar de vida!

Doctor Gómez Giraldo, durante su gestión se rompieron dos tradiciones que marcaban profundamente la identidad de esta nuestra Universidad de Caldas: la irrupción de la tropa en el campus (lo cual solamente había sucedido en 1976) y que en toda la historia de la universidad entre los miembros de la comunidad universitaria se había respetado la vida y la integridad física de todos y cada uno de ellos. ¡Triste pasar a la historia por esos hechos!

Como lo expresé esta mañana a los estudiantes del curso antes citado: estos terribles hechos me cuestionan mi labor como docente, me dicen que no he sido lo suficientemente claro y convincente en mi labor de señalar que la universidad no es sólo un lugar de preparación para el trabajo, de formación en una profesión, arte o disciplina, sino ante todo que es un lugar de formación de personas, por ello su nombre de universidad.

Así que hoy tengo que aclarar que yo también me siento responsable porque la Universidad de Caldas esté destruida, sin embargo ello no me impide manifestarle que ya no puedo llamarlo rector.

Le envío esta comunicación vía correo electrónico con copia a todos los miembros de la comunidad universitaria, no voy a hacérsela llegar impresa en papel.

Atentamente,


CARLOS EDUARDO ROJAS ROJAS
Docente departamento de Antropología y Sociología

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