YO DIGO SÍ A LA PAZ

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martes, 8 de mayo de 2012

¿POR QUÉ ALGUNOS QUIEREN QUE VUELVA URIBE?

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


Nunca antes en la historia nacional hubo tanta expectativa y movimiento de maquinarias mediáticas, populistas y clientelares, con el propósito de que un expresidente tenga la posibilidad de regresar a  la Casa de Nariño.

¿Qué es lo que tiene Uribe que hace que muchos quieren que vuelva? Por estos días se habla del regreso de Uribe a la política, bien como congresista, en una lista que aspiraría llegar al Congreso en 2014, o en una confusa propuesta de fórmula presidencial, en la que él actuaría como vicepresidente.

Independientemente de si el ex presidente acepta participar en una nueva contienda electoral, vale  la pena preguntarse por qué su vigencia política y mediática. ¿Por qué Uribe Vélez sigue siendo una opción viable de poder político para ciudadanos del común, congresistas, líderes políticos, élites regionales, medios de comunicación y  gremios económicos y una creciente burguesía militar? ¿Por qué, a pesar de que las denuncias  demuestran que en ocho años Uribe y su gobierno incurrieron en una serie de hechos graves, respecto a corrupción política, clientelismo y violación de los derechos humanos?

Se proponen cinco hipótesis para alimentar la reflexión y abrir la discusión en igual número de ámbitos  que se desarrollarán a continuación. 1.  Poder y manipulación mediática. 2. Costumbres  y tradiciones culturales. 3.  Ámbito político. 4. Ámbito económico y 5. Ámbito académico-intelectual.

1.    Sobre el poder y la manipulación mediática, Uribe viene usando a los medios masivos para mantenerse vigente dentro de una empobrecida agenda mediática y pública. Cada vez que usa las redes sociales, la gran prensa recoge sus apreciaciones (trinos) para advertir sobre su presencia en calidad de opositor, en un país en el que no existe Oposición política, sino que hay opositores, contradictores, detractores, críticos o enemigos de los gobiernos y del régimen.

Los medios masivos centralizados son responsables, en parte, de la vigencia de los ex presidentes y en especial de Uribe, porque están guiados por unos criterios de noticiabilidad que los hace presa fácil de maniobras ideológicas y políticas de líderes y de ex presidentes que aún no saben cómo manejar el saber que ya no ostentan poder político y menos aún, saben cómo pueden controlar las enfermizas ansias de recuperarlo.

Y no podemos olvidar que al quedar reducidos a unidades de negocio donde se hace periodismo, los medios masivos, la gran prensa en Colombia, obedece a lineamientos políticos de los líderes de las grandes corporaciones que los han cooptado. Aunque no haya evidencia, la cercanía de Uribe Vélez a los grandes Cacaos y el favorecimiento económico dado a sus actividades monopólicas, hace pensar que el registro mediático de las opiniones y críticas de Uribe al Presidente Santos no se da exclusivamente por un morbo farandulero de los medios, sino por el seguimiento a un guión escrito desde las presidencias de los grupos económicos que sostienen a dichas empresas mediáticas.

2.    Respecto a las costumbres y tradiciones culturales, se debe tener en cuenta que Colombia,  a pesar de tener desarrollos urbanos importantes, sigue siendo una nación rural. Y ese elemento resulta definitivo desde lo identitario y cultural, dado que subyace a esa característica, un carácter premoderno con el cual los colombianos en general suelen entender y asumir los asuntos públicos, la política y en especial, las relaciones con el Estado, que de tiempo atrás se dan en términos de un perverso y dañino asistencialismo.

La idea de país y de nación que aparece en la Carta Política de 1991 hace pensar y creer  que asistimos a una ciudadanía activa, moderna, liberal, pero la verdad es que aún estamos lejos de alcanzar estadios de una sociedad liberal, democrática, tolerante y respetuosa de las diferencias.

Los líderes políticos en vastos territorios del país conservan imaginarios individuales y colectivos propios de la Hacienda. Desde esa particular y conservadora mirada, la política regional mantiene vigente a quien, desde su condición de latifundista, gamonal y hacendado, logró escalar en la política hasta llegar a ocupar la primera magistratura del país.

Culturalmente Uribe Vélez recoge las aspiraciones de hacendados, finqueros y gamonales que económica y políticamente han sostenido por largo tiempo, desde las regiones, a reducidas élites políticas, blancas, en el poder del Estado. Como ex presidente, Uribe Vélez es un ícono respetable para un sector social, político y económico, tanto tradicional como emergente, conservador, feudal, premoderno y autoritario, que siente que el país no puede – no debe – recorrer los caminos democráticos trazados en la Constitución de 1991.

Además, Uribe Vélez representa una cultura y unas prácticas endogámicas arraigadas no sólo en Antioquia, sino en otros departamentos y zonas del país, que han facilitado la construcción de ese sentido parroquial con el que suelen estimarse y discutirse los asuntos públicos.

3.    Como un asunto político, la vigencia de Álvaro Uribe Vélez se da porque la débil institucionalidad y las precarias instituciones estatales de tiempo atrás han hecho del clientelismo toda una institución con la cual se formalizan acuerdos, se generan forzosos consensos y se agencia el poder presidencial.

Al exhibir un carácter mesiánico y profundamente autoritario, Uribe corresponde al ideario del sector social, económico y político de donde viene, en el que el diálogo horizontal, la discusión simétrica de los asuntos, privados y públicos están proscritos, porque  subvierten el statu quo y hasta un orden natural con el suelen mirarse las relaciones de poder.

Durante sus ochos años de gobierno, Uribe redujo la política de tal forma, que logró desinstitucionalizar procedimientos y reglas, hasta el punto en el que construyó una relación privatizada con las fuerzas armadas, deslegitimando su accionar como fuerza pública, dándole un carácter privado, como si se tratara de un ejército al servicio de finqueros y hacendados.

Con su carácter mesiánico y autoritario, y a través de la Política de Defensa y Seguridad Democrática, señaló, estigmatizó, persiguió y violentó a quienes se atrevieron a exhibir un discurso contestatario, crítico o de simple control jurídico y político a las actuaciones de los congresistas que lo acompañaron desde el 2002.

4.    En lo que corresponde al asunto económico, Uribe Vélez se mantiene vigente porque los grandes empresarios reconocen que durante sus dos periodos los benefició con medidas de exención de impuestos. Especialmente beneficiados resultaron multinacionales y empresas de explotación minera (oro, carbón, coltán, entre otros) y maderera, con la reducción a unos mínimos de los requisitos para llevar a cabo sus actividades de exploración y explotación.


Así, sin política ambiental, Uribe aseguró el camino para el desarrollo de actividades antrópicas insostenibles, pero perfectamente racionales para empresarios, ganaderos, palmicultores y en general, mineros y agroindustriales. Como ganadero y latifundista, Uribe mira las selvas como monte que debe intervenirse y como territorios propicios para adelantar la explotación de los recursos naturales que esas maniguas esconden.

5.    Y en lo que se refiere al ámbito académico-intelectual, hay que señalar que la presencia reclamada de Uribe en la arena política se debe a que la Academia sigue a espaldas de los problemas del país, de la política, de los asuntos coyunturales. Se suma a esta lamentable situación, la existencia de una intelectualidad acomodada, acrítica e incapaz de confrontar las ideas, las propuestas y las acciones de un gobierno, que como el de Uribe, transitó hacia el autoritarismo.

Así, con lo anterior, la vigencia política de Uribe Vélez también se explica porque la sociedad civil en general se identifica ideológicamente  con un político conservador, arbitrario, autoritario y profundamente desinstitucionalizador. Actores económicos como la Andi y en general los empresarios, gustan de este último elemento pues ello garantiza la debilidad de un Estado, del que ellos se han beneficiado y al que han logrado cooptar para privatizar sus responsabilidades y actuaciones. Entre más débil sea un Estado, más facilidad tienen los mercados de operar, guiados sólo por sus lógicas económicas.

Además, Uribe, durante ocho años, legitimó un doble estado y unos poderes invisibles, que jugaron a favor de su proyecto político, que guarda profundas coincidencias y principios con el de los paramilitares que penetraron el Estado, lo cooptaron y así, buscaron refundar la patria, con el concurso de políticos y de empresarios.

De igual manera, la vigencia de Uribe Vélez se explica porque aún subsisten millones de colombianos cuya conciencia política no les ha permitido construir una relación distinta a la clientelar, de total dependencia  del Estado y de los gobernantes, lo que sume a la ciudadanía colombiana en una condición sumisa y dependiente,  y no de  sujetos de derechos.

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