Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
La polarización política e
ideológica que por estos días crece en el país, tiene en los medios masivos a
sus mayores animadores. Los noticieros privados de televisión, RCN y Caracol
son, de tiempo atrás, instrumentos ideológicos de la Derecha económica y
política que guía los destinos del Estado colombiano. Eso no tiene ninguna
discusión. Aquí el principio democrático de la pluralidad informativa no se da,
por cuenta del nefasto oligopolio mediático representado en estos dos poderosos
medios masivos, lo que asegura la generación de forzosos consensos alrededor de
asuntos públicos.
Con el fallo del Procurador
General de la Nación, que destituye e
inhabilita por 15 años al alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro Urrego, la
polarización política en Colombia toma un segundo aire, de cara al escenario
electoral de 2014. Y lo hace en el contexto de una clara polarización
mediática, especialmente visible en la capital del país.
Hay hechos recientes que prueban
la existencia de dicha polarización mediática. Mientras que los simpatizantes
del gobierno de la Bogotá Humana marchan y llenan la Plaza de Bolívar, los
noticieros privados apenas si registran el hecho político y noticioso, en un
ejercicio claro de autocensura con el que se busca no sólo deslegitimar la
protesta social que brota del malestar social y político que generó la polémica
y desproporcionada decisión del Jefe del Ministerio Público, sino de mantener,
forzadamente, la vigencia política y mediática del ex presidente Uribe Vélez,
hoy candidato al Congreso en su nueva empresa electoral, el Uribe Centro
Democrático (UCD).
Ante la postura asumida por los
noticieros privados de televisión y varios programas radiales y periódicos
nacionales y regionales, el Canal Capital abrazó la causa del Alcalde Mayor
para defender no solo los logros sociales, ambientales y culturales de la
Bogotá Humana, sino el derecho que tienen los bogotanos en particular y los
colombianos en general, a ver, oír y escuchar otras voces distintas al
unanimismo que imponen Noticias RCN y Caracol Noticias a través de sus
interesados cubrimientos periodísticos.
La polémica en redes sociales y
en los propios medios se da porque Canal Capital, como órgano y bien público, no
puede o no debe, según muchos periodistas,
asumir la defensa de la gestión del alcalde Gustavo Petro. Mientras que RCN y
Caracol fungen como actores políticos que usan el lenguaje periodístico para
informar desde la perspectiva de sus intereses, los detractores de Petro
pretenden que el Canal Capital no actúe de esa manera. Es decir, que no actúe
como actor político. Se equivocan. Todos los medios masivos son actores
políticos y como tales los ciudadanos deben consumir los hechos elevados al
estatus de noticia. Y todos, medios privados y públicos, ocultan hechos y hacen
tratamientos periodísticos interesados. Ese no es el problema. El asunto está
en que la ciudadanía debe saber eso y estar preparada para asumir posturas y
decisiones políticas siempre en camino de garantizar que el Estado Social de
Derecho sea una realidad para el conjunto de la sociedad.
Aquí el asunto de fondo está en
que la débil democracia colombiana no asegura la pluralidad informativa. El
poder de la televisión informativa se concentra, prácticamente, en los dos
señalados noticieros. Y ese ejercicio periodístico jamás podrá garantizar
pluralidad informativa. Por el contrario, garantiza unanimismo.
De esta manera, el cubrimiento que
Canal Capital hizo de las tres movilizaciones sociales que se han producido en
Bogotá a favor de la gestión de Gustavo Petro, son, además de legítimas,
periodísticamente necesarias en tanto hay un hecho público (político) que no
puede quedarse oculto o resultar minimizado por cuenta de las razones y las
circunstancias políticas y económicas que rodean el ejercicio periodístico de
los noticieros privados RCN y Caracol.
De esta forma, por lo menos en
Bogotá, se exhibe desde ya una polarización mediática, que se suma a la
polarización política que de tiempo atrás soporta Colombia. De un lado están
los periodistas que parecen comprometidos con el Establecimiento. Y del otro,
están aquellos que desde las huestes oficiales de un importante canal público,
creen en la legítima defensa de un mandato popular y democrático golpeado por
el exagerado poder del Procurador Ordóñez, quien funge como un instrumento de
la Derecha que a todas luces busca frenar las aspiraciones políticas
(presidenciables) del polémico alcalde de la capital del país.
El debate periodístico está abierto. Resultaría interesante que las
Facultades de Comunicación Social y Periodismo acogieran la discusión y
abrieran espacios para debatir la calidad y la pluralidad informativas en
Colombia, en el contexto de una incontrastable realidad: los medios masivos son
actores políticos determinantes para el fortalecimiento o el debilitamiento de
la democracia.
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