Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
La retención o el secuestro de la
periodista Salud Hernández-Mora por parte del ELN deja varias reflexiones alrededor
de los intereses de las empresas mediáticas, los mismos que llevaron a sus
periodistas a cometer errores y por esa vía, afectar aún más la
credibilidad del periodismo; de igual manera,
lo sucedido con la columnista deja lecciones para el Gobierno, para el propio
grupo guerrillero y por supuesto, para la propia periodista colombo-española. Lo
sucedido debería de dejar enseñanzas por los errores en los que incurrieron los
periodistas, la dirigencia de esa guerrilla y el propio Presidente en su
calidad de Jefe de Estado y máximo responsable del orden público.
Inicio con los yerros en los que incurrió la Gran
Prensa bogotana, en especial los medios y los periodistas de los canales
televisivos RCN y Caracol. Es claro que
en la actual coyuntura política, el registro del hecho de la desaparición y retención de la periodista colombo-española tuvo motivaciones más
políticas que periodísticas. Me explico: editores y periodistas desconocieron
el delicado contexto por el que atraviesa el país. Buscaron afectar, una vez
más, el ya de por sí difícil arranque de la fase pública del proceso de
negociación entre el Gobierno de Santos
y la guerrilla del ELN.
Al hablar de secuestro, los periodistas olvidaron que en la zona del Catatumbo
operan disímiles grupos armados ilegales, entre ellos el ELN, lo que de
inmediato hace que la retención de cualquier ciudadano haga “parte del paisaje”,
dado que dentro de las tareas y operaciones de
estas agrupaciones ilegales está el saber y reconocer quién entra en sus
territorios y con qué intenciones.
De esta manera, la retención, como concepto jurídico, se relativiza en la medida en que para el caso que nos ocupa no lo hizo una autoridad legalmente constituida, pero sí una que ha conquistado su legitimidad sobre la base de un enorme vacío de poder dejado por la ausencia o debilidad del Estado colombiano y por supuesto, por el ejercicio de la violencia física y simbólica que acompaña a todo grupo armado que desee permanecer dentro de un determinado territorio.
De esta manera, la retención, como concepto jurídico, se relativiza en la medida en que para el caso que nos ocupa no lo hizo una autoridad legalmente constituida, pero sí una que ha conquistado su legitimidad sobre la base de un enorme vacío de poder dejado por la ausencia o debilidad del Estado colombiano y por supuesto, por el ejercicio de la violencia física y simbólica que acompaña a todo grupo armado que desee permanecer dentro de un determinado territorio.
Así entonces, la Gran Prensa bogotana
armó un novelón con el secuestro o retención de Salud Hernández-Mora, a
sabiendas de que la periodista ingresó a la zona del Catatumbo a realizar un
trabajo periodístico a partir de una aparente cita que alguien del ELN le había
dado. Sobre este asunto hablaré más adelante. En declaraciones, ya en libertad,
a la cadena radial Wradio, la columnista señaló que “no sabía que el ELN le
tenía preparada una trampa”.
Al desconocer esa circunstancia,
de inmediato los periodistas activaron un particular sentido de la solidaridad
de cuerpo, dejando de lado la experiencia, el arrojo y el carácter de la
periodista Hernández-Mora. Los colegas de la periodista colombo-española la
presentaron al país como una periodista débil y poco experimentada, cuando claramente estamos ante curtida periodista y columnista que, además, goza de prestigio internacional y que dentro del país tiene
fuertes contactos con sectores de la Derecha y simpatías ideológicas con la
extrema derecha.
En esa línea, no se retuvo a un
reportero o periodista del montón o bisoño. No. Se trataba de Salud Hernández-Mora
quien, insisto, entró a la zona porque previamente había concertado una cita
con alguien del ELN. Ella no fue sacada de su apartamento o apresada al salir
de cine o de un supermercado. No se trató, en estricto sentido, de una afrenta
contra la libertad de prensa y expresión, como periodistas y políticos aseguraron. Además, las condiciones mismas en las que estuvo retenida difieren enormemente de las que sufrieron, por ejemplo, otros civiles que el mismo ELN ha secuestrado con fines extorsivos.
Es claro, entonces, que el
tratamiento que la prensa bogotana le dio al suceso tuvo motivaciones
políticas, encaminadas a afectar el proceso de paz con el ELN y por ese camino,
generar un mal ambiente político y electoral para la eventual refrendación del
Acuerdo Final al que se logre llegar en las negociaciones de La Habana. Los medios
bogotanos RCN y Caracol no buscaron defender a una colega de la terrible
práctica del secuestro. Por el
contrario, la Gran Prensa usó a Hernández-Mora para torpedear un ya de por sí
difícil proceso de negociación entre el Gobierno y la guerrilla del ELN.
Ahora reflexionemos alrededor de
las actuaciones de Salud Hernández-Mora. Su cercanía con el proyecto paramilitar
y en particular su simpatía con el entonces comandante de las AUC, Carlos
Castaño, la convierte en una ficha de la Derecha colombiana, que se vale de su
ejercicio periodístico y de sus privilegiadas tribunas de opinión para atizar
el fuego, es decir, para descalificar los procesos de paz que de forma paralela
el Gobierno intenta sacar adelante con las Farc y con el ELN. Por lo anterior,
la presencia de Hernández-Mora en el Catatumbo no puede mirarse exclusivamente
como parte de su trabajo como periodista. Como alfil de la Derecha, las
actividades periodísticas de la controvertida
periodista siempre deberán reconocerse dentro del proyecto político de ese sector militar, social, económico y político interesado en perpetuar la guerra interna.
La columnista del diario EL TIEMPO debe decirle al país con quién del
ELN concertó una cita. Y lo debe hacer, porque esa circunstancia bien podría
explicar el porqué fue retenida por guerrilleros o milicianos de esa agrupación
armada ilegal. ¿Sabía el COCE de la entrevista? ¿Algún miembro del COCE había
concertado con la periodista un encuentro en esa zona del Catatumbo? ¿Por qué
Salud Hernández-Mora dijo sentirse “traicionada” por el ELN? ¿Le falló el
contacto, fue engañada o dentro de esa organización guerrillera hay miembros
que de manera inconsulta aceptan reuniones con periodistas que, como Salud
Hernández-Mora, los ha calificado como ratas humanas y que claramente es una detractora del proceso de paz de La Habana y de
cualquier negociación política que se adelante bajo los principios de la
Justicia Transicional? Son muchas preguntas. Ojalá la avezada periodista las
pueda responder pronto.
Ahora revisemos las actuaciones
del Gobierno en cabeza de Juan Manuel Santos Calderón. El manejo de la situación
fue desacertado porque el Presidente se dejó presionar por la prensa bogotana
que desde el primer momento en el que se supo de la “desaparición” de la
periodista colombo-española, se dispuso a buscar respuestas del Primer
Mandatario. Y ante la situación claramente provocada, el Gobierno mantuvo
contacto con el ELN para buscar pronta solución. Solución que demoró casi ocho
días, porque se ordenaron operativos militares y acciones de inteligencia para
dar con el paradero de la columnista y el de los periodistas de RCN que entraron
a la zona tras el rastro de la colega que escribe para EL MUNDO, de España.
De esta manera, terminó el Gobierno facilitándole las cosas a la gran prensa
bogotana que de tiempo atrás no lo acompaña en sus esfuerzos de ponerle fin al
conflicto armado interno a través de la negociación política.
En cuanto a la acción misma del
ELN, hay que señalar que este grupo le debe al país una explicación más clara
del por qué de la retención o secuestro de Salud Hernández-Mora. No basta con señalar que
se produjo debido a operativos de rutina que esa guerrilla hace para tener y
ejercer control territorial en las zonas en donde opera. Y de nuevo, esa agrupación subversiva le sirve
en bandeja de plata a las empresas
mediáticas el inicio de la fase pública, con el claro objetivo de que no se
avance. Y lo hace, porque los canales de televisión RCN y Caracol se han
encargado de sensibilizar a las audiencias sobre la inaceptable práctica del
secuestro, así la situación de la retención de Hernández-Mora se haya dado en
las circunstancias contextuales aquí descritas.
Con todo y lo anterior, va quedando claro que
hay en el país importantes y poderosas empresas mediáticas e influyentes
periodistas de radio, televisión y prensa escrita, en especial los que operan en
ciudades capitales, que están alineados con el proyecto político de
sectores de la Derecha y la ultraderecha, con el que se busca insistentemente
torpedear los procesos de paz con Farc y ELN. Y más adelante, esos mismos
sectores de poder económico, militar y político buscarán evitar la efectiva y
eficiente implementación de los acuerdos a los que se lleguen con esas dos
guerrillas. Llegado ese momento, pasaremos de un conflicto armado interno, a
una especie de "guerra político-mediática" contra la consolidación de escenarios
de posconflicto.
Adenda 1: lamentable la comparación que hiciera el Presidente cuando señaló que el Catatumbo es una especie de Bronx de alcance nacional. En aquella estratégica y convulsionada zona del país lo que históricamente se ha dado es la ausencia del Estado. Allí sobreviven campesinos y gente trabajadora.
Adenda 2. En reciente comunicado, el ELN se atribuye la retención de la periodista en cuestión, pero no alude a la entrevista pactada, de la que habla la columnista colombo-española. Insisto en que aún hay cabos sueltos en todo este episodio político-mediático.
Imagen tomada de El Heraldo.co
Adenda 1: lamentable la comparación que hiciera el Presidente cuando señaló que el Catatumbo es una especie de Bronx de alcance nacional. En aquella estratégica y convulsionada zona del país lo que históricamente se ha dado es la ausencia del Estado. Allí sobreviven campesinos y gente trabajadora.
Adenda 2. En reciente comunicado, el ELN se atribuye la retención de la periodista en cuestión, pero no alude a la entrevista pactada, de la que habla la columnista colombo-española. Insisto en que aún hay cabos sueltos en todo este episodio político-mediático.
Imagen tomada de El Heraldo.co
4 comentarios:
Allí radica mi pregunta: si se acaba el conflicto armado interno y empieza una guerra político-mediática en el marco del posconflicto, cómo asegurar que esa especie de "guerra" que se está formado no afecte lo ya pactado? Sabemos que existe un bloque constitucional que da respaldo jurídico a los acuerdos, sin embargo, qué pasa si eso se pasa por la galleta como otras leyes que ampara la Carta Magna y,además, las empresas mediáticas, los intereses políticos y los sectores económicos del país hacen jugadas en contra del sano proceso de poscoflicto.
Quizá la solución es entrar como periodista a esa guerra, buscando punzar el poder a través del ejercicio periodístico, entrar a una guerra ideológica con los grandes medios del país tratando de desviar la atención de la opinión pública a otro foco de información, para que la sociedad sepa que hay detrás de esos hechos aparentemente desconectados, sobre todo para quienes no tenga el contexto completo o ¿existe otra solución?
Hay muchas preguntas, por ejemplo, ¿las víctimas cómo van a hacer para que les cumplan lo prometido en caso de que no se esté cumpliendo por los daños o el desvío de la atención por parte de las empresas mediáticas, amañadas a intereses políticos? ¿El espaldarazo internacional que tienen estos procesos puede ayudar a mantener un equilibrio entre cumplimiento de lo pactado y las posibles futuras afectaciones de estos medios?
Por otro lado, cómo hacer para que la gente sepa que hay detrás de cada acontecimiento politico-mediático, cómo construir una normativa para el ejercicio del periodismo en el tratamiento de temas de guerra y posguerra y cómo hacer que este se respete o eso es imposible por la libertad de expresión y la ideología de cada medio...
En cuanto lo de la columnista, ya no me gusta en lo más mínimo, estoy cansada de prender el televisor y que no estén dando nada más que esa noticia o el triunfo del Real Madrid, como si en el país no pasarán más cosas... sobresaturada de lo mismo, quemaron esas noticias de manera impresionante en esta última semana.
Allí radica mi pregunta: si se acaba el conflicto armado interno y empieza una guerra político-mediática en el marco del posconflicto, cómo asegurar que esa especie de "guerra" que se está formado no afecte lo ya pactado? Sabemos que existe un bloque constitucional que da respaldo jurídico a los acuerdos, sin embargo, qué pasa si eso se pasa por la galleta como otras leyes que ampara la Carta Magna y,además, las empresas mediáticas, los intereses políticos y los sectores económicos del país hacen jugadas en contra del sano proceso de poscoflicto.
Quizá la solución es entrar como periodista a esa guerra, buscando punzar el poder a través del ejercicio periodístico, entrar a una guerra ideológica con los grandes medios del país tratando de desviar la atención de la opinión pública a otro foco de información, para que la sociedad sepa que hay detrás de esos hechos aparentemente desconectados, sobre todo para quienes no tenga el contexto completo o ¿existe otra solución?
Hay muchas preguntas, por ejemplo, ¿las víctimas cómo van a hacer para que les cumplan lo prometido en caso de que no se esté cumpliendo por los daños o el desvío de la atención por parte de las empresas mediáticas, amañadas a intereses políticos? ¿El espaldarazo internacional que tienen estos procesos puede ayudar a mantener un equilibrio entre cumplimiento de lo pactado y las posibles futuras afectaciones de estos medios?
Por otro lado, cómo hacer para que la gente sepa que hay detrás de cada acontecimiento politico-mediático, cómo construir una normativa para el ejercicio del periodismo en el tratamiento de temas de guerra y posguerra y cómo hacer que este se respete o eso es imposible por la libertad de expresión y la ideología de cada medio...
En cuanto lo de la columnista, ya no me gusta en lo más mínimo, estoy cansada de prender el televisor y que no estén dando nada más que esa noticia o el triunfo del Real Madrid, como si en el país no pasarán más cosas... sobresaturada de lo mismo, quemaron esas noticias de manera impresionante en esta última semana.
Esta situación no es otra cosas que la esperanza de paz de los colombianos atrapada entre los mezquinos intereses de quienes viven la guerra como su mejor negocio, que asco
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