Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Más allá de si las cartillas de
educación sexual que circularon en las redes sociales son falsas o si fueron
publicadas sin la autorización del Gobierno, lo sucedido ayer en varias ciudades
del país merece el calificativo de vergonzoso. Sí, vergonzoso.
Marchar para protestar por
iniciativas educativas que buscan que aquellas identidades sexuales "diferentes" y contrarias a las ideas conservadoras y hegemónicas sean respetadas, devela lo
lejos que estamos como sociedad de respetar al Otro, a los Otros, en particular
a aquellos ciudadanos y ciudadanos que exhiben una identidad sexual distinta y
a todas luces legítima.
El vergonzoso espectáculo que
ayer brindaron cientos de miles de colombianos y colombianas “preocupados” por
la educación tradicional de sus hijos e hijas, termina por legitimar el
proyecto político neoconservador[1] y
profundamente “Regenerador”[2] que
encarna el reelegido Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez[3] Maldonado.
Proyecto que está muy cercano a las ideas de Uribe Vélez. Baste con recordar dos frases de aquel que mandó- no gobernó- en Colombia entre el 2002 y el 2010: una, "aguántense el gustico” y "estoy muy berraco con Usted y donde lo vea le doy en la cara marica".
Que los marchantes de ayer
terminen coincidiendo con el proyecto neoconservador de Ordóñez[4] y
Uribe[5],
resulta sumamente peligroso e inconveniente porque desconoce los avances que en
materia de igualdad de derechos el país ha alcanzado gracias a los valiosos
fallos de la Corte Constitucional y las mismas iniciativas del Gobierno de
Santos, en temas como el aborto, el matrimonio igualitario y el consecuente
cambio en el concepto de Familia, así como en la reglamentación de la eutanasia, entre otros temas y asuntos. A
todas luces es inconveniente este tipo de coincidencias ideológicas porque
terminan ocultando y validando las maniobras corruptas con las que Ordóñez[6] y
Uribe se hicieron reelegir, violando la Constitución y las leyes.
Así entonces, la defensa de la
institución Familia no se puede hacer sobre la base de desconocer realidades
sociales y sobre todo, al poner a andar procesos de estigmatización contra quienes
decidieron aceptarse como homosexuales. Y menos aún se puede defender un
concepto de Familia, anclado históricamente en ideas propias de una sociedad
machista, violenta y patriarcal como la colombiana.
Resulta vergonzoso que la Iglesia
Católica acompañe la protesta contra el urgente y necesario ajuste de los
Manuales de Convivencia de colegios que aún discriminan y estigmatizan a los
estudiantes por razones asociadas al tipo de identidad sexual en la que los
educandos se inscriben y se auto reconocen.
Y más aún, que el Gobierno de Santos acepte presiones de los jerarcas de
la Iglesia Católica para aplazar o quizás modificar el contenido y la
orientación de las cartillas que buscan promover “ambientes escolares libres de
discriminación”.
La Iglesia Católica, homofóbica,
violenta y conservadora, no tiene la altura moral suficiente para oponerse a
una educación libre de estigmatizaciones y persecuciones por razones de sexo,
cuando en sus huestes siguen encubiertos y ocultos curas, heterosexuales y
homosexuales, que han violado a menores de edad.
Ojalá que las Universidades,
confesionales y no confesionales, no comulguen con el vergonzoso espectáculo
que dieron ayer cientos de miles de marchantes. Como escenario plural, las
Universidades y las profesoras y profesores debemos fomentar el respeto al
Otro, sin que haya el menor señalamiento ante un tipo de identidad en la que
cada estudiante se inscriba o se auto reconozca. Reconocerlo como ser humano,
antes que por su condición, orientación o elección sexual, o de cualquier otro
tipo, debe ser el principio que debe guiar el trabajo reflexivo y académico de
las Universidades.
Es probable que estos estudiantes
universitarios terminen reeducando a los adultos -y quizás a sus propios
padres- que ayer marcharon dizque para defender un concepto de Familia que está
en crisis y para defender unos valores y unos principios hegemónicos que poco
tienen de democráticos y de respetuosos
de la diferencia.
Adenda: la identidad sexual o las preferencias en esta materia, de
la Ministra Gina Parody, no pueden exponerse como argumentos para descalificar
sus acciones ministeriales. Grotesco espectáculo dieron aquellos que
descalificaron su gestión por ser lesbiana. Que bajeza.
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