YO DIGO SÍ A LA PAZ

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miércoles, 5 de octubre de 2016

GANÓ EL NO (III)

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

El límite temporal fijado por el presidente Santos al cese bilateral del fuego hace parte de las consecuencias políticas que dejó el resultado de la consulta plebiscitaria del domingo 02 de octubre en la que triunfó el NO. Esa es una primera lectura que se puede hacer de la medida, política y militar, con la que el Presidente fijó el 31 de octubre como fecha límite para el mantenimiento del cese bilateral del fuego.

Una segunda lectura de la decisión de Santos en su calidad de comandante supremo de las Fuerzas Armadas señala que, forzado por los efectos políticos y jurídicos que dejó la consulta del 02 de octubre, el Presidente busca presionar al terrateniente y líder del NO, Álvaro Uribe Vélez, para que rápidamente le exhiba al país sus propuestas de ajuste o legítimas salidas políticas al limbo político y jurídico que generó el apretado triunfo del NO.

Si bien la estrategia le puede funcionar al presidente Juan Manuel Santos, el fijarle límites al cese bilateral del fuego lo pone a jugar irresponsablemente con lo ya acordado en La Habana, al tiempo que la decisión adoptada ya es leída por los líderes del NO como un chantaje.

La respuesta de las Farc de replegar la tropa a zonas seguras para evitar provocaciones de miembros de las fuerzas militares afectos a las ideas del senador Uribe y la pregunta de Timoleón Jiménez alrededor de si la guerra regresará a partir del 01 de noviembre, hacen aparecer a Santos como un Presidente que juega de manera irresponsable con la paz y con las vidas no solo de los combatientes, legales e ilegales, sino con las de millones de colombianos que viven en selvas y en los sectores rurales del país en donde la guerra se desarrolla con todo rigor.

Quiero entender que el sentido de la medida adoptada está anclado al objetivo de presionar a los representantes del NO, para que rápidamente le exhiban al país sus propuestas para salir de la encrucijada y de la incertidumbre política y jurídica en las que nos metieron más de seis millones de colombianos que votaron NO a la refrendación de lo firmado en La Habana y ratificado en Cartagena.

La medida adoptada por Santos se da horas antes de la reunión que sostendrá con el terrateniente y senador de la República, quien al parecer irá acompañado del precandidato presidencial y ex procurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez Maldonado.

Mientras tanto, el país político, los colombianos en general y las fuerzas económicas estarán atentos al resultado de dicha reunión. Si Santos acepta que el ganadero y latifundista Álvaro Uribe Vélez asuma la tarea de “renegociar” lo ya acordado con las Farc, exhibirá su profunda debilidad para enfrentar a su enconado contradictor y claro enemigo de la paz del país.

La respuesta de las Farc, sin darse semejante posibilidad, ya está clara, por lo menos para alias Iván Márquez. “Es cierto "el país atraviesa una zona gris riesgosa, un limbo peligroso", pero estará peor si ponemos la paz en manos de Uribe y de Pastrana”.

Nuevamente y por cuenta del triunfo del NO, el país entra en el complejo juego de los inamovibles. Santos logró mantener los suyos en una dura y larga negociación. Ahora le toca el turno a las Farc: su inamovible será el texto de lo acordado y firmado. Por su parte, Uribe Vélez insistirá en sus propios inamovibles: renegociar los puntos de tierras, elegibilidad política y justicia.

Al final, y dada la debilidad política en la que se encuentra Santos y el miedo que exhibe el Congreso y su presidente para enfrentar a los opositores, lo más probable es que nuevamente, y a pesar de la voluntad de paz de las Farc, la suerte del Acuerdo Final y del fin del conflicto armado con  esa guerrilla, termine definiéndose por unos cuantos líderes y representantes del Establecimiento.


Es probable que de dicha reunión no salga la solución al limbo jurídico y político en el que nos metieron los que optaron por decir NO al Acuerdo Final. Pero también es probable que de allí salga la decisión de un Establecimiento que a pesar de estar fragmentado y polarizado en torno a la paz, podría insistir en darle un portazo a la salida negociada al conflicto armado con las Farc. Finalmente,  el Régimen no ha sido derrotado, por lo tanto su permanencia en el tiempo siempre estará por encima del anhelo de paz de un Presidente y de seis millones de colombianos que dijimos SÍ a lo acordado en La Habana.  


Imagen tomado de elcolombiano.com

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