Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Después de la jornada electoral y
política vivida el domingo 02 de octubre, los análisis se enfocan en los
posibles errores en los que incurrió la campaña por el SI, e incluso, se señala
al Presidente como responsable de habernos metido, sin necesidad, en un
plebiscito que hoy nos parece innecesario, dado el resultado adverso.
Pero pocos han señalado la
responsabilidad que les cabe a los noticieros privados de televisión, RCN y
Caracol, y a varios informativos radiales como La FM y La W, por no haber
confrontado las mentiras, medidas verdades y las equívocas lecturas que agentes
del Centro Democrático, incluyendo por supuesto, las que libremente hizo y emitió
su propietario, el latifundista y senador, Álvaro Uribe Vélez.
El haber servido de caja de
resonancia a las tergiversaciones de los opositores convirtió a los periodistas
de los señalados medios, en estafetas y amanuenses de ese sector de poder que
tiene aún mucho que explicarle al país por la comisión de delitos ambientales
por cuenta de la entrega sin control de licencias ambientales y los crímenes de
Estado como los “falsos positivos”, las ‘chuzadas’ del DAS, sus vínculos o
relaciones con el paramilitarismo, entre otros episodios y hechos.
Así entonces, les cabe una enorme
responsabilidad a los directores, editores y periodistas de los noticieros
privados de televisión por permitir que el contenido del Acuerdo Final fuera
mal interpretado por miembros del Centro Democrático y por el ex Procurador,
Alejandro Ordóñez Maldonado.
El tipo de periodismo practicado
por estas empresas mediáticas concita a una urgente reflexión sobre el oficio
del periodismo. Discusión y evaluación que debe extenderse a las Facultades de
Comunicación Social- Periodismo y escuelas de periodismo, dado que la ética, la
pluralidad informativa y el oficio mismo, quedaron a merced de los intereses
políticos de los Opositores, gracias a unos periodistas timoratos,
irresponsables y poco preparados para confrontar a quienes hicieron una lectura
amañada del sentido de lo acordado en La Habana.
Al limbo jurídico y político en
el que nos metieron los seis millones de colombianos que votaron por el NO, hay
que sumarle la declaratoria de crisis del periodismo, por cuenta de los
periodistas que coadyuvaron a la generación de estados de opinión adversos,
soportados en mentiras y en el carácter vindicativo de un sector político y
social guiado por Ordóñez y Uribe,
líderes que a pesar de su baja autoridad moral, siguen orientando a una opinión
pública poco preparada para discutir, con argumentos, asuntos públicos de
especial importancia como el que nos convocó ese inolvidable 02 de octubre de
2016.
Nos corresponde a las audiencias
formadas y capaces de evaluar el acomodado y dañino periodismo practicado por
RCN y Caracol, especialmente, confrontar a estas empresas y a sus periodistas
por haber coadyuvado a la desinformación y a la generación de miedo en la
llamada opinión pública. Sentencias como “le vamos a entregar a las Farc”,
“Colombia será otra Venezuela”,
“queremos Paz sin impunidad, o la famosa “ideología de género”, entre
otras, jamás fueron confrontadas por los periodistas de estas empresas
mediáticas.
Pobre favor hacen, le hicieron y
le seguirán haciendo los noticieros RCN y Caracol a la democracia y al país, al
continuar informando desde los criterios periodísticos y editoriales con los
que cubrieron las campañas por el SÍ y por el NO. En parte son responsables de que el No hubiese ganado. Contaron, eso sí, con la ignorancia, la pereza de pensar y de leer de millones de colombianos que no fueron capaces de leer y discutir el contenido del Acuerdo Final. RCN y Caracol se aprovecharon de una débil ciudadanía y de unas audiencias incapaces de discutir asuntos públicos.
Dichas empresas mediáticas fungen cada vez más como actores políticos, que usan el periodismo y apelan a las herramientas que les da el oficio para conseguir los objetivos políticos que buscan los propietarios de los conglomerados económicos que los respaldan. Se trata, sin duda, de un periodismo sujeto a los intereses de quienes han hecho todo para debilitar el Estado y la institucionalidad estatal para imponer sus mezquinos proyectos económicos y políticos.
Dichas empresas mediáticas fungen cada vez más como actores políticos, que usan el periodismo y apelan a las herramientas que les da el oficio para conseguir los objetivos políticos que buscan los propietarios de los conglomerados económicos que los respaldan. Se trata, sin duda, de un periodismo sujeto a los intereses de quienes han hecho todo para debilitar el Estado y la institucionalidad estatal para imponer sus mezquinos proyectos económicos y políticos.
Imagen tomada de evaluamos.com
1 comentario:
El Periodismo en Colombia, no Existe solo hay un grupito de lambones con buena voz que dicen lo que quiere el Patrón o los patroncitos que manejan esta tienda llamada Colombia, todo fiado
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