Tanto
en las democracias populares del socialismo, como en las democracias liberales
del capitalismo, el asistencialismo es la más eficiente política a la que apela
el poder para perpetuarse.
El
capitalismo usa el mercado para someter a los ciudadanos; y el socialismo usa
el asistencialismo y el control ideológico para lo mismo.
El
socialismo cría ciudadanos estatizados; el capitalismo forma
ciudadanos-clientes. En los dos sistemas la democracia es una formalidad.
Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Inicio esta columna señalando que
constituye un enorme error o una exageración, venerar a un ser humano. A los
seres humanos se les admira y se les extraña cuando parten, pero venerarlos,
bien podría ser el fruto de un largo y efectivo proceso de alienación
individual, grupal, colectiva o masiva. Todo lo contrario al ejercicio libre de
la razón y del pensamiento crítico que nos debe acompañar cuando se trata de
examinar cualquier obra humana.
Nadie discute la importancia
política de Fidel Castro Ruz. Fue, durante décadas, el líder de la revolución
cubana. El mismo que echó a andar el ánimo libertario de quienes por aquella
época soportaban, al parecer, la oprobiosa dictadura de Fulgencio Batista. Los
liberó, pero, contradictoriamente, los convirtió en prisioneros de su ego, de
su proyecto político y de su autárquico ejercicio del poder que poco a poco lo
convirtió en una práctica veleidosa.
Preso de sus ideales,
convicciones y de su carácter mesiánico, Fidel Castro Ruz cometió los mismos
errores políticos de otros líderes: condenar al ostracismo, así como perseguir,
anular, apresar y torturar a quienes se atrevieran a pensar distinto y criticar
sus ejecutorias de gobierno. Baste con recordar a Stalin, o quizás con mayor
cercanía geográfica y cultural, a Pinochet Ugarte, Somoza, Videla, Chávez Frías, Turbay Ayala y
Uribe Vélez.
Nadie niega las conquistas
sociales que el proyecto político cubano logró después de su llegada al poder
en 1959. Educación, salud y cultura son los factores con los que Fidel sostuvo
su poder y carisma. Pero en la compleja condición humana, ello parece que no es o fue suficiente, y así lo dejaron claro quienes abandonaron la Isla en el enorme
éxodo que provocó su llegada triunfal de la Sierra. Quienes se fueron y muy
seguramente muchos de los que se quedaron “obligados” por las circunstancias,
tenían en mente vivir otra vida[1].
A veces olvidamos que todo
régimen de poder, llámese socialista o capitalista, es una forma de dominación
a la que nos sometemos, esperanzados en alcanzar la felicidad. Pero existen
tantas ideas y maneras de ser felices, que el ejercicio del poder, hegemónico per se, termina por limitar, a través de
diversos mecanismos, las acciones de quienes buscando ese ideal de felicidad,
terminan convirtiéndose en enemigos políticos de ese régimen que se presentó
con un arrollador ánimo libertario.
Es claro que quien ostenta poder o hace ingentes esfuerzos
por alcanzarlo, está dispuesto a cometer errores, delitos y a someter la
voluntad de otros. Fidel, como otros tantos, sin duda, los cometió. He allí
otra razón para oponerse y criticar el exabrupto político y social de
venerarlo, de idolatrarlo.
Fidel Castro Ruz, como otros
líderes políticos, Presidentes o Jefes
de Estado, utilizó el poder político y coercitivo del Estado para imponer sus
lógicas y su proyecto de país y de Nación. Con el socialismo de Estado
controló, sometió y redujo el Mercado al poder político. De igual forma,
controló y sometió a un férreo control social, mediático y político a la
opinión contraria y divergente, a la Oposición.
Quienes fustigan su larga obra de
Gobierno sin reconocer las conquistas sociales alcanzadas para las grandes
mayorías, no pueden sacar pecho diciendo que el capitalismo es el camino.
No. A aquellos les digo que tan indeseable la dictadura del Mercado
en el sistema capitalista, como vigilar y castigar a quien piensa distinto en
el sistema socialista. Y le sumo estas otras sentencias: tanto el capitalismo
como el socialismo crean Mesías que niegan la política; y Socialismo y capitalismo, son formas de
dominación propias de la condición humana. Por ello, los dos, no son garantía
de felicidad.
Si, murió Fidel. Pero no constituye una tragedia en sí misma.
Todos vamos a morir. Y luego, y quizás muy pronto, muera Raúl[2],
gris político y hermano, a quien despedirán sin la exaltación, excitación y el
fervor con el que dijeron adiós a su hermano mayor.
Mientras que en Miami celebran a rabiar la muerte del
Dictador de marras, en La Habana, cientos de miles de cubanos y a lo mejor extranjeros, hacen largas colas para despedir a quien al parecer dignificó y reivindicó, con poco, sus vidas.
Equivocados todos. Ni socialismo, ni capitalismo, hay que repensar la vida
humana. Y para hacerlo no solo debemos “inventarnos” otro sistema político,
sino empezar a comprender esa compleja, dañina, pero fascinante condición
humana. Quizás por allí deban empezar quienes en el corto plazo busquen
convertirse en líderes políticos y presidentes.
Imagen tomada de elmundo.cr
2 comentarios:
Cómo siempre un texto inteligente, argumentado y con mirada propia. Compartimos miradas similares, cercanas. Lo humano está por encima de todo y los sesgos ideológicos nos hacen caer en trincheras estériles. Sin duda Fidel fue un genial político, no ¨perdió¨una sola partida, pero la resultante humana no seré quien la juzgue.
Solo un detalle, siempre se habla que Cuba era un desastre antes de la Revolución. No es así, tampoco era un paraíso, era un país con agudas desigualdades, como todos nuestros países, aun así, quiero que conozcas tu y los lectores algunos logros de la Cuba pre revolucionaria que muchas veces no se mencionan en el ámbito social, político y cultural, no te sonrías querido colega y amigo, puedes verificarlo (http://www.komentaria.com/cuba/datos-cuba/datos.html)
Hola Pedro, amigo del alma. Por eso dije que al aparecer soportaron una oprobiosa dictadura de Batista. Le dije porque siempre me sonó a justificación, sin olvidar el momento histórico que vivía el mundo en ese momento. Gracias por la información.
Se fue el Coma-andante. Queda Raúl, otro Coma-andante.
abrazos
Patria, Muerte y Peregrinación
Germán
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