YO DIGO SÍ A LA PAZ

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lunes, 21 de julio de 2008

Del futuro de las Farc

Por

Germán Ayala Osorio
El fin de las Farc está cerca, dicen los generales del ejército. Lo cierto es que la organización criminal está en una crisis interna, sostenida y expresada en la ruptura de las comunicaciones por el seguimiento satelital y el acoso que las fuerzas militares vienen haciendo, con el apoyo humano y tecnológico de los gringos.

A las Farc solo les quedan dos caminos: el primero, continuar con el repliegue estratégico en lo más oscuro de la selva, lo que implica seguir moviéndose con relativa comodidad en las fronteras vecinas, a merced de perder uno a uno sus cuadros más representativos; en el segundo camino, podrían darle sentido a su lucha de más cuarenta años, accediendo a adelantar un proceso de paz, recogiendo parte de la agenda común de los 12 puntos, resultante del malogrado proceso de paz del Caguán.

Si las fuerzas militares continúan asestando golpes contundentes a las Farc y logran, en el mediano plazo, matar o capturar a los miembros del Secretariado, la organización subversiva, hoy convertida en un cartel, quedará fragmentada en bandas de criminales que borrarán el proyecto político que en algún momento enarbolaron con algún sentido. Sería botar por el abismo más de cuarenta años de lucha armada, para terminar, en pequeñas células criminales, dedicadas al pillaje, al abigeato, y al atraco bancario.

El fracaso del proceso de paz adelantado con la administración Pastrana pesará mucho más, cuando las Farc terminen en ese lamentable escenario. La oportunidad histórica la dejaron ir las mismas Farc y el Gobierno de Pastrana y en general el llamado establecimiento, al no abordar con seriedad y celeridad, las profundas transformaciones del Estado, consignadas en aquella Agenda Común.

Esa Agenda Común de 12 puntos sigue siendo el mayor logro político de las dos fuerzas en combate. Difícilmente hoy, empresarios, militares, sociedad civil y Gobierno, recogerán y apoyarán esos puntos como una apuesta hacia un verdadero y duradero posconflicto. Por ahora, tocará contentarse con el posconflicto mediático, gracias a la acción política e informativa de medios de comunicación y periodistas.

Es casi imposible, con la derrota de las Farc, que la Derecha colombiana acceda a cambiar las condiciones económicas, sociales y políticas con las cuales el Estado colombiano viene intentando legitimarse ante los ciudadanos.

De seguir la confrontación con la balanza inclinada a favor del Gobierno Uribe, a las Farc solo les queda el camino de aceptar una negociación en condiciones asimétricas, dada la manifiesta debilidad, política y militar, con la cual llegarían a la mesa de diálogo.

Las Farc que se sentaron a la Mesa de Diálogo con Pastrana y sus delegados, estaban fortalecidas, hasta el punto, que lograron imponer condiciones y asuntos y temas para debatir. Hoy, por el contrario, de sentarse a la mesa con el Gobierno de Uribe, su manifiesta debilidad les impediría imponerse en el diálogo.

Lo cierto es que en anteriores ocasiones las mismas Farc han rechazado la desmovilización, la dejación o la entrega de las armas. Por ello, solo queda un solo camino: derrotarlas militarmente, esto es, matar o capturar a sus cabecillas.

Si el Estado colombiano logra exterminar a las Farc, y en general a las guerrillas, se esperaría que abriera caminos de posconflicto, acabando también con las circunstancias que en su momento dieron sentido al levantamiento armado.

Ello implicaría revisar y solucionar el asunto de la concentración de la riqueza; aplicar, por fin, una reforma agraria que asegure condiciones favorables de seguridad alimentaria para todos los colombianos; reformar el Estado y lograr una verdadera descentralización administrativa, reformar el régimen político, los partidos y dejar sentadas las bases, para discutir una federalización, que genere un verdadero sentido de nación, aceptando las diferencias regionales existentes.

Muy seguramente no ocurrirá así y por el contrario, las condiciones de inequidad se mantendrán, hasta tanto la sociedad civil agrupe sus intereses y decida de un vez por todas enfrentar al poder político, exigiendo respuestas efectivas a demandas sociales sentidas, cargadas de solidaridad; hay que esperar, también, que la izquierda democrática logre consolidarse como una verdadera opción de poder, alejándose del discurso armado, pero por sobre todo, de ofrecer al electorado un candidato populista, pues esos gustitos son casi exclusivos de la Derecha.

Por último, si queda algo de criterio y de mediana inteligencia en el Secretariado de las Farc, deberían de invitar ya al Gobierno de Uribe a una negociación, con desmovilización incluida, con la única condición de profundizar la democracia y si se quiere, con seguimiento internacional. Pero gracias a la infinita tozudez de las Farc, hoy tenemos a una Derecha recalcitrante, ensimismada, arrolladora, ciega y sorda ante los evidentes e inocultables problemas de injusticia, inequidad y concentración del poder.

Al desmovilizarse las Farc, ganan el disenso, la crítica y la posibilidad de actuar por fuera del pensamiento único que hoy florece en Colombia. Esa es la deuda que tienen las Farc con quienes no aceptamos el camino de la lucha armada.

1 comentario:

Daniel dijo...

actualmente las farc estan muy mal, divididas, reina la desconfianza, eso es todo un triunfo para uribe, ya que la guerra de el contra las farc es mas que todo personal. como dice el articulo seria mejor un proceso de paz para fotalecer la izquierda en Colombia y hacerle frente al fascismo reinante.

excelente opinion la que se expresa en este blog. saludos.