YO DIGO SÍ A LA PAZ

YO DIGO SÍ A LA PAZ

lunes, 9 de febrero de 2009

¿CUÁN LEJOS ESTÁ UN PROCESO DE PAZ?

Por Germán Ayala Osorio, profesor Asociado y politólogo de la Universidad Autónoma de Occidente, Cali- Colombia.

Con las recientes liberaciones unilaterales se generan esperanzas y expectativas no sólo de un intercambio o canje humanitario, sino de un eventual proceso de paz entre las FARC y el gobierno Uribe.

Lo cierto es que los recientes episodios humanitarios no necesariamente acercan la posibilidad de que se dé un intercambio de prisioneros de guerra[1] y menos aún un eventual proceso de negociación que conduzca a la paz. Veamos varios hechos que en un momento dado impedirían que se diera dicho escenario.

La decisión política del Presidente de mantener la presión y la ofensiva contra las FARC se elevan como los factores más difíciles de resolver a la hora de pensar en un intercambio de prisioneros, dado que sobre esa decisión descansa exclusivamente su discutida popularidad.

De igual forma aparece el escenario preelectoral en el que flaquear ante el terrorismo puede mandar un mensaje equívoco a las fuerzas económicas, sociales y políticas, así como a los precandidatos que al apoyar las tesis de Uribe, le apostaron a la guerra y no a la negociación.

También está el perverso juego discursivo de los actores en conflicto, empezando por el propio Presidente quien señaló que las FARC tienen su propio Frente Intelectual[2], haciendo referencia al trabajo de mediación que cumplen los Colombianos(as) por la Paz. Y claro está, el discurso de los medios masivos que genera animadversión en las audiencias hacia salidas humanitarias al conflicto armado interno. Mientras que existan medios y periodistas dedicados a divulgar la agenda pública-política de la Casa de Nariño va a ser difícil que en el país se genere un clima propicio para el intercambio humanitario y para una eventual salida negociada al conflicto armado interno.

Hay que señalar como factor clave la desarticulación en el mando central de las FARC tras la muerte de varios de sus jefes y la extradición de Simón Trinidad, con la consecuente pérdida de control de varios de sus frentes que hoy delinquen y operan sin norte definido. Por ello quizás las FARC ven en el acercamiento con el grupo de intelectuales por la paz la posibilidad de mostrar que lo político y la política continúan siendo elementos connaturales a su lucha revolucionaria y que hay unidad de mando, hoy en manos de Alfonso Cano.

La gestión política y diplomática que viene ejerciendo Piedad Córdoba es un punto débil para las FARC en la medida en que ella como figura pública polariza a la opinión pública hecho que no sólo se hizo evidente en los recientes episodios humanitarios; las FARC deben medir muy bien los intereses de la Senadora en un eventual escenario electoral en el que ella pretenda jugar.

Los inamovibles juegan el papel fantasmal en todo este escenario, pues en cualquier momento aparecen y desaparecen, lo que puede dilatar aun más el regreso a la libertad de los militares en poder de las FARC, dejando la opción del rescate militar con todos los riesgos que ello significa.

El regreso de ‘Trinidad’ y ‘Sonia’ y el despeje de un territorio son las talanqueras más fuertes a vencer no sólo por el grupo armado y el gobierno responsables de ellas en su orden, sino por quienes, en representación de la sociedad civil, buscan un acercamiento entre las partes. Ya está claro que la agrupación armada ilegal necesita de un territorio para recomponer fuerzas y restablecer las comunicaciones y el control de sus frentes y que poco o nada le interesa la suerte de los guerrilleros detenidos en las cárceles.

El elemento moral en las tropas oficiales puede eventualmente convertirse en un factor de presión sobre Uribe, pues él sabe que su política de seguridad democrática descansa en unas fuerzas militares bien equipadas, animadas, pero que necesitan demostraciones de agradecimiento y apoyo por aquellos que cayeron en manos enemigas, justamente defendiendo la Patria. Allí se plantea un dilema complejo para Uribe y su cúpula militar pues el olvido de la veintena de militares puede dar al traste con la moral de las tropas que combaten a las FARC pues en cualquier momento pueden caer como prisioneros.

Otro elemento clave en contra de las expectativas de paz es el juego sucio de las fuerzas oscuras (propias tropas y paramilitares) que buscan y buscarán a toda costa torpedear los acercamientos entre el Gobierno y las FARC con atentados terroristas indiscriminados, antes o después de los acercamientos e incluso de operativos de liberación.

Será difícil posicionar nuevamente en las agendas de medios, políticos, candidatos y actores de la sociedad civil el conflicto armado interno y la necesidad de buscarle una salida negociada. Hoy, como nunca, la guerra interna en Colombia es un asunto periférico, lejano, coyuntural y episódico, gracias no sólo a los positivos resultados obtenidos por la política de seguridad democrática, sino al trabajo ideológico-informativo de la Oficina de Prensa de la Casa de Nariño y del propio José Obdulio Gaviria, seguido a pie juntillas por medios, periodistas, líderes de opinión y por las audiencias cansadas de las atrocidades de la guerra, especialmente de la tozudez y la torpeza política de las FARC de apelar al secuestro como arma de lucha.

Hoy más que nunca en Colombia hablar de paz no sólo es anacrónico, irrelevante y poco razonable, sino que convierte en apátridas, en intelectuales al servicio de los terroristas, o en subversivos a todos aquellos que creen en una salida negociada. Por ahora, los war lord[3] tienen la palabra, el poder y los recursos. Que siga, entonces, el derramamiento de sangre.















[1] Parece que las FARC le apuntan a un escenario político-militar puro en el que dos fuerzas en combate, verdaderos ejércitos, encuentran la forma de recuperar sus guerreros a través de un intercambio. La decisión de liberar a los secuestrados civiles indicaría que al grupo subversivo le interesa apostarle a ese escenario político-militar sobre el cual pesaba la mancha del secuestro de políticos.

[2] Pocas horas después de haber llamado a los Colombianos(as) por la paz como Frente Intelectual de las FARC, el Presidente dijo en Cali que el gobierno está listo para el intercambio humanitario.

[3] Ellos mismos, los señores de la guerra, fueron quienes dieron el visto bueno para que los sobre vuelos se dieran durante los recientes operativos de liberación de secuestrados. Uribe, Santos y el general Padilla lideran el grupo de los war lord de Colombia.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena argumentación y muy preocupante este juego de intereses políticos que se maquiavelan en las esferas del poder político y militar no será que el acuerdo humanitario formara parte de la agenda electoral en la próxima contienda por parte de los agentes protagonistas en los próximos escenarios.

Saludos.

martha

Anónimo dijo...

Germán, muy interesantes estas y las anteriores reflexiones y opiniones, gracias por el envío. Ya soy fanática del blog.

María Fernanda

Anónimo dijo...

Magnífico! Estamos en todo de acuerdo!

Claudia

Anónimo dijo...

Hola profe Ayala:

Veo que es importante comentar con usted mis pensamientos sobre los avatares de nuestro acontecer político. Creo que el presidente y sus secuaces han desbordado nuestra capacidad de asombro, tristemente no son solo las intervenciones del presidente sino una sociedad civil anestesiada que no ejerce su responsabilidad para seguir y ojala ejercer algún tipo de sanción. Como es posible que un gobierno boicotee deliberadamente un proceso de entrega unilateral de secuestrados y que no pase nada. Además, un presidente de la manera más irresponsable se despache contra periodistas y contra un grupo de la sociedad civil, recurra a la más baja de las estrategias, el señalamiento acusándolos de terroristas y que no solo no pase nada sino que se aplauda. Como decía Daniel Samper, queda más que desazón, un profundo desencanto, aunque en el fondo muy en el fondo se guarda una pequeñísima esperanza que algún día pase algo que permita vislumbrar alguna salida.

chao

Adriaa

Anónimo dijo...

Gracias por el espacio de reflexión que nos brindas ante tanta indiferencia con un tema fundamental para Colombia.


Un abrazo.

Gloria

Anónimo dijo...

Recuerda que a veces terminamos pareciéndonos a nuestros férreos enemigos y tal y com reflexionas tienes la misma pasión que muestra don uribe...Está bien el blog. Lo felicito.

Anónimo