YO DIGO SÍ A LA PAZ

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lunes, 30 de marzo de 2009

La infamia de la guerra

Por Germán Ayala Osorio
El reciente comunicado de las Farc en el que proponen un intercambio de cadáveres prisioneros, es la expresión máxima de la barbarie, de la anomia y la degradación del conflicto armado interno. Aún muertos los guerreros, de lado y lado, mantienen ese horrendo carácter de trofeos de guerra recuperables por el capricho de los señores de la guerra (war lord).

Dicen las Farc en el comunicado, que “los restos del mayor Guevara serán entregados a su madre en fecha y lugar que indicaremos más adelante cuando la situación de orden público lo permita, a la vez que elevamos la solicitud a Colombianas y Colombianos por la Paz a exigir del gobierno nacional la entrega de los cadáveres de los comandantes Raúl Reyes e Iván Ríos a sus familiares”.

Cuando se supo de la muerte de ‘Tiro fijo’, el entonces general Montoya informó que el cadáver sería recuperado: “Todos sabemos que la ubicación del cadáver de 'Tirofijo' es una información de interés nacional para poder establecer en realidad de qué murió, si fue un infarto o en un enfrentamiento o bombardeo", aseguró el general Mario Montoya, comandante del Ejército.”[1]

Las Farc juegan no sólo con el dolor de quienes hoy sobreviven en las selvas, en manos de sus carceleros, sino con la familia del Mayor Guevara, muerto en cautiverio. Su madre es buscada por los medios porque aparece la posibilidad de un intercambio de cadáveres. Hasta dónde han llegado las Farc en su afán de ponerle precio a la vida y, ahora, a la muerte de sus prisioneros.

Ojalá los buenos oficios de Piedad Córdoba se encaminen no en lograr el tétrico canje de despojos mortales, sino en la entrega unilateral del cuerpo del oficial Guevara a su familia y quizás de los otros que se presumen murieron en cautiverio. Sería un gesto de respeto hacia una madre que aún no tiene como cerrar el duelo por la muerte de su hijo.

Posturas como las asumidas por las Farc legitiman todos los días la presencia y continuidad de Uribe en la Casa de Nariño. Qué desafortunado resulta para los demócratas y pacifistas de este país saber que el afán de reelegir a Uribe se soporta en las abyectas posturas de un grupo armado que perdió el rumbo de su lucha política.

[1] Tomado de http://ecodiario.eleconomista.es/internacional/noticias, el 30 de marzo de 2009.

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