Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
El papel de los ex presidentes en Colombia está asociado más a la actividad de controlar, vigilar y mantener viejos feudos políticos, que a la reflexión acerca de lo que hicieron o dejaron de hacer en su paso por la Casa de Nariño.
Incapaces de recuperar las experiencias vividas y de aportar ideas, soluciones y recomendar acciones a las empresas electorales (algunos las llaman partidos políticos) que los llevaron al poder, los ex presidentes en Colombia viven de la nostalgia y de lograr extender sus tentáculos al colocar a sus vástagos en cargos públicos, trazando así el camino que deberán recorrer e inoculándoles las ideas que deberán defender si de verdad desean emular a sus progenitores.
Títeres de empresarios y de un modelo económico que sólo beneficia a unos pocos y que pretende hacer inviable la vida de millones de colombianos, los ex presidentes creen ser útiles para la democracia y para la política. La verdad es que poco aportan, desde la reflexión académica por ejemplo, a la comprensión de los asuntos del Estado de quienes tienen la intención de alcanzar, como ellos, el Solio de Bolívar.
Están activos para continuar haciendo componendas y mantener sus propias condiciones de privilegio, y claro, las de aquellos empresarios que aportaron dineros a sus campañas. Justamente en la recuperación de la memoria, en la revisión de los errores, en la necesidad de aportar desde la experiencia, debería de soportarse la acción política de los ex presidentes, animada en centros académicos dedicados a pensar y repensar las dinámicas y las estructuras históricas de poder. ¿Por qué no dedicarse a replantear el accionar de los insepultos partidos políticos, revisando sus estatutos, su orientación ideológica, buscando que a través de su fortalecimiento, aporten de verdad al desarrollo democrático del país? La respuesta es clara: no lo hacen por física incapacidad.
Pero no. Su actividad se desarrolla en clubes y apartamentos del norte de la capital, junto a áulicos, lagartos, amanuenses y cuanto politiquero profesional sea necesario para mantenerse activos políticamente.
El papel de los ex presidentes en Colombia está asociado más a la actividad de controlar, vigilar y mantener viejos feudos políticos, que a la reflexión acerca de lo que hicieron o dejaron de hacer en su paso por la Casa de Nariño.
Incapaces de recuperar las experiencias vividas y de aportar ideas, soluciones y recomendar acciones a las empresas electorales (algunos las llaman partidos políticos) que los llevaron al poder, los ex presidentes en Colombia viven de la nostalgia y de lograr extender sus tentáculos al colocar a sus vástagos en cargos públicos, trazando así el camino que deberán recorrer e inoculándoles las ideas que deberán defender si de verdad desean emular a sus progenitores.
Títeres de empresarios y de un modelo económico que sólo beneficia a unos pocos y que pretende hacer inviable la vida de millones de colombianos, los ex presidentes creen ser útiles para la democracia y para la política. La verdad es que poco aportan, desde la reflexión académica por ejemplo, a la comprensión de los asuntos del Estado de quienes tienen la intención de alcanzar, como ellos, el Solio de Bolívar.
Están activos para continuar haciendo componendas y mantener sus propias condiciones de privilegio, y claro, las de aquellos empresarios que aportaron dineros a sus campañas. Justamente en la recuperación de la memoria, en la revisión de los errores, en la necesidad de aportar desde la experiencia, debería de soportarse la acción política de los ex presidentes, animada en centros académicos dedicados a pensar y repensar las dinámicas y las estructuras históricas de poder. ¿Por qué no dedicarse a replantear el accionar de los insepultos partidos políticos, revisando sus estatutos, su orientación ideológica, buscando que a través de su fortalecimiento, aporten de verdad al desarrollo democrático del país? La respuesta es clara: no lo hacen por física incapacidad.
Pero no. Su actividad se desarrolla en clubes y apartamentos del norte de la capital, junto a áulicos, lagartos, amanuenses y cuanto politiquero profesional sea necesario para mantenerse activos políticamente.
Es tal la ineptitud de los ex presidentes para revisar sus propias actuaciones y de reconocer errores y proponer cambios estructurales a las formas como se agencian los asuntos del Estado, que juegan a hacer oposición al gobierno de turno, y hasta deciden cambiar ideológicamente como lo hiciere el ex presidente César Gaviria Trujillo, que pasó, por acto de birlibirloque, de neoliberal a socialdemócrata. No podemos olvidar el caso del ex presidente Pastrana, quien con una altísima nostalgia de poder, aceptó a Uribe ser embajador de Colombia en los Estados Unidos, a pesar de que venía criticando la gestión del mandatario antioqueño.
Dan vergüenza los ex presidentes colombianos. Si aún debemos soportar las insulsas intervenciones y acciones de Samper, de Pastrana y de Gaviria, qué podemos esperar de Uribe cuando decida ser ex presidente. Será un gamonal más y de seguro, se presentará como defensor de los derechos humanos que él permitió violar durante sus años de gobierno.
Dan vergüenza los ex presidentes colombianos. Si aún debemos soportar las insulsas intervenciones y acciones de Samper, de Pastrana y de Gaviria, qué podemos esperar de Uribe cuando decida ser ex presidente. Será un gamonal más y de seguro, se presentará como defensor de los derechos humanos que él permitió violar durante sus años de gobierno.
3 comentarios:
Hola Germán!
Me identifico con tu escrito en el sentido que los ex presidentes colombianos sus aportes son muy débiles…se debe aprender de nuestros líderes indígenas, que no tienen esa figura de exgobernador, ex alcalde, etc.
…después del cargo siguen desempeñándose en sus labores cotidianas…sin ningunas ínfulas.
Calopez
HOla bandido. Ya tenes listo "el kit secuestro"? No olvides en una bolsa de plástico (ojalá grande para que te sirva como impermeable) pon una camisa limpia, un cepillo de dientes, la billetera y el pasaporte. Y si acaso, unas botas pantaneras y una linterna. Qué te han hecho las momias? No ves que en Egipto las adoran y atraen millones de turistas cada año. Lo que pasa es que en Colombia son momias que hablan demasiado, hieden hasta el tuétano y siguen haciendo daño aunque esten técnica y políticamente muertas, pero tu lo has dicho se voltean despues de muertas y se pasan a la oposición donde sin recato alguno les dan respiración boca a boca.
Bueno no quiero asustarte, pero tenes un tono que me emociona porque me parece que en tal estado de cosas toca alinearse en contra y no alienarse por...
\Un abrazo y - de verdad - cuidate mucho.
Diana M
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