Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Antes de la jornada electoral, de mayo próximo, en la que los colombianos elegiremos el sucesor de Uribe Vélez, es bueno mirar qué representan cada uno de los candidatos que aspiran a la Presidencia.
Inicio con el candidato oficial, Juan Manuel Santos, miembro de una familia que ha sabido explotar a favor de sus intereses, la relación Medios- Política. Con un periódico que se dice liberal, pero que la verdad sea dicha ha demostrado ser un diario de derecha, conservador, apegado a los intereses del gran capital nacional e internacional, su candidatura fue madurada, literalmente, a punta de periódico, con la edición de información amañada publicada por EL TIEMPO.
Santos representa los intereses de la rancia oligarquía bogotana. Es un ladino y ladero personaje de la política nacional, capaz de establecer las alianzas más perversas con tal de asegurar sus privilegios y los de su clase. Es hábil para el mimetismo y se especializó con Uribe en la trampa, en la tramoya y en el uso de la política para delinquir, sin violar la ley. Santos es un hombre de derecha, conservador, así haya militado en el partido liberal. Sus verdaderas convicciones lo hacen ver como un líder no progresista. Defiende el modelo neoliberal.
Igualmente, pero con menos carisma, Germán Vargas Lleras pertenece a una cerrada élite bogotana. Es un hombre de derecha, conservador, amigo de la disciplina militar y enemigo de las libertades ciudadanas. Representa los intereses del gran capital. Se declaró uribista y convirtió su movimiento político, Cambio Radical, en un centro burocrático. Es un defensor del modelo neoliberal. De salir elegido, habrá más de lo mismo: más presupuesto para la guerra, más burocracia, clientelismo y corrupción.
En cuanto a Noemí Sanín, hay que decir que es una hábil política. Juega en cualquier partido, le gusta vivir del régimen, con un costo alto: no se sabe qué ideología política profesa o sigue. De todas formas, es una mujer de derecha, conservadora, muy apegada a la tradicional familia paisa, muy en la línea conservadora y autoritaria de Álvaro Uribe Vélez. Por ello quizás se opone al aborto y a otros temas que puedan cuestionar su moral. Defiende el neoliberalismo.
Gustavo Petro resulta ser un acomodaticio personaje de la izquierda nacional. Su arrogancia y su ambivalencia lo llevaron a apoyar la elección del Procurador General, Alejandro Ordóñez, una figura gris, conservadora, con tendencia fascista. No se entiende como un líder de izquierda pueda apoyar a este tipo de funcionarios. Imagino que lo hizo para saciar apetitos burocráticos. Puede quedar muy mal el PDA después de las elecciones presidenciales. Es un hombre con propuestas claras, pero mientras haya guerrilla y paramilitarismo, la izquierda no tiene cómo llegar a la Presidencia.
Del candidato del alicaído Partido Liberal, Rafael Pardo, se puede decir que no tiene carisma. Representa, igualmente, los intereses de la derecha colombiana. Cree en la salida armada al conflicto armado. Recuérdese que como ministro de Defensa atacó Casa Verde. Con él, el Partido Liberal entrará en una crisis profunda. Sin discurso convincente y sin un carácter definido, es uno más de los candidatos a la presidencia de Colombia.
De Antanas Mockus hay que decir que representa la decencia en la política. No creo del todo en su talante democrático. Puede resultar autoritario e incluso, intolerante en momentos de gran presión. El ocuparse del tema de la educación y al proponer una legalidad democrática, abre la posibilidad de que Colombia inicie el camino de separar la política del crimen. Es posible que termine educando a las perversas familias que de tiempo atrás manejan los intereses del Estado, alrededor de que es mejor perder o ceder en algo y no perderlo todo. Defiende el modelo neoliberal, como todos los anteriores. De resultar elegido Presidente, lo más seguro es que las finas redes clientelares dejadas por Uribe en ocho años, las mafias del narco paramilitarismo y la acción directa de Uribe y Santos, intenten generar condiciones de ingobernabilidad, con las cuales asegurar la victoria del uribismo una vez termine su mandato.
Lo cierto es que sólo Petro ha expresado críticas contra el modelo de Estado, contra el modelo económico. Todos los anteriores, incluyendo a Petro, no quieren tocar los intereses de las poderosas elites que manejan los asuntos del Estado. Tampoco harán mucho para intentar cambiar las circunstancias históricas que han afianzado la ilegitimidad del Estado. En fin, nos toca elegir el menos malo, el menos perverso y ese parecer ser Mockus.
De Antanas Mockus hay que decir que representa la decencia en la política. No creo del todo en su talante democrático. Puede resultar autoritario e incluso, intolerante en momentos de gran presión. El ocuparse del tema de la educación y al proponer una legalidad democrática, abre la posibilidad de que Colombia inicie el camino de separar la política del crimen. Es posible que termine educando a las perversas familias que de tiempo atrás manejan los intereses del Estado, alrededor de que es mejor perder o ceder en algo y no perderlo todo. Defiende el modelo neoliberal, como todos los anteriores. De resultar elegido Presidente, lo más seguro es que las finas redes clientelares dejadas por Uribe en ocho años, las mafias del narco paramilitarismo y la acción directa de Uribe y Santos, intenten generar condiciones de ingobernabilidad, con las cuales asegurar la victoria del uribismo una vez termine su mandato.
Lo cierto es que sólo Petro ha expresado críticas contra el modelo de Estado, contra el modelo económico. Todos los anteriores, incluyendo a Petro, no quieren tocar los intereses de las poderosas elites que manejan los asuntos del Estado. Tampoco harán mucho para intentar cambiar las circunstancias históricas que han afianzado la ilegitimidad del Estado. En fin, nos toca elegir el menos malo, el menos perverso y ese parecer ser Mockus.
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