Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Es claro que con los resultados de ayer, prácticamente el sucesor de Uribe Vélez será Juan Manuel Santos. Se necesitará de un ‘milagro’ para que los Verdes logren derrotarlo en segunda vuelta. Pero miremos qué significa el triunfo parcial de Santos.
Significa el triunfo de la maquinaria que Uribe logró estructurar y ‘aceitar’ muy bien en estos ocho años de Gobierno. Que no crea Juan Manuel que este triunfo es el reconocimiento a su vida pública, por el contrario, se lo debe al ‘patrón’ que puso a su servicio un muy bien estructurado clientelismo, del que se beneficiaron comunidades pobres (con la entrega de subsidios de Familias en Acción) y grupos privilegiados como contratistas, empresarios, ganaderos y palmicultores, entre otros. La sombra de Uribe sobre Santos será tan grande, que es posible que al final digamos que el tercer periodo del Mesías antioqueño empezó un 30 de mayo de 2010.
Santos no podrá, entonces, tomar mucha distancia de Uribe, como lo dejó entrever hace unos días diciendo que una cosa era Uribe y otra cosa sería él, que su gobierno sería mejor e insinuando que no habrá corrupción en su administración. Ese lapsus en el debate televisado en el que señaló que lo que hay que reelegir es la corrupción, bien merece ser tenido en cuenta. El gobierno de Santos, aún sin empezar, ya está en deuda no sólo con Uribe, sino con quienes le han acompañado de tiempo atrás: las mafias legales e ilegales.
Detrás del uribismo está la presión de las Fuerzas Militares. La carta de los ex generales anunciando que la tropa tiene la moral baja y la precipitada renuncia del general Padilla, son dos claras maniobras políticas que se suman al miedo que aún subsiste en los colombianos ante un eventual resurgimiento de los criminales de las Farc, si a la Presidencia llegare una opción distinta a mantener una guerra interna que aún el Estado colombiano no gana, y en la que hay interesados muy poderosos que harán hasta lo imposible para que se prolongue varios años más. Hay war lord, endógenos y exógenos, interesados en que la guerra continúe. Uribe y Santos son dos señores de la guerra interesados en hacerle el juego a las empresas fabricantes de armas y pertrechos.
El papel que juegan hoy en Colombia las Fuerzas Militares es y será definitivo para impedir el surgimiento y el mantenimiento de opciones distintas al uribismo-santismo. El mensaje es claro: no a las opciones de centro y menos aún a las de izquierda. El triunfo de Santos es el triunfo de la Derecha, de la oligarquía que desea desmontar los espacios democráticos logrados en la Constitución de 1991. Nos aproximamos cada vez más a un régimen represor de los derechos humanos y de las libertades ciudadanas, que terminará permeando otros espacios societales como la universidad, tanto privada como pública.
Será el fin de la parapolítica y no habrá investigaciones que lleven a develar la participación de empresarios en la empresa criminal montada y puesta en marcha por los paramilitares. El tercer canal para Planeta será el reconocimiento a los tratamientos periodísticos acomodados que realizó EL TIEMPO desde 2002. Como dijo Santos, se reelegirá la corrupción. Ya se dio el primer paso.
Es claro que con los resultados de ayer, prácticamente el sucesor de Uribe Vélez será Juan Manuel Santos. Se necesitará de un ‘milagro’ para que los Verdes logren derrotarlo en segunda vuelta. Pero miremos qué significa el triunfo parcial de Santos.
Significa el triunfo de la maquinaria que Uribe logró estructurar y ‘aceitar’ muy bien en estos ocho años de Gobierno. Que no crea Juan Manuel que este triunfo es el reconocimiento a su vida pública, por el contrario, se lo debe al ‘patrón’ que puso a su servicio un muy bien estructurado clientelismo, del que se beneficiaron comunidades pobres (con la entrega de subsidios de Familias en Acción) y grupos privilegiados como contratistas, empresarios, ganaderos y palmicultores, entre otros. La sombra de Uribe sobre Santos será tan grande, que es posible que al final digamos que el tercer periodo del Mesías antioqueño empezó un 30 de mayo de 2010.
Santos no podrá, entonces, tomar mucha distancia de Uribe, como lo dejó entrever hace unos días diciendo que una cosa era Uribe y otra cosa sería él, que su gobierno sería mejor e insinuando que no habrá corrupción en su administración. Ese lapsus en el debate televisado en el que señaló que lo que hay que reelegir es la corrupción, bien merece ser tenido en cuenta. El gobierno de Santos, aún sin empezar, ya está en deuda no sólo con Uribe, sino con quienes le han acompañado de tiempo atrás: las mafias legales e ilegales.
Detrás del uribismo está la presión de las Fuerzas Militares. La carta de los ex generales anunciando que la tropa tiene la moral baja y la precipitada renuncia del general Padilla, son dos claras maniobras políticas que se suman al miedo que aún subsiste en los colombianos ante un eventual resurgimiento de los criminales de las Farc, si a la Presidencia llegare una opción distinta a mantener una guerra interna que aún el Estado colombiano no gana, y en la que hay interesados muy poderosos que harán hasta lo imposible para que se prolongue varios años más. Hay war lord, endógenos y exógenos, interesados en que la guerra continúe. Uribe y Santos son dos señores de la guerra interesados en hacerle el juego a las empresas fabricantes de armas y pertrechos.
El papel que juegan hoy en Colombia las Fuerzas Militares es y será definitivo para impedir el surgimiento y el mantenimiento de opciones distintas al uribismo-santismo. El mensaje es claro: no a las opciones de centro y menos aún a las de izquierda. El triunfo de Santos es el triunfo de la Derecha, de la oligarquía que desea desmontar los espacios democráticos logrados en la Constitución de 1991. Nos aproximamos cada vez más a un régimen represor de los derechos humanos y de las libertades ciudadanas, que terminará permeando otros espacios societales como la universidad, tanto privada como pública.
Será el fin de la parapolítica y no habrá investigaciones que lleven a develar la participación de empresarios en la empresa criminal montada y puesta en marcha por los paramilitares. El tercer canal para Planeta será el reconocimiento a los tratamientos periodísticos acomodados que realizó EL TIEMPO desde 2002. Como dijo Santos, se reelegirá la corrupción. Ya se dio el primer paso.
9 comentarios:
Gracias, que buena reflexión.
Catalina
Germán en un país tan bello como Colombia, desafortunadamente estamos agarrados por el poder de estas maquinarias maquiavélicas, en donde los genios y honestos no tienen cabida.
Germán nos espera otra década más de corrupción, guerra, y poca educación.
No obstante como docentes tenemos que seguir luchando por un mejor país, el tipo de mensajes como el que Usted continuamente remite, además de profesionales por contenido y claridad, son una voz a la consciencia que hacen parte de un trabajo educativo bien importante.
Atentamente,
MARCEL
Germán!
Está bien tu reflexión sobre el triunfo de continuismo…Pero también debes analizar que el candidato Mockus fue muy sobrador, rechazó tajantemente las alianzas o intentos de alianza que le ofrecía otros movimientos políticos como por ejemplo el Polo Democrático, ¿Qué pasó con las encuestas?
¿Qué pasó en los últimos debates? Muchos de estos debates fueron diseñados tácticamente para levantar la imagen de J.M. Santos. Antas la embarró en muchas declaraciones…desconoce aspectos fundamentales de nuestra Constitución Nal.
Te felicito…con aportar otras miradas al fenómeno político colombiano…COLOMBIA NOS SORPRENDE CADA VEZ POR SU MASOQUISMO.
Atte.
calopez
Como siempre mil gracias german
Andrés
Bien, buen análisis. Un comentario:
Amigos/as: Hay que evaluar, aprender y avanzar. El gobierno la metió toda en los últimos 15 días (1), pero la otra mirada es que con todo el aparataje, gobierno, recursos, antes no ganaron en la primera vuelta de una vez. Vargas y Petro recogieron en los últimos 15 días parte de los votos de opinión contra Uribe (últimos escándalos) que Mockus no se atrevió a mantener (fue muy flojo en los debates). Los votos que perdió Nohemí en su gran mayoría, y algunos liberales, reforzaron lo de Santos. Lo de prometer impuestos sin decir a quien se le van a aplicar también desgastó a Mockus y cierta incapacidad de comunicar ideas. Si se miran resultados en zonas de frontera con Venezuela, allí Uribe-Santos barrió por encima del 65-70%, lo mismo en departamentos muy azotados por la guerrilla (Huila, Meta, aunque hay excepciones como Putumayo y Nariño, pero afectados por "pirámides"). De todas maneras lo de Petro no es un desastre, pero lo que se haga en estos días determina también el futuro del Polo y los Verdes. Hay que partir de que Santos se haya acercado a un verdadero techo, y con lo volátil que están las cosas no hay que bajar la guardia. Mockus y los verdes pueden hacer un ejercicio bien interesante. El gran dilema o dificultad para nosotros es que el "antiuribismo militante" llegó a su propio techo y la única posibilidad de crecer sería mediante un fenómeno político que llegue a sectores abstencionistas, que por la dinámica de la campaña actual (y la naturaleza de Mockus) es difícil de desencadenar. Saludos, Atte; fd
(1) Nota: la campaña de Santos en las colas de familias en acción, la campaña de Uribe en la radio (2 intervenciones en emisoras regionales por día), y la campaña de miedo en la frontera con Venezuela aprovechando las intervenciones de Chávez, fueron parte de las estrategias del gobierno que hay que tener en cuenta para explicar el resultado. Un fraude electrónico no se debe desechar.
F
¡Germán!, esto es lo qeu pienso, en general.
- Para Colombia, hoy reelección y corrupción, es una redundancia.
- Ojalá esta segunda vuelta el 20 de junio, literalmente le pudiera dar la 'vuelta' a los resultados de ayer.
- Que tanta 'Ola Verde' deje de ser un fenómeno de moda, de jóvenes encantados por portar algo verde porque sí, sólo para no quedarse por fuera, y realmente sea una postura a conciencia y seria frente a una elección, que si no logra dar la 'vuelta', va a durar no cuatro sino otros ocho años y con más de lo mismo.
- Sólo un escándalo en contra de Santos podrá poner los ojos de millones de colombianos en Mockus. Pero para ese tipo de milagros pocos 'santos' hay en la Justicia y en los órganos de control.
- Y es tanta la desdicha por la continuidad de ocho años de burocracia y desatención social de la era uribista, que muchos consideramos un 'Mesías' en algún momento a Mockus, pero resulta que tampoco lo es. Y de quedar en la Presidencia seguramente le tocará tan difícil lidiar con el Congreso, como le está tocando ahora lidiar contra Santos. Lo cierto es que prefiero mil veces la honestidad y transparencia de Antanas, dándole mi voto de opinión, que darle las riendas del país a alguien que no me inspira ni con la mirada ni con sus palabras. Del dicho al hecho, hoy hay más de seis millones de colombianos, porque en contados meses se darán cuenta que no siempre el que más claro habla es quien mejor va actuar y de cara al país.
Saludos.
Andrea
cREO QUE no fue ningún triunfo. Antanas en enero ni siquiera podía ser candidato y ahora se disputa la segunda vuelta con el uribismo. Eso es ganar. Y por otra parte, pasar del 70 por ciento al 46 es perder, eso sí es perder
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VJ
Hola Uribito:
¡Bien!
Luisf.
German
La ola verde fue cargada por emociones, pero q podrá mas unas emociones o una nación analfabeta en la política??
Por visto puedo más el analfabetismo colombiano la cual el marketing político jugo con ese analfabetismo.
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