YO DIGO SÍ A LA PAZ

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jueves, 4 de noviembre de 2010

LA INFORMACIÓN NOTICIOSA: UN ASUNTO DE RESPONSABILIDAD SOCIAL Y ESTATAL

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

Pensar que los informativos deben ser amenos y que las noticias en sí mismas deben entretener a las audiencias, permitió que los noticieros en Colombia hayan perdido no sólo el carácter, sino el rigor y la oportunidad de generar estados de opinión útiles para la democracia y para la formación de una cultura política ciudadana.

Parte de la responsabilidad de tener hoy noticieros en Colombia convertidos en ‘revistas’, en ‘magazines’ y en unidades de promoción de novelas y programas de los canales que los sostienen, recae en Yamid Amat, quien abrió las puertas al entretenimiento, al chisme, a la farándula, entre otras, a través de la sección que presentaba en aquella época, Viena Ruiz.

Los demás copiaron la idea y la distorsión se multiplicó de tal manera, que ahora todos replican el ‘exitoso’ modelo sin percatarse del daño que le hacen no sólo al periodismo mismo, sino a la democracia, al construir audiencias incapaces de entender el complejo entorno colombiano.

Pero el asunto va más allá de la estructura y los criterios con los cuales se propone la continuidad de las notas. La preocupación mayor está en los tratamientos ligeros, irresponsables, amañados y espectaculares que se hacen sobre ciertos hechos, con la intención de ocultar, por ejemplo, acciones, errores y decisiones del gobierno. Y ello sucedió en innumerables ocasiones durante el largo periodo de Uribe Vélez, conocidos esos casos como ‘cortinas de humo’.

Quizás los propietarios de los medios, directores, jefes de redacción y periodistas piensen que el gran poder de penetración de la televisión y de sus propios medios, los hace inmunes a las críticas que de vez en cuando llegan de la sociedad civil y de sectores de la ciudadanía colombiana. Lo que es claro es que de no cambiar las rutinas de producción noticiosa, corren el riesgo de perder credibilidad en las audiencias, especialmente aquellas que tienen acceso a procesos de formación. Se trata de un proceso lento, que les puede dar desagradables sorpresas el día de mañana.

Por ello, antes de pedir la eliminación de la Comisión Nacional de Televisión, lo que hay que exigir es que los comisionados se ocupen del problema de la información en Colombia. Se necesita de una especial observación de los tratamientos noticiosos. Y esta actividad la deben cumplir los miembros de dicha institución, en asocio con las facultades de comunicación social, las asociaciones de consumidores de medios de comunicación, los anunciantes e incluso, abrir la posibilidad para que programas de ciencias sociales y de humanidades participen de la discusión de los discursos mediáticos, cuyos efectos en las audiencias requieren de un mejor y mayor análisis.

El seguimiento, el análisis y la crítica a la actividad periodística no pueden quedar en manos de algunos grupos de investigación y observatorios de medios, que con pocos recursos, se limitan a desarrollar proyectos de investigación y encuestas desarticuladas de políticas públicas relacionadas con este ámbito estratégico de la industria cultura, del afianzamiento del Estado como orden social y político y de la democracia, como forma de gobierno y como opción digna de vida en un contexto de respeto y consideración por la condición humana.

Incluso, la observación y el seguimiento no pueden ser actividades exclusivas de grupos de investigación de algunas universidades. Por el contrario, hay que mirar cómo se da el consumo de la información noticiosa en los colegios, cómo se asume por parte de alumnos y profesores y de qué forma se articula a los desarrollos curriculares.

La preocupación por los efectos de los media debe extenderse a todos los niveles, sectores e instituciones de la sociedad colombiana. Las condiciones contextuales de Colombia y las diferencias regionales exigen del Estado políticas claras en torno al tipo de información que se reproduce y se construye en los noticieros de televisión.

Dejar este asunto a los criterios legítimos de las empresas mediáticas, en un contexto en el que es evidente la crisis de instituciones como la familia y la escuela, aumenta los problemas y los obstáculos para construir democracia, a partir de la acción política de ciudadanos formados para interpretar los dobleces de los discursos mediáticos y avanzar en la comprensión de asuntos públicos de especial interés social y político.

El asunto es de responsabilidad social y estatal y ello compromete no sólo a los medios, sino a cada uno de los ciudadanos colombianos. Ya va siendo hora de que la acción informativa se convierta en un asunto estratégico para el devenir de la sociedad colombiana, en la actual y compleja etapa de la globalización corporativa.

El valor económico y político dado a la información noticiosa y los intereses estratégicos que esa valoración genera, son suficientes razones para que la sociedad reconozca su importancia y los riesgos que corren los ciudadanos al desconocer sus lógicas, intereses, motivaciones y, sobre todo, las de los patrocinadores.



Nota: este artículo fue publicado en Aula & Asfalto, espacio académico del programa de comunicación social y periodismo de la Universidad Central de Bogotá. Edición 212 del 05 de noviembre de 2010. http://www.aulayasfalto.e-pol.com.ar/. Igualmente, desde el 10 de noviembre de 2010, se publicó en la revista CIERTO, http://www.revistacierto.com/.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Germán, interesante y oportuna; es necesario ir abriendo puertas al debate. El silencio solo ayuda a que ese proyecto político se consolide. El poder requiere de audiencias, o más propiamente de masas, irreflesivas. Y este proceso no solo se está dando EN LOS MMC, sino que la academia está entrando en ese juego.Se necesitan profesionales con baja formación y hábiles en el manejo de procesos instrumentales, que no piensen. Ya se inició con los estudiantes y se empieza a ver dentro del profesorado. Y, asi, podemos ver otros hechos que apuntan en la misma direción.
Saludos,
Gilberto

Anónimo dijo...

Hola Germán, Gracias por tus valiosos artículos.
Gloria Alicia