Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Durante ochos años Uribe Vélez no sólo construyó un régimen de terror, sino que políticamente buscó inhumar a los partidos Liberal y Conservador.
Con la llegada de Juan Manuel Santos al poder, el partido Liberal, de alguna manera logra sobrevivir y muestra alguna claridad de cara al futuro, aunque con la gran sombra del Partido de la U, una fachada clientelar muy bien aceitada por el uribismo y por el mismo Uribe cuando mandó (no gobernó) durante dos periodos. La preocupación del ex presidente Samper, por la forma como se viene manejando al Partido Liberal es síntoma de que el liberalismo y la colectividad respiran, con dificultad, pero respiran.
La situación del partido Conservador es un poco distinta. Ahora están en el dilema de seguir o no la estrategia de los ‘Talleres Democráticos’ planteada por Uribe para las regiones, de cara a las elecciones de octubre, o seguir haciendo parte de la tan cacareada Coalición Nacional de Santos. Aunque dijeron tener su propia agenda, en respuesta al llamado de Uribe al primer ‘taller democrático’ en Bogotá, la verdad es que el insepulto partido conservador advierte cierta indecisión, que se disipará en la medida en que el actual Gobierno le asegure burocracia y contratos.
Por ahora, están haciendo el ejercicio de criticar a Santos, señalando que el país, en seguridad, está retrocediendo. ¿Será una estrategia para ‘medir’ a Santos en materia de entrega de contratos? ¿Hay de fondo un reclamo burocrático y de contratos, o se avizora una ruptura ideológica y política, que hace pensar que la colectividad o el grueso de ella quiere acompañar a Uribe en su decisión de hacerle contrapeso a Santos, poniendo sus fichas en las regiones? En el encuentro ideológico de ayer en Villa de Leyva, el diezmado partido se mantiene dentro de la Coalición, a la espera de qué le brinden Uribe y el uribismo en la contienda electoral que se avecina.
En carta enviada al Presidente Santos, los líderes de esa colectividad señalan que “hay que conservar la propiedad, hay que conservar la justicia, hay que conservar la sociedad, hay que conservar la República”. Eso se traduce en que hay que conservar los puestos, la burocracia y la corrupción de sus más connotados voceros, como Andrés Felipe Arias, quien repartió recursos de su política Agro Ingreso Seguro, a todos aquellos que apoyaron a Uribe en sus dos periodos y hoy critica la política exterior de Santos en relación con el régimen chavista.
A un partido como el Conservador, que se quedó en el siglo XIX, por estos tiempos sólo le queda la tarea de mendigar burocracia, acomodarse a las políticas del gobierno de turno y esforzarse en mantener un Establecimiento caduco, anquilosado y dañino. Seguirán insepultas las ideas de un conservadurismo que no ha dejado avanzar a la sociedad colombiana y al país en general, en aras de construir un país respetuoso de la diferencia y de las libertades y derechos consagrados en la Constitución Política de 1991.
Durante ochos años Uribe Vélez no sólo construyó un régimen de terror, sino que políticamente buscó inhumar a los partidos Liberal y Conservador.
Con la llegada de Juan Manuel Santos al poder, el partido Liberal, de alguna manera logra sobrevivir y muestra alguna claridad de cara al futuro, aunque con la gran sombra del Partido de la U, una fachada clientelar muy bien aceitada por el uribismo y por el mismo Uribe cuando mandó (no gobernó) durante dos periodos. La preocupación del ex presidente Samper, por la forma como se viene manejando al Partido Liberal es síntoma de que el liberalismo y la colectividad respiran, con dificultad, pero respiran.
La situación del partido Conservador es un poco distinta. Ahora están en el dilema de seguir o no la estrategia de los ‘Talleres Democráticos’ planteada por Uribe para las regiones, de cara a las elecciones de octubre, o seguir haciendo parte de la tan cacareada Coalición Nacional de Santos. Aunque dijeron tener su propia agenda, en respuesta al llamado de Uribe al primer ‘taller democrático’ en Bogotá, la verdad es que el insepulto partido conservador advierte cierta indecisión, que se disipará en la medida en que el actual Gobierno le asegure burocracia y contratos.
Por ahora, están haciendo el ejercicio de criticar a Santos, señalando que el país, en seguridad, está retrocediendo. ¿Será una estrategia para ‘medir’ a Santos en materia de entrega de contratos? ¿Hay de fondo un reclamo burocrático y de contratos, o se avizora una ruptura ideológica y política, que hace pensar que la colectividad o el grueso de ella quiere acompañar a Uribe en su decisión de hacerle contrapeso a Santos, poniendo sus fichas en las regiones? En el encuentro ideológico de ayer en Villa de Leyva, el diezmado partido se mantiene dentro de la Coalición, a la espera de qué le brinden Uribe y el uribismo en la contienda electoral que se avecina.
En carta enviada al Presidente Santos, los líderes de esa colectividad señalan que “hay que conservar la propiedad, hay que conservar la justicia, hay que conservar la sociedad, hay que conservar la República”. Eso se traduce en que hay que conservar los puestos, la burocracia y la corrupción de sus más connotados voceros, como Andrés Felipe Arias, quien repartió recursos de su política Agro Ingreso Seguro, a todos aquellos que apoyaron a Uribe en sus dos periodos y hoy critica la política exterior de Santos en relación con el régimen chavista.
A un partido como el Conservador, que se quedó en el siglo XIX, por estos tiempos sólo le queda la tarea de mendigar burocracia, acomodarse a las políticas del gobierno de turno y esforzarse en mantener un Establecimiento caduco, anquilosado y dañino. Seguirán insepultas las ideas de un conservadurismo que no ha dejado avanzar a la sociedad colombiana y al país en general, en aras de construir un país respetuoso de la diferencia y de las libertades y derechos consagrados en la Constitución Política de 1991.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario