YO DIGO SÍ A LA PAZ

YO DIGO SÍ A LA PAZ

lunes, 16 de septiembre de 2013

MEDIO AMBIENTE, DESARROLLO, PAZ Y AJUSTES EN EL GABINETE DE SANTOS

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

Los cambios efectuados por Santos en las carteras de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible y Agricultura, son hechos claros y suficientes para reconocer que el Presidente quiere profundizar la crisis en el campo y por ese camino, acabar con el campesinado y su cultura, al insistir en un modelo de desarrollo extractivo (minería) que cada día genera conflictos socioambientales y pone la seguridad alimentaria de los colombianos en manos de monopolios empresariales del orden nacional o internacional.

De cara al proceso de paz en La Habana, es posible que el sentido político y práctico del reciente ajuste ministerial vaya en contravía de lo que hasta el momento se acordó entre los negociadores del Gobierno y de las Farc, en lo que hace referencia al tema agrario. Así lo aseguran varios analistas.

Pero también es posible pensar que dichos cambios o ajustes ministeriales no desvelen a las Farc, por cuando lo acordado hasta ahora entre las partes, en cuanto al tema agrario, asegura una clara división territorial  del país en dos grandes zonas desarrollo: de un lado, las Zonas de Reserva Campesina y del otro lado, las Zonas de Desarrollo Empresarial. Si lo que acordado hasta el momento, en materia agraria, tiene esas características y alcances, entonces los recientes movimientos en el gabinete de Santos no tendrían cómo afectar el proceso de paz de La Habana.

Por ese camino, las Zonas de Reserva Campesina darán la oportunidad para que las Farc desarrollen allí, dentro de los límites legales y políticos que fija el modelo de Estado, un proyecto político y económico en el que puedan constituir o reconstruir la base y la fuerza social que, por ejemplo, les garantice a ellos la permanencia en el Congreso y la conquista de alcaldías y gobernaciones. Y podrán constituir esa base social y política al recoger y abrigar a los campesinos que resulten afectados, desplazados o expulsados por la extensión de las zonas de explotación minera o por las que se van a dedicar a monocultivos de palma africana y azúcar, entre otros.

Mientras tanto, las Zonas de Desarrollo Empresarial serán el fortín económico y político de una élite que aunque reconoce los riesgos políticos que llevaría la división del país en esas dos grandes zonas, decidirá correrlos porque sabe que mantendría el poder intacto sobre la forma como tiene que operar el Establecimiento, en aras de garantizar y extender sus beneficios, y por esa vía, mantener los niveles de cooptación del Estado, que sirven a sus intereses y propósitos.

 El futuro de las Farc

En toda negociación siempre habrá ganadores y perdedores. Si el proceso de paz continúa y llega a un final feliz, en lo acordado, firmado y refrendado, por supuesto que habrá quienes ganen y quienes pierdan.

Ganarán los líderes de las Farc que alcancen una curul en el Congreso,  asegurando de esa manera una vida dentro de la institucionalidad. Y para ello, contarán con el compromiso de los organismos de seguridad del Estado  y de la élite política,  para que sus vidas sean respetadas. Serán cooptados por el Establecimiento. Allí quedará su lucha de 50 años.

Perderán los mandos medios y bajos de unas Farc que de inmediato sufrirán un proceso de atomización, que terminará con el nacimiento de grupos delincuenciales, conformados por células disidentes y desmovilizados abandonados por el Estado y por sus comandantes. Allí, aparecerá un inconveniente escenario de posconflicto que afectará negativamente la seguridad y la convivencia de las Zonas de Reserva Campesina y las Zonas de Desarrollo Empresarial. Para ello, muy seguramente se responderá con grupos de vigilancia privada o con el uso del poder de coerción de la fuerza pública.

Sin duda alguna, ganará el país al poner fin a un largo conflicto armado interno. Ello, atraerá aún más la inversión extranjera, que sin controles sociales y políticos, ampliará las fronteras productivas de palma africana (biocombustibles) y la minería extensiva, entre otros negocios alejados de la producción de comida. Eso sí, en materia ambiental, el país sufrirá grandes transformaciones en sus selvas y ecosistemas frágiles, lo que muy seguramente significará la pérdida de especies y la afectación de fuentes de agua. Muy seguramente ese escenario ya está presente hoy en el país, por la forma irresponsable como el Estado colombiano, gracias al debilitamiento de la institucionalidad ambiental que se aseguró en el Gobierno de Uribe Vélez y que el gobierno de Juan Manuel Santos se ha encargado de profundizar.

De esta forma, es posible que podamos decir con alborozo que logramos la paz con las Farc (y quizás, más adelante, con el ELN), pero lo cierto es que la biodiversidad se verá afectada, hasta tal punto, de que pasaremos de ser un país con una amplia oferta ambiental, a un país con un incierto futuro ambiental. Y en materia cultural, veremos cambios profundos en las vidas de campesinos (y posiblemente, en afrodescendientes e indígenas), que dejarían de ser autónomos, para convertirse en jornaleros. Esos, muy seguramente, serán los costos sociales, culturales y ambientales de alcanzar la paz. 

No hay comentarios.: