Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
La noticia política del mes la
dio el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, al señalar que aspirará al senado de
la República, en las elecciones de 2014. El ex mandatario confirmó lo que de
tiempo atrás era motivo de especulación política y mediática: su regreso al
Congreso[1]. Ya se
conocen algunos nombres de quienes lo acompañarían en una lista de la que se
dice, será cerrada. Entre ellos, Alfredo Rangel Suárez y José Obdulio Gaviria,
entre otros.
El regreso de Uribe a la vida
política del país genera dudas, miedos y expectativas alrededor no sólo de lo
que busca al aspirar a una curul en el Congreso de la República, sino de los
efectos que su llegada al senado generaría en lo que respecta al comportamiento
de la Unidad Nacional, que acompaña hasta el momento al Presidente Juan Manuel
Santos Calderón.
Ahora bien, de cara al escenario
electoral en el que estará en juego la reelección de Santos Calderón, es
recomendable que el Presidente no desestime la decisión de Uribe Vélez, por
cuanto el ex presidente representa intereses -y cuenta con el apoyo- de
sectores empresariales, financieros y militares y además, recoge las prácticas
culturales de un amplio sector conservador (godo) y las aspiraciones de
millones de colombianos premodernos, que aún lo ven como líder político
irremplazable, como un Mesías, gracias al programa de Familias en Acción, por
el carácter autárquico con el que dirigió los asuntos de Estado, o porque su
origen emergente es referente incontrastable para aquellos sectores
poblacionales acostumbrados a que los conflictos, los problemas y las
diferencias se solucionan con violencia, con amenazas y con el uso discrecional (irracional) de la fuerza.
Medios, periodistas, proceso de paz y Unidad Nacional
Con la eventual llegada de Uribe
Vélez al Congreso, el ejercicio de la política tendrá en él a un indiscutible
protagonista. Su carácter montaraz, belicoso y retador, asegurará a los medios
masivos, permanentes cubrimientos noticiosos, por las bravuconadas con las que muy
seguramente responderá a los pocos congresistas que sean capaces de retar sus
ideas y controvertir los proyectos de ley que de seguro promoverá en la corporación,
en aras de ‘retomar el rumbo’, que no es más que regresar a las circunstancias
que impuso durante ocho años en la Presidencia, es decir, que quienes no sigan
o respalden sus ideas, o decidan abiertamente contradecirlas, deberán vivir bajo
la amenaza de los organismos de seguridad del Estado.
Desde ya, los periodistas
colombianos contarán con una fuente inagotable de ‘cortinas de humo’ o de
evasivas, cuando decidan preguntarle al senador Uribe por asuntos sobre los que
él decide que no debe ser cuestionado. Nuevamente el periodismo se hincará ante
su férreo carácter, para darle así de qué hablar a las audiencias que disfrutan
con el espectáculo de las riñas de gallos.
De otro lado, varios políticos
aseguran que el debate político se fortalecerá, con la eventual llegada del ex
presidente al senado. Es posible que los debates ganen en intensidad, pero no
en calidad de los argumentos que allí se expongan, por cuanto el ex mandatario
ha dado muestras de no tener un discurso elaborado, con todo lo que ello
implica desde la lógica argumental y desde las condiciones propias del
lenguaje. Acostumbrado a no escuchar
y no a responder los cuestionamientos,
Uribe Vélez jamás podrá ser un buen interlocutor político.
En cuanto a la idea de que con el
regreso de Uribe al Congreso, la derecha y la ultraderecha tendrán en adelante
un partido político, llamado hoy Centro Democrático (antes Puro Centro
Democrático), hay que recordar que al ex mandatario poco le he interesado en el
pasado fortalecer partidos, puesto que su mesianismo y su carácter megalómano, no le permiten aglutinar sus ideas y propuestas en una ideología política, que a su vez sirva para consolidar un partido político que actúe para fortalecer y
ampliar la democracia y en especial, que recoja las demandas sentidas de la
sociedad y de la sociedad civil, y responda de manera eficiente y efectiva, a
través del diseño de políticas públicas.
Lo cierto es que detrás de la
aventura electoral de Uribe Vélez de regresar al senado, subsiste un proyecto
de la derecha y de la ultraderecha de recuperar el poder político. Primero,
buscarán llegar al Congreso para torpedear los proyectos de la Unidad Nacional,
en el evento de que Santos logre ser reelegido. En especial, todo lo que tenga
que ver con las iniciativas legislativas para refrendar los acuerdos que se
logren en la mesa de paz instalada en La Habana. Ese será el primer paso.
Luego, vendrá la modificación de la Constitución, a través de iniciativas
legislativas, que aseguren el regreso al país godo que la Carta de 1886 promovía y aseguraba. Luego, la
meta final será tomarse la Casa de Nariño, para desde allí llevar a Colombia
por los caminos de un régimen que, a manera de 'dictadura', desmonte el Estado
Social de Derecho y en su lugar, se instale su soñado Estado de Opinión.
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