Por Germán
Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Los presidentes, como figuras
públicas y máximos responsables de decisiones de Estado que pueden afectar la
Nación, suelen cometer errores no sólo en la administración de los recursos
públicos, sino en los ejercicios representacionales que hacen y que expresan a
través de actos de habla.
Santos, de tiempo atrás, expone
inconvenientes, equívocas y sesgadas representaciones sociales alrededor de los
problemas, de la paz y del conflicto social y político que enfrenta el país.
Representaciones sociales que
elabora desde su privilegiado lugar de clase, desde sus vacíos conceptuales y
su incapacidad para articular un discurso incluyente, respetuoso, pero sobre
todo, responsable y medido, como el que se necesita para un país que hoy habla
de paz, pero que se acostumbró a la guerra y a la resolución violenta de los
conflictos y los problemas. Además, por lo que significa, social y
políticamente, el cercano escenario electoral, hoy más que nunca, enrarecido
por una fuerte polarización política e ideológica.
Lo que Santos cree saber y
entender del país, lo expresa en frases como “el tal paro no existe” (sic) y recientemente, “Si atentan contra una figura importante explota el proceso de paz”
(sic).
Estos dos ejemplos dejan entrever
no sólo equívocas e insuficientes representaciones sociales que el Presidente
tiene de los problemas del país, sino una visible torpeza para el manejo de un
asunto público sensible, como la búsqueda de la paz y el proceso de negociación
de La Habana.
Si el discurso violento,
provocador, guerrerista y profundamente retador del Presidente Uribe le hizo
daño al país, las frases, aparentemente sueltas de Juan Manuel Santos, producen
una suerte de desazón y sin sabor por cuanto son pronunciadas por quien se
atrevió a hablar de paz, en un país cuyas mayorías parecían (parecen)
convencidas de que la paz se consigue única y exclusivamente a través de la
prolongación de la guerra.
Miremos en detalle la más
reciente frase pronunciada por el Presidente Santos, antes de participar en el
Foro Económico de Davos. El texto, reproducido por el portal Semana.com, dice
así: “¿Qué
me preocupa? Pues que comentan un acto de irracionalidad que vuelva imposible
continuar, un atentado a una figura importante, algo que haga realmente
explotar en mil pedazos el proceso”, declaró Santos, quien advirtió que los
guerrilleros no son ángeles propiamente[1]”.
Lo
primero que hay que decir, es que Santos dio un ‘papayazo’ mediático, pues el
titular llamativo no se hizo esperar. Semana.com tituló así la nota: “Si atentan contra una figura importante
explota el proceso de paz”. El Tiempo.com y El Espectador.com, por su
parte, recogieron una frase con menos implicaciones al proceso de paz: “Si nos reconciliamos con las Farc, por
qué no con Uribe”: Santos (sic).
Ahora
bien, la expresión del Presidente molesta porque insiste en una lectura de
clase del conflicto y de sus efectos, y porque además confirma un hecho social
y político: en
Colombia hay ciudadanos de primera, segunda, tercera, cuarta y hasta de quinta
categoría. A todas luces, la afirmación
del Mandatario, cuando menos, es inconveniente y discriminatorio.
Pero la
misma expresión le sirve a la ultraderecha y a sus brazos armados para diseñar
y cometer atentados, por ejemplo, contra figuras públicas (‘delfines’
políticos, por ejemplo), el propio ex presidente Uribe (cuyos simpatizantes y
el mismo ex presidente, podrían pensar en el diseño de un auto atentado), entre
otras. Podría ser suficiente, para romper el proceso de paz de La Habana, que haya un atentado en plenas elecciones,
siempre y cuando las víctimas sean ciudadanos de primera clase, a juzgar por lo
dicho por el Presidente.
De igual
manera, la misma frase y las ideas que de ella se desprenden, pueden ser usadas
y aplicadas por sectores de las Farc y del propio Eln, enemigos del proceso de
paz, como estrategia para hacer que la negociación de La Hababa colapse. En cualquier sentido, el acto de habla del
Presidente resulta irresponsable y deja nuevamente en evidencia que los
problemas del país se agravan en buena medida, por las incompletas y sesgadas representaciones
sociales que sus mandatarios y figuras públicas hacen de asuntos públicos, y por
la incapacidad de éstos para medir el impacto de lo que dicen, especialmente
cuando lo expresado sirve para desconocer realidades y hechos, como el pasado Paro Agrario, o para entronizar el
imaginario individual y colectivo alrededor de la clasificación, según
criterios de ‘calidad’ y ‘valor’, que el Estado hace de sus asociados.
Imagen tomada de radiosantafe.com
[1] http://www.semana.com/nacion/articulo/santos-dice-que-proceso-de-paz-se-acaba-si-hay-atentado-de-farc/371577-3
[1] http://www.semana.com/nacion/articulo/santos-dice-que-proceso-de-paz-se-acaba-si-hay-atentado-de-farc/371577-3
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