YO DIGO SÍ A LA PAZ

YO DIGO SÍ A LA PAZ

miércoles, 26 de febrero de 2014

Santos y Vargas Lleras, hacia la reconquista del poder natural

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


Uribe y Santos comparten las mismas ideas en torno a un único de modelo de Estado y de sociedad, así como la apuesta de un desarrollo caracterizado por ser extractivo, como aspiración para que Colombia se modernice, sin haber alcanzado objetivos propios de la modernidad. Estos elementos los une. Las diferencias que los separan se soportan en los métodos. Al primero le gustan los atajos, el segundo prefiere los canales institucionalizados.

Además, el primero es un montaraz y emergente líder político, que logró escalar políticamente, hasta el punto que sirvió de experimento político y militar a reducidos grupos de poder que históricamente han manejado los destinos del país; mientras que el segundo, es un político y un hábil ajedrecista, educado y decente, que cree en las instituciones y en las formas regladas para proceder y lograr consensos.

Después de ocho años, la rancia élite bogotana comprendió que ese experimento político dejó graves fracturas en la institucionalidad, que ensució en materia grave el carácter democrático de las élites tradicionales y que incluso, alcanzó a dividirlas; y que irrespetó la tradición y el linaje de unas cuantas familias sobre las cuales se viene soportando el funcionamiento del Estado y de la política. Por eso frenaron, con el concurso de la Corte Constitucional, la intención de Uribe de reelegirse por segunda vez.

Una vez Santos llega al poder, las élites bogotanas y quienes defienden las ideas de un fracasado pero impetuoso centralismo, sintieron alivio, dado que la decencia, la diplomacia y las buenas maneras, así sea en apariencia, han sido para ellos garantía de respetabilidad y de confianza hacia adentro, pero especialmente hacia afuera, gracias a que buscan insertarse cada vez más y mejor en las dinámicas de la globalización corporativa.

De cara a recuperar el manejo del poder históricamente centralizado y el lugar social como élite,  Santos busca no sólo la reelección presidencial en 2014, sino garantizar que emergentes como Uribe no vuelvan a acceder al poder del Estado. Y lo piensan hacer, a través del interesado ‘matrimonio electoral y político’, con Vargas Lleras como fórmula vice presidencial.

La elección de Germán Vargas Lleras es apenas el primer paso para continuar con el mismo proyecto político y económico que agenció Uribe, que agencia Santos, y agenciará otro hijo salido de las entrañas de la élite bogotana y no por un advenedizo y provinciano líder que olvidó su origen emergente y creyó que podía desestimar, burlar y contradecir los principios,  el poder y la tradición de unas cuantas, pero poderosas familias.

Santos Calderón-Vargas Lleras no es más que una alianza entre apellidos, entre familias. Es una suerte de ‘matrimonio’ político y electoral, con el que el país transitará por una especie de neo Frente Nacional, liderado por históricas dinastías. Eso sí, no podemos olvidar que los hijos de esas dinastías, en connivencia con otros de menor valía en lo que refiere al linaje, saben prepararse académica y políticamente para continuar capturando el Estado, para mantener sus privilegios de clase y aumentar su poder económico.

Santos está abonando el camino para que Vargas Lleras, nieto de Lleras Restrepo, llegue a la Presidencia no tanto porque exhiba méritos en el ejercicio de la función pública, sino porque así lo determina la tradición y el legado de su familia y la historia misma del país.  Lo cierto es que terminó la era Uribe, pero el proyecto hegemónico continúa. Santos es y será la segunda parte. Luego vendrá Vargas Lleras[1].

Entre tanto, Santos seguirá buscando poner fin al conflicto armado interno, para presentarse ante el mundo capitalista y de las grandes inversiones, como un demócrata, pacifista, confiable y sobre todo, decente y no como Uribe Vélez, a quien solo le interesó convertirse en un pacificador.

Por ello, Santos y Vargas Lleras van, tomados de la mano, hacia la reconquista del poder natural al que tienen derecho como hijos de la élite bogotana.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Profesor German, la realidad es coherente con la doctrina Monroe de 1823, américa para los americanos, Cualquiera que llegue a la presidencia sea demócrata o republicano es fiel a esa doctrina, observe el curso de la historia. Igual en nuestro país, presidentes que siguen los lineamientos del imperio, hechos y construidos como tal para auspiciar sus intereses. Qué diferencias hay entre planteamientos de Gaviria en el 91 con respecto a los de Uribe-santos-lleras-. Ayer apertura económica, hoy TLC. Don santos fue ministro de comercio exterior de Gaviria, ministro de Uribe. Las vías son las mismas, los fines los mismos. Colombia es la hacienda con mayordomos que van de generación en generación, sus dueños están afuera y son todas las multinacionales, las actores del capitalismo salvaje.

Un cordial saludo profe.



Luis