YO DIGO SÍ A LA PAZ

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viernes, 6 de marzo de 2015

“USTED NO SABE QUIÉN SOY YO”

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

Por cuenta de Nicolás Gaviria y por el excesivo y desafortunado cubrimiento noticioso de los hechos de los que fue protagonista este joven, la frase que da vida al título de esta columna, dio para todo. Es viral, como se dice ahora. Tanto, que hasta el propio Presidente dio instrucciones a la Policía Nacional para que, quien ose expresar esa frase, ante un requerimiento policial, de inmediato deba ser detenido para verificar de quién se trata realmente. El propio mensaje presidencial es ambiguo. ¿Qué pasará si, dado el caso, un ciudadano trata de intimidar a un Policía a través de la expresión de dicha frase y resulte ser un hijo o familiar cercano de un alto funcionario del Estado? Si Gaviria, sin demostrar quién era, logró intimidar a los dos policías, hasta el punto que se dejaron pegar y manosear, entonces, qué sucederá cuando el requerido por la autoridad, efectivamente esgrima su “linaje” y sus contactos, incluso, con generales o ministros? ¿Quedará libre? o efectivamente, los policiales serán trasladados al Chocó?

Más allá de los bochornosos hechos protagonizados por Nicolás Gaviria, lo que podemos hacer es examinar el lugar social y político de la frase. Ella tiene, por supuesto, un contexto. Es decir, el sentido de esta no se reduce a la intención de Gaviria de intimidar a los policías que lo trataban de contener.

Usted no sabe quién soy yo, guarda estrecha relación con varias circunstancias contextuales, a saber: en primer lugar, hace carrera entre los colombianos la idea de que para evitar el cumplimiento de las normas e incluso, una multa, buscamos una “palanca”, un amigo, es decir, alguien que nos “ayude” a salir del problema. Y ese alguien, puede ser un policía, un guarda de tránsito o un funcionario, un político, que pueda intimidar a los policiales y/o el funcionario que hace el requerimiento.

En lugar de aceptar la responsabilidad, es común que en Colombia intentemos eludirla a como dé lugar. Y este elemento cultural está, a su vez, asociado a otra frase típica, que nace cuando un alto, mediano o pequeño funcionario del Estado, conoce a un empresario, a un político o a cualquier ciudadano con el que pueda darse algún tipo de intercambio de favores. La frase es la siguiente: “le dejo mi tarjeta para cuando se le ofrezca algo”. Allí cobra sentido y se asienta social, política y culturalmente, la expresión Usted no sabe quién soy yo.

Todo lo anterior, en el contexto de un ethos mafioso que hemos interiorizado en Colombia. Desde las élites, sus hijos irresponsables, pasando por gente de clase media que, con algún poder económico y algunos contactos, le hace el juego a ese ethos, para evadir responsabilidades. A las clases menos favorecidas, por el contrario, suele caerles con mayor rigor el peso de la ley, porque la frase Usted no sabe quien soy yo, no les funciona muy bien. ¿Y por qué no les funciona? Porque parece ir ligada a un biotipo aceptado tanto por las autoridades, como por el resto de la sociedad: quienes la pronuncian, deben ser “blancos”, “bonitos” y “mostrar clase”, a través de vehículos y celulares de última gama.


Se suma a lo anterior, el origen social de los Policías (agentes), su baja educación, la grosería de algunos y el bajo salario que devengan. Estas circunstancias juegan en contra del cumplimiento de la autoridad y el respeto que debemos, como ciudadanos, exhibir frente a quienes representan al Estado. De allí que  se ofrecen coimas, mordidas y por eso, ciudadanos como Nicolás Gaviria, se aventuran a irrespetar y a desconocer a la autoridad policial en este caso.

En el fondo de lo acontecido, es claro que el Estado colombiano, la justicia y sus autoridades, no son hoy un referente de moralidad y ética, que haga posible que ciudadanos con o sin “linaje”, se vean obligados a cumplir las normas y a respetar a funcionarios como la policía. Y mientras el Estado colombiano y sus diferentes ámbitos de expresión y coerción, no se constituya en un referente de orden legítimo, frases como Usted no sabe quién soy yo seguirán siendo usadas por muchos ciudadanos para intimidar a la Policía, tal y como lo logró hacer Nicolás Gaviria.

Y en este caso, hay que examinar la legitimidad de la Policía y en este particular caso, la autoestima de los policías que se dejaron intimidar por el joven Gaviria. Y claro que hay que revisar la autoestima de Nicolás Gaviria. Los tres, sin duda, tienen problemas. Lo que sucede es que Gaviria intenta resolverlo usando la viral expresión y los policiales suelen manejar dicho problema, sacando su poder y violencia, frente a aquellos que no sean capaces de enfrentar su autoridad, con la frase Usted no sabe quién soy yo.

Adenda: el cubrimiento periodístico termina ocultando ese contexto cultural del que los periodistas no se pueden abstraer. Por ello, ponen el foco en Nicolás Gaviria, para evitar cuestionar a la sociedad, y a quienes hoy hacen parte del Estado. Y por ese camino, ocultan hechos verdaderamente importantes, como el conflicto de tierras entre indígenas Nasa y el Ingenio del Cauca.

Imagen tomada de www.youtube.com

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