Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Que el Consejo de Estado no haya
podido -querido- fallar alrededor de la espuria reelección de Ordóñez Maldonado
como Procurador General de la Nación, es prueba del enorme poder corruptor
acumulado por este artero personaje. De igual forma, la inacción jurídica de
los magistrados es propia de funcionarios que tienen y exhiben una débil
institucionalidad, resultante del poder intimidante que Ordóñez ejerció sobre
los togados, y consecuencia de los
vacíos éticos de aquellos magistrados que han dilatado un fallo que a todas
luces debe señalar que Ordóñez se hizo reelegir violando la Constitución
política.
Alejandro Ordóñez Maldonado no
solo se desbordó en sus atribuciones legales y jurisdiccionales, sino que hasta
el último momento de su mandato, oficiará como censor ideológico y político de
funcionarios y ex funcionarios, como quiera que el Procurador General de la
Nación está interesado en llegar, en 2018, a la Presidencia de la República. Muy
seguramente contará con el apoyo del insepulto Partido Conservador y del Centro
Democrático.
Queda poco tiempo para que los
magistrados del Consejo de Estado den respuesta a la demandada reelección de
Ordóñez Maldonado. De no hacerlo, dicha Corporación soportaría sobre su
historia el haberse dejado maniatar por los mezquinos intereses de un Procurador que no solo se hizo reelegir de
manera ilegal, sino que retó, desconoció
y mancilló jurídica y políticamente a una alta corte, hasta hace poco respetable
y necesaria para conservar la institucionalidad dentro del poder judicial, que
en varios frentes deviene en una enorme crisis de credibilidad. Baste con
señalar lo que sucede en la Corte Constitucional en donde permanecen personajes
del talante de Rojas Ríos y Pretel Chaljub comprometidos en hechos de
corrupción.
Llama la atención en este caso,
el silencio cómplice de empresarios y de otros sectores de la sociedad civil,
frente a la acción ilegal de Ordóñez de hacer reelegir. En especial, el
silencio de los medios masivos de comunicación y del periodismo en torno al
comportamiento del Procurador resulta significativo.
En lugar de vetar al funcionario,
las empresas mediáticas continúan haciendo eco de sus acciones de persecución
política e ideológica contra Gustavo Petro Urrego y las emprendidas contra el
proceso de paz de La Habana. Resulta inconveniente que los periodistas salgan
corriendo a cubrir las declaraciones de un Procurador que violó la
Constitución. Por encima del cubrimiento de un hecho noticiable, está la
responsabilidad social y política de la prensa con el ordenamiento jurídico, el
mismo que Alejandro Ordóñez violó al hacerse reelegir.
El silencio de los Medios,
empresarios, partidos políticos y la incapacidad mostrada por los magistrados
del Consejo de Estado para juzgar al Procurador, hacen pensar en que
efectivamente subsiste un ethos mafioso
que atraviesa la vida institucional.
Si al final el Procurador Ordóñez
termina su segundo periodo, en adelante solo le queda al Consejo de Estado,
para resarcir en algo el daño infringido -y auto infringido-, tumbar los fallos
disciplinarios adoptados por Alejandro Ordóñez durante su malicioso e ilegal
mandato. Mejor dicho, del ahogado, el sombrero.
Adenda: no me referiré a la
elección de Néstor Humberto Martínez Neira como Fiscal General de la Nación
porque ya lo había hecho meses atrás. Dejo el enlace: http://laotratribuna1.blogspot.com.co/2016/04/un-fiscal-corporativo.html
Imagen tomada de www.lasillavacia.com
Imagen tomada de www.lasillavacia.com
1 comentario:
personajes siniestros como el actual procurador solo los que quieren ahogar nuestro pais en la mezquindad y la ignorancia.
excelente articulo.
edison
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