Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Este 12 de enero de 2017,
delegados del Gobierno de Santos y del ELN nuevamente se reunirán para intentar
poner en marcha la fase pública de un ya enrarecido proceso de pre negociación política. Fase que se
empantanó, según la dirigencia del grupo insurgente, por incumplimientos del
Gobierno; y los delegados del Presidente, señalan lo mismo, por parte de la
agrupación guerrillera.
Que el proceso no haya arrancado
aún, es responsabilidad del Gobierno de Santos y de los miembros del COCE. Sin
duda, hay expresiones de arrogancia en las partes. Varios intelectuales,
líderes de opinión, sacerdotes y profesores universitarios, entre otros,
enviaron una misiva a la Mesa de Negociación.
En dicha carta se lee lo
siguiente: “Desde los años ochenta del siglo pasado, el ELN ha insistido en la
necesidad de la humanización de la guerra y en la aplicación estricta del
Derecho Internacional Humanitario. Y sin embargo, continúa practicando el
secuestro, lo cual es inaceptable. Por ello, exigimos la liberación inmediata
de Odín Sánchez y el abandono definitivo de esta práctica. Las partes deben ceder en su arrogancia y
priorizar, ante todo, la urgencia nacional de la paz. Lo que está en juego no
es solo la legitimidad política de las partes sino el futuro del país”[1].
La sociedad en general y en
particular la opinión pública que sigue con interés ese asunto, fustigan a la
dirigencia del ELN por insistir en el secuestro de civiles con fines
extorsivos. El caso del ex congresista Odín Sánchez deslegitima la lucha del
grupo armado ilegal y pone en entredicho la real voluntad de paz de su
comandancia. Insistir en lo que suele llamarse como “justicia revolucionaria[2]” es
un craso error, además de una actitud arrogante y despreciable.
Los guerrilleros del ELN suelen
defender el secuestro como una práctica que les asegura recursos económicos con
los que financian su lucha armada. Además, señalan que no confían en la
“justicia burguesa”, de allí la obtusa insistencia en mantener secuestrado a Odín Horacio Sánchez Montes de
Oca, condenado por la Corte Suprema de Justicia[3], por
su connivencia con los paramilitares que delinquieron en el Chocó
¿Cuál es entonces la idea? ¿Que muera en
cautiverio? ¿De qué les sirve Odín Sánchez muerto o enfermo? Si el ex
congresista es responsable por desfalco o malversación de dinero público y por
patrocinar o apoyar grupos paramilitares, para qué insistir en mantenerlo
privado de su libertad? Ojalá estas preguntas sean materia de discusión al
interior de la dirigencia del ELN.
Del lado del Gobierno, hay que
señalar la falta de diligencia para avanzar en los impedimentos legales para
indultar a los guerrilleros que el COCE exigió y eligió como futuros negociadores.
En la ya citada epístola, los líderes de opinión señalan que “…el gobierno nacional se comprometió a
designar como gestores de paz a dos miembros del ELN detenidos, en lo que ya se
ha avanzado; pero además, a indultar a otros dos insurgentes, lo que debido a
limitaciones legales no se ha podido cumplir. Como alternativa, proponemos
designar a los cuatro como gestores de paz, mediante el levantamiento
provisional de sus responsabilidades penales en aras de facilitar el diálogo”.
Así entonces, y ante la urgencia
de avanzar hacia lo que el país político y periodístico ya conoce como Paz completa, me sumo al llamado y a la
exigencia que hace el grupo de intelectuales y académicos, cuando señala que “las partes deben ceder en su arrogancia y
priorizar, ante todo, la urgencia nacional de la paz. Lo que está en juego no
es solo la legitimidad política de las partes sino el futuro del país. Desde
una sociedad expectante y convencida de que una paz completa requiere de todos
los sectores sociales, demandamos que no cesen los esfuerzos de paz y que se
instale cuanto antes la negociación formal entre el Gobierno y el ELN”.
Si este 12 de enero de 2017
nuevamente se trunca el inicio de la fase pública de este Proceso de Paz, el
gran perdedor será el ELN. Finalmente, el Gobierno podrá decir que logró firmar el fin del conflicto
con las Farc, siendo esta una guerrilla más grande y con mayor poder
operacional[4] y por lo tanto, de daño. Y
para ello, cuenta con la Gran Prensa para ocultar la ineficacia o quizás el desinterés del Gobierno Central, de cumplir con lo pactado con la dirigencia
del ELN.
Si este grupo armado ilegal
insiste en el secuestro y mantiene el dogmatismo y la arrogancia, el proceso de
paz perderá interés social y político. Sería un inmenso error quedarse por
fuera del momento histórico que vive el país y negarse a escuchar a los
sectores de opinión que hoy demandan del COCE, coherencia, responsabilidad histórica y sensatez.
Ojalá no sea esta la última oportunidad para consolidar lo que el país llama como la Paz completa. Amanecerá y veremos.
Ojalá no sea esta la última oportunidad para consolidar lo que el país llama como la Paz completa. Amanecerá y veremos.
Adenda: quizás un inesperado golpe militar que propine la Fuerza Pública al COCE haga a sus miembros recapacitar y dejar a un lado sus obtusas posturas.
Imagen tomada de Semana.com
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