YO DIGO SÍ A LA PAZ

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miércoles, 8 de febrero de 2017

2018: DEFINITIVO

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


Mientras las audiencias comprenden las dimensiones y los alcances de la histórica y endémica corrupción público-privada que azota al país, y empiezan esas mismas audiencias a reconocer en la élite tradicional, castas políticas, en banqueros y grandes empresarios, a sus responsables y aupadores, el ambiente pre electoral se sacude con el escándalo político y mediático asociado a la operación en Colombia de la multinacional Odebrecht.

Eso sí, es claro que el tema de la corrupción no será el único que jugará electoralmente. Sin duda aparecerán otros temas que guiarán la discusión política entre los pre candidatos y candidatos a la Presidencia.

Temas que por la acción informativa de los Medios masivos terminarán haciendo parte de sus agendas, de acuerdo con los intereses políticos que cada noticiero[1] de televisión, radial o diario decida apoyar de cara a las elecciones de 2018.

Identifico los siguientes  temas: 1. La corrupción. 2. La implementación del Acuerdo Final (II) firmado entre el Gobierno de Santos y las Farc. 3. La participación del partido político que recogerá las banderas de las Farc. 4. El miedo al castrochavismo. 5. El diálogo de paz con el ELN y 6. El medio ambiente.

Estos asuntos o temas no gravitan solos en el escenario público. Por el contario, subsiste entre ellos una natural correlación, de acuerdo con los discursos políticos que circularán en el venidero escenario electoral.

Con la conversión de las Farc en partido político, la corrupción muy seguramente se convertirá en el tema central de los debates que se susciten en el contexto electoral de 2018. Que así sea, depende de la acción de unos medios de comunicación cuya agenda suele estar asociada y casi supeditada a los intereses del Gobierno de turno. Se espera entonces que Santos y actores interesados de la sociedad civil  mantengan el interés de posicionar la corrupción como un factor y asunto definitivo para que el próximo Presidente pueda cumplir a cabalidad con la implementación de lo acordado en La Habana.

Con la insinuación que hiciera el Fiscal General de la Nación, al recoger la versión del testaferro de paramilitares y ex senador Otto Bula, pieza clave para entender los sucios tentáculos de la empresa brasilera en Colombia, no solo se mancha el nombre del Presidente, sino que en el mediano plazo se deslegitimará la búsqueda de una paz estable y duradera y por esa vía, el mismo Proceso de Paz adelantado con las Farc.

Sin duda, Martínez Neira actúo guiado más por el criterio periodístico de escandalizar al país, que regido por criterios jurídicos asociados al debido proceso y a la presunción de inocencia. Al respecto, el profesor Rodolfo Arango señaló: “El país recibe una clase magistral de formalismo jurídico por Fiscal Martínez: el no es competente y si investiga, prevarica”[2] y el mismo profesor se pregunta: “Fiscal Martínez: altavoz de un criminal. ¿Desviación de la atención?[3] Lo dicho por el Fiscal General golpeará de manera temprana al candidato o candidata presidencial que decida recoger la bandera de la paz que agitó y defendió el Gobierno de Santos durante ochos años.

Será clave también para el próximo evento electoral, la palabra empeñada que rodea el proceso de implementación del Acuerdo Final (II). Es decir, los candidatos y candidatas afectos al discurso de la paz, deberán hacer ingentes esfuerzos para posicionar la idea de que lo acordado entre el Gobierno de Santos y las Farc compromete al Estado en el cumplimiento de lo que se negoció y se acordó en la isla de los Castro y no de manera exclusiva a un Gobierno, hoy señalado de reelegirse  con dineros de Odebrecht, para alcanzar la paz.

El compromiso de cumplir con los compromisos firmados en el Acuerdo Final que asuma el candidato afecto a la construcción de escenario de posacuerdo y ojalá de posconflicto, se enfrentará no solo al ligero señalamiento del Fiscal, sino a la resistencia de Noticias RCN, noticiero que de tiempo atrás, como actor político[4], viene informando con el claro objetivo de deslegitimar el Acuerdo firmado en el teatro Colón y generar estados de opinión adversos a lo que se viene para el país en materia de implementación de lo acordado entre las partes.

Además, el o los candidatos proclives a defender y cumplir con la implementación de lo acordado entre el Gobierno y las Farc, encontrarán acciones discursivas y políticas de sectores de poder que, a pesar de estar comprometidos, de manera directa o indirecta con hechos de corrupción y de no compartir el sentido de lo acordado en territorio cubano, harán todo lo posible para confundir al electorado proponiendo la  firma de acuerdos políticos para frenar la corrupción. Lo anterior como parte de estratagemas[5] para llegar a la Casa de Nariño, quizás elegidos con la bandera de lucha contra la corrupción, pero con el objetivo claro de torpedear los procesos administrativos, jurídicos, políticos y económicos que darán vida en el tiempo a la implementación de lo firmado en el teatro Colón. Y todos sabemos que Martínez Neira fue llevado a la Fiscalía[6] por un sector oligárquico que no quiere que la implementación del Acuerdo Final prospere.

Otro asunto o tema con gran potencial electoral es la participación política del partido político que recoja las banderas de las Farc. Ello llevará a la dirigencia fariana a tomar la decisión de participar o no en las elecciones de 2018, bien con candidato propio o en alianza con otras fuerzas políticas. ¿Será posible que de Voces de Paz salga un candidato que defienda las ideas políticas de los líderes del Secretariado? Muy seguramente este hecho político será usado por sectores de opinión y algunos Medios de comunicación para deslegitimar dicha opción política, al recordarles a los colombianos los crímenes cometidos por las Farc en el contexto de un prolongado y degradado conflicto armado interno. Es posible que insistan en hablar de impunidad.

Si en una eventual coyuntura político- electoral el partido de las Farc o aquella fuerza que represente su ideario, logra hacerse con la simpatía y los votos de millones de colombianos, el Establecimiento estará presto a volver a la estrategia de generar miedo, al señalar que el castrochavismo llegará al país si se permite que el partido de las Farc obtenga un importante triunfo electoral en regiones claves y en cargos importantes dentro del Estado.

Ahora bien, frente al proceso de negociación con el ELN, dependerá de los avances que se logren y de la responsabilidad de las partes en el manejo de las discusiones y de los pre acuerdos a los que vayan llegando, para que este asunto haga parte o no de la agenda de los Medios y por ese camino, de la agenda político-electoral de 2018. En cualquier caso, la prensa afecta al Régimen sabrá usar dicha negociación para insistir en inocular miedos en la opinión pública en torno a la llegada al país del castrochavismo.

Y por último, el tema ambiental podría convertirse, remotamente, en un asunto clave. Ello dependerá de las fuerzas sociales, sectores políticos y organizaciones ambientales que de manera coordinada posicionen la protección del medio ambiente como un factor político clave, de cara a minimizar los impactos del cambio climático y ojalá, para frenar las prácticas insostenibles e insustentables que ya han provocado en Colombia varios desastres ambientales. Es claro que sobre la biodiversidad  varias multinacionales posaron sus ojos, de allí el apoyo de sus Gobiernos de apoyar el fin del conflicto armado. 

Así entonces, asistiremos muy seguramente a un complejo, enrarecido, pero definitivo escenario electoral en 2018. Será la oportunidad para avanzar hacia la consolidación de una paz estable y duradera y por esa vía, edificar escenarios de posconflicto; o por el contrario, será el punto de partida para que lo firmado en La Habana se incumpla progresivamente, dando al traste con las ilusiones que el Proceso de Paz echó a andar en quienes estamos convencidos de la  necesidad de ampliar la estrechez de nuestra democracia y de propender por tener un Estado[7] moderno que le sirva a todos.








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