YO DIGO SÍ A LA PAZ

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martes, 21 de julio de 2009

EL PELIGROSO JUEGO DEL ALFIL

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Es evidente que la polarización ideológica que existe hoy entre los proyectos políticos, económicos y culturales que agencian y reproducen los gobiernos de Venezuela y el de los Estados Unidos, por momentos, revive viejos escenarios de la llamada guerra fría.

Por el lado de Venezuela, lo que se pone en evidencia es a un verdadero proto imperio socialista que, a la vieja usanza, interviene en asuntos internos de países como Ecuador, Bolivia, Paraguay y Nicaragua, con el claro propósito de alinearlos para fortalecer el socialismo del siglo XXI, irrigando e imponiendo sus principios. Por el lado de los Estados Unidos, se trata de un viejo imperio que insiste en luchas maniqueas como aquellas que se libran contra el narcotráfico y el terrorismo, usadas como mecanismos para vigilar, evaluar y castigar a los gobiernos que abiertamente han decidido caminar en contravía del modelo económico neoliberal que el gran país del norte agencia.

A pesar del aparente cambio en su política internacional, especialmente hacia América Latina, a los Estados Unidos le interesa, así a veces no lo parezca, mantener en la región sus intereses, aupando gobiernos neoconservadores que de tiempo atrás le han servido a sus intereses, como es el caso de Colombia, importante y servil alfil.

La situación generada por la acción proto imperial de Venezuela y la vieja inercia imperial de un consolidado imperio como los Estados Unidos, obliga a los países de esta parte del mundo, a escoger orillas ideológicas y actitudes que van haciendo difícil la convivencia entre vecinos, síntoma muy propio de una neo guerra fría.

Es claro, por ejemplo, el difícil y complejo escenario en el que se mantienen las relaciones entre Ecuador y Colombia, en las cuales sobresalen procesos judiciales, soportados en un ambiente político de tensión y animadversión mutua. Baste con recordar los procesos legales que en ambos países se mantienen en contra de altos funcionarios, como el caso de la orden de captura contra el ex ministro Juan Manuel Santos y la respuesta casi inmediata de un grupo de abogados colombianos, en un proceso en el que se involucran a funcionarios y ex funcionarios del gobierno de Correa.

A las medidas económicas restrictivas impuestas por el gobierno del Ecuador a las importaciones colombianas, se responde con propuestas muy al estilo de ojo por ojo, diente por diente, hechas por Villegas, el presidente de la ANDI. Ahora, a las ya maltrechas relaciones entre Ecuador y Colombia, se suman las declaraciones del múltiple homicida de las Farc, el Mono Jojoy, en las cuales señala la posible colaboración económica del grupo armado ilegal, a la campaña presidencial del actual presidente del Ecuador y el posterior envío del video a la OEA, por parte de Colombia, para que se investigue el caso por lo que ello significaría un incumplimiento al compromiso de los estados miembros de luchar contra el terrorismo. Ahora todo está en manos del ladino José Miguel Insulza, quien le ha dado un manejo ambiguo a lo que viene sucediendo con la democracia en Venezuela.

Es evidente que detrás de la acción político-diplomática de Colombia, están los intereses de los Estados Unidos, quien a renglón seguido, fustiga a Venezuela, señalando al gobierno de Chávez como colaborador del narcotráfico y de las Farc.

Es claro también, que el gobierno Uribe busca rápidamente congraciarse con la administración Obama, pues asuntos como el TLC y la segunda reelección están sobre la mesa y la avanzada uribista hará hasta lo imposible para demostrarle que es estratégico para los Estados Unidos mantener en la región a un satélite aliado (Colombia), para espiar las actuaciones de Chávez, Evo y Correa y en un eventual momento, desestabilizar al gobierno proto imperial que lidera el coronel venezolano.

El traslado de los intereses geoestratégicos de los Estados Unidos concentrados en la Base de Manta (Ecuador), es un episodio más de demuestra hasta dónde es capaz de llegar Uribe con tal de convencer a los gringos de que su continuidad en el poder si bien afecta internamente la democracia colombiana, ello resulta insignificante, pues en el plano externo, geoestratégicamente, el territorio nacional es un factor clave para controlar la avanzada chavista en la región y posteriormente, intentar desmontar el “renovado” proyecto socialista.

Lo anterior enrarecerá aún más el escenario pre electoral en Colombia en la medida en que un sector importante de la izquierda colombiana, no sólo simpatiza con el proyecto político bolivariano, sino que espera la inyección de recursos económicos del gobierno chavista, para competir en igualdad de condiciones con los grandes mecenas que patrocinaron las dos administraciones de Uribe.

En cualquier caso, el juego de Colombia como servil alfil hoy resulta muy peligroso pues los líderes de Venezuela, Ecuador y Bolivia no sólo pueden alimentar animadversiones contra el pueblo colombiano, o poner trabas a los productos que exportamos hacia esos destinos, sino buscar el aislamiento de Colombia, por el peligroso juego que ha decidido jugar como alfil, de una potencia que no ha comprendido las complejas dinámicas de una región en permanente ebullición.

Adenda: tan criticables son las simpatías ideológicas, o complacencias que mantienen Chávez y Correa hacia las Farc, como las de Uribe y los Estados Unidos hacia el paramilitarismo. En uno y otro sentido, quien sale perdedor es el país y las grandes mayorías que sobreviven en circunstancias adversas pues la pobreza, la concentración de la riqueza y el desempleo, continúan siendo los principales problemas colombianos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Apreciado German.



Cordial Saludo.

Agradezco mucho los interesantes correos que me ha permitido conocer al incluirme en la lista de sus correos. Creo que esa es una importante forma de compartir pensamiento y generar opinión.

Gladys

Anónimo dijo...

Muchas gracias. Muy interesante su reflexión de este tema tan actual y preocupante para todos.

Feliz noche,

LUZ IVETTE

The Demolisher dijo...

Interesante lectura. la noción de neo-guerra fría no me suena. Me gusto.