YO DIGO SÍ A LA PAZ

YO DIGO SÍ A LA PAZ

viernes, 22 de enero de 2016

SI, NO O ABSTENERSE

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


En breve el país entrará en una nueva etapa de la ya sempiterna polarización política e ideológica que vive entre Paz y Guerra. Y esa etapa o momento está asociado al proceso de refrendación de lo acordado en La Habana entre los negociadores de las Farc y del Gobierno de Santos.

Si, No o abstenerse son las tres opciones sobre las cuales girará la polarización política con la que deviene desde ya la convocatoria al plebiscito por la paz. Quienes votaremos por el SI, estamos convencidos de las bondades que traerá ponerle fin al conflicto armado interno, sin olvidar que lo más difícil y complejo vendrá con la implementación y el respeto por lo acordado. La consecución de la paz, como fin último, sabemos que demandará grandes sacrificios y transformaciones que muchos sectores de poder no están dispuestos a hacer y a permitir.

Un triunfo del SÍ le dará una “legitimidad extra” al Proceso de Paz  y abonará el camino electoral de los aspirantes presidenciales (para el 2018) que decidan respaldar los acuerdos y comprometerse con respetarlos. Mayor será el sentido de dicha legitimidad si el triunfo del SÍ resulta contundente, a pesar de las condiciones mínimas que ofrece el umbral[1].

Ahora bien, la contundencia del SI no puede venir exclusivamente de los votos a favor de la firma del conflicto armado. Debe sumarse a esta tendencia el decidido apoyo de  aquellos colombianos que si bien se abstendrán de votar el plebiscito[2], están claros que en el escenario electoral de 2018 respaldarán al candidato presidencial que abiertamente apoye lo acordado en La Habana.

Puede darse esa situación, en especial en aquellos votantes que suelen dejarse llevar por encuestas y tendencias previas a los eventos electorales. O simplemente, aquellos que al momento de votar el plebiscito tengan dudas sobre el sentido de lo acordado entre Farc y el Gobierno de Santos.  De allí que el Gobierno esté en mora en liderar una campaña publicitaria que busque “desmontar” todos esos fantasmas y miedos que sectores de derecha y la ultraderecha se han encargado de generar y difundir en torno a los acuerdos de paz, con el concurso de medios como el noticiero Noticias RCN.

La campaña publicitaria por el SÍ debe tener como objetivo estratégico desmontar los miedos que el Centro Democrático, Acore, el Procurador Ordóñez y Fedegan, entre otros, se han encargado de crear en una opinión pública fácilmente manipulable y manipulada, gracias a la baja capacidad de discernimiento y análisis de cientos de miles de colombianos que hacen parte de las audiencias urbanas que creen en lo que dicen RCN, La W y los informativos de Cable Noticias, entre otros.

Por el contrario, una victoria del NO, igualmente contundente, restará algo de  legitimidad al Proceso de Paz, y ese hecho político podría beneficiar a los precandidatos y candidatos a la Presidencia que en el 2018 se presenten con la clara intención de desconocer los Acuerdos o de intentar torpedear su implementación, a pesar del blindaje jurídico-político de los mismos.

Podrá darse, en ese escenario de derrota del proceso refrendatorio, que figuras como Vargas Lleras, que vienen guardando hermético y sospechoso silencio en torno a los diálogos de La Habana, aprovechen la coyuntura electoral de 2018 para develarse y recoger las dudas, molestias, reparos y miedos de esos sectores de poder económico, político, social y militar que no acompañan el Proceso de Paz.

Ante un eventual triunfo del NO, Vargas Lleras muy seguramente buscará acercamientos[3] con Uribe Vélez y otros sectores de Derecha y de la ultraderecha. Convertido e investido como el candidato presidencial que “evitará la entrega del Estado al terrorismo”, el país entrará en un mayor escenario de polarización política, gracias  a  que una porción del pueblo colombiano, en las urnas, negó la posibilidad de ponerle fin a una guerra degradada de más de 50 años.

Resultaría sorprendente e incomprensible para los sectores de poder externo que siguen y apoyan los diálogos de paz de La Habana, que un puñado importante de electores digan NO a la refrendación de los acuerdos de paz. Pero esa situación se puede dar y por ello debemos estar atentos a que los altos niveles de polarización no nos lleven a desconocer esa negativa decisión electoral. Si en ese sentido vota una parte del electorado, esa decisión hay que respetarla.

Mientras inician las campañas por el SI, el NO o la abstención, Vargas Lleras seguirá consolidando su poder regional y alimentando su aspiración de convertirse en el salvador de Colombia, esta vez ya no por cuenta de una amenaza terrorista, sino por cuenta de un Presidente que le “entregó el país al terrorismo”.

Investido como el segundo Mesías, Germán Vargas Lleras[4] será el artífice de que Colombia se acerque a vivir débiles escenarios de posacuerdo y posconflicto, en la medida en que sus acciones y decisiones políticas estarían encaminadas a dilatar en el tiempo las transformaciones sociales, económicas, culturales e institucionales que se requieren para consolidar la paz y la reconciliación entre los colombianos.

No hay comentarios.: