YO DIGO SÍ A LA PAZ

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martes, 2 de febrero de 2016

EN LA MIRA DE LOS MEDIADORES

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

Si aceptamos que la radio y la televisión son mediadores importantes en estos modernos procesos de socialización, debemos saber que, como parte de las audiencias, estamos expuestos a múltiples ejercicios representacionales que, además de subjetivos, devienen profundamente contaminados por las ideas que cada programa o medio promueve, o por los particulares usos del lenguaje, especialmente de locutores a los que la misma sociedad parece darles “licencia” para referirse a hechos, situaciones y a personas.  

La mediación que ejercen locutores, conductores de programas y comentaristas de radio y televisión puede, en particulares condiciones y circunstancias, resultar definitiva para la formación en criterio -en buen criterio- de unos ciudadanos cada vez más mediatizados y expuestos a los ejercicios de construcción y de-construcción de hechos y realidades que pueden resultar magnificadas, distorsionadas o sobrevaloradas por esos mediadores que, al usar el lenguaje de una forma particular, definen el tipo de audiencias que los escuchan.

Recientemente el director de La Mega de Medellín protagonizó un incidente en el que se burló de una mujer que tiene problemas de movilidad. Más allá de la condenable acción de burla de Carlos Mira hacia Ana María Zapata, lo que llama la atención del caso son los argumentos a los que recurre el señalado locutor y ahora ex director de La Mega.

En entrevista concedida a la revista Semana, Mira dice lo siguiente: “Obviamente, con esta oportunidad mucha gente generaliza. Han dicho que “en La Mega Medellín tratan mal a las oyentes” o que promovemos las burlas. Yo los invito a que oigan la emisora para que se den cuenta de que las cosas no son así. No se trata de la radio juvenil únicamente. Escuche otras emisoras: La W, Blu Radio, La FM ahí también hacen chistes sobre ‘boquinetos’ o sobre James Rodríguez por ser gago, pero todos se quedan con lo que hizo Carlos Mira. Pero el tema de fondo es otro. Los colombianos somos así. Nos gusta burlarnos de todo y de todos. Está en nuestra idiosincrasia. No es una cuestión únicamente de La Mega Medellín, ni siquiera de la radio juvenil, es un tema cultural”[1].

Una lectura ligera y desprevenida de las ideas subrayadas podría darle la razón al locutor, que busca a toda costa escudarse en que hay una cultura que valida todo tipo de acciones, en particular la de burlarse de una persona con problemas de movilidad.

A lo mejor el joven Mira no sabe que él, al estar en un medio de comunicación masivo, establece una relación de mediación con los oyentes que a diario le escuchan. Y que al fungir como mediador, sus opiniones corren el riesgo de convertirse en referentes a seguir por aquellos que le escuchan cotidianamente.

Es posible que Carlos Mira desconozca la responsabilidad que como locutor-mediador tiene en una sociedad mal educada como la colombiana. Y quizás más grave aún, que este locutor no sea capaz de separar dos ámbitos: lo público y lo privado. En espacios privados puede validarse y aceptarse la burla hacia quienes padecen algún problema físico o estén viviendo una situación en particular que motive chanzas, burlas o chirigotas, pero ello no significa que en un espacio público esas mismas situaciones se tengan que aceptar, esgrimiendo el peregrino argumento de que somos así en Colombia.

Y menos aún se puede aceptar, como lo sugirió Mira, que al hacerlo otras emisoras y programas, es decir, burlarse de la gente e irrespetar a los oyentes, entonces ello constituye una patente de corso para que otros lo puedan hacer.

Mientras dura fuera de los micrófonos y se mantiene alejado de ese privilegiado, pero delicado ámbito de lo público, conviene que el joven Carlos Mira revise lo actuado y lo dicho, para que cuando regrese a las cabinas de radio lo haga con un aprendizaje que lo lleve a convertirse en un mediador responsable y respetuoso que le aporte a las audiencias.





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