Por
Germán Ayala Osorio, comunicador social
y politólogo
La
refrendación de los acuerdos de La Habana poco a poco adquiere el carácter de escollo,
de un enorme escollo, para avanzar en la firma del fin del conflicto. Igualmente, esas dificultades llegarán a la implementación de los acuerdos.
La
insistencia de las Farc en que el mecanismo idóneo para refrendar el gran
acuerdo de paz de La Habana es la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y de
forma paralela, la presión interesada que viene ejerciendo el Centro
Democrático (el llamado uribismo) para que se dé un gran acuerdo nacional que
termine confluyendo, con algunas diferencias, en el mismo mecanismo planteado
por la agrupación guerrillera, y la insistencia del Gobierno en el plebiscito,
pone las negociaciones de La Habana en un enorme riesgo. Y no tanto por la
firma en sí mismo del fin del conflicto, sino en el paso más importante y
definitivo: la implementación de los
acuerdos.
Así
entonces, ya no es la firma del fin del conflicto el gran anhelo nacional y el
de los negociadores de las Farc y del Gobierno, resultado de la compleja
negociación que se viene desarrollando en Cuba desde finales de 2012. Por el
contrario, el gran obstáculo a vencer estará en las condiciones y circunstancias
que se pondrán y se darán una vez se intente poner en marcha los acuerdos.
Es
decir, las dificultades de los puntos y subpuntos relativos al reconocimiento y
reparación de las víctimas, el control y desmonte del paramilitarismo y la
Jurisdicción Especial de Paz, serán anecdóticas al lado de las enormes
dificultades que ya se posan sobre el punto 6 de la Agenda de Paz, que alude
justamente a la refrendación e implementación de los acuerdos.
Es
claro que esta situación es fruto, en parte, del escaso consenso político y
social que existe en el país en torno a
las negociaciones entre Gobierno y Farc. Sectores y fuerzas dentro del
Establecimiento se han encargado de relativizar la legitimidad del Proceso de
Paz y la del propio Santos. A las empresas mediáticas les cabe responsabilidad
por los tratamientos irresponsables y ligeros[1], lo mismo
a las Farc[2] y por
supuesto a un Presidente que durante el tiempo de las negociaciones se ha
mostrado timorato ante los ataques de Uribe y el de sus áulicos. Lo cierto es
que Santos no convence, no genera confianza[3].
Además,
e infortunadamente, Santos no es un líder carismático, con capacidad de
convocatoria. Y se suma a ello, la desconexión y la desarticulación con el
Proceso de Paz, de las regiones y los sectores de poder legal e ilegal que en
aquellas subsisten y conviven.
También
hay que tener en cuenta que la Unidad Nacional deviene debilitada por los
insaciables apetitos burocráticos de los conservadores y liberales que se
mantienen interesadamente en aquella. Estamos, claramente, ante una clase
política mezquina y corrupta.
Se
suma a lo anterior, la baja cultura política y el pobre capital social de
cientos de miles de colombianos que aún no entienden y mucho menos dimensionan
lo que significa poner fin a la guerra interna.
Así
entonces, lo acordado en La Habana podría quedarse en una mera retórica y en un
ejercicio vacuo de negociación política, si al convocar a una Asamblea Nacional
Constituyente, fruto de un leonino acuerdo[4]
político con el Centro Democrático, esa fuerza y otros sectores del
Establecimiento terminen imponiendo sus lógicas e intereses. Ese es un riesgo
que se corre, por ejemplo, si las fuerzas políticas que confluyan en esa ANC
superen a las Farc en número de miembros y poder político para establecer
acuerdos.
En
esa medida, si se diera un previo acuerdo político nacional, para luego darle
viabilidad a la ANC, éste deberá hacerse sobre la base de que los sectores
económico y políticos afectos a las ideas de Uribe, máximo líder y defensor del
Establecimiento, no superen en términos de poder decisorio a los miembros de
las Farc que deberán llegar a esa instancia a través de la asignación directa
de curules.
La
propuesta que recién plantea el uribismo[5] a
través de Carlos Holmes Trujillo[6], en
la que señalan la posibilidad de convocar al pueblo para que determine si desea
que se implementen los acuerdos de La Habana, se constituye en una enorme
trampa que no pueden aceptar los sectores convencidos de que lo acordado hasta
el momento en La Habana, podría contribuir a la urgente transformación del
Estado, de la sociedad y del mercado.
Eso
podría dar vida a un complejo y enredado referendo que muy posiblemente una
inmensa mayoría de ese pueblo no entendería, lo que abriría la posibilidad para
que triunfara el No a la implementación de los acuerdos de La Habana. Recordemos
el rotundo fracaso del referendo planteado por Uribe en su momento.
Si
las Farc se arriesgan a llegar a una ANC, por la vía de la elección popular,
muy seguramente enfrentarían una enorme derrota política, en especial en el
electorado urbano. Con una mínina representación en esa eventual Constituyente,
fácilmente lo acordado en La Habana quedaría a merced de los intereses e
interpretaciones de los sectores de poder que son responsables históricos por
la existencia de las condiciones contextuales que legitimaron el levantamiento armado contra el
Estado en los años 60.
Hoy
está en discusión el mecanismo de refrendación. Mañana, quizás, los grandes
problemas surjan en la implementación de los acuerdos alcanzados en la Mesa de
Negociación. Y quizás, en un no muy lejano mañana, estaremos evaluando los
errores que se cometieron en los procesos de implementación de lo acordado en
Cuba. A lo mejor, cuando llegue ese momento, ya el pueblo colombiano haya
comprendido la diferencia entre firmar el fin del conflicto y consolidar la paz
y la convivencia.
Imagen tomada de agenciadenoticiasuniversidadnacional.com.co
[1] En
especial, le cabe responsabilidad a los
Noticieros Noticias RCN, NTN24 y los espacios radiales La FM y La W,
entre otros.
[2] Por
las acciones bélicas cometidas durante la negociación, que aprovecharon los
medios masivos para consolidar en las audiencias una imagen negativa (sus miembros son monstruos) de la
organización armada ilegal.
[4]
Véase: http://www.semana.com/nacion/articulo/proceso-de-paz-carlos-holmes-trujillo-plantea-pacto-nacional-para-que-acuerdos-no-se-refrenden-con-el-plebiscito/460808
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