Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Vuelve y juega el ex ministro Arias. Se suma a lo descubierto del escandaloso e ignominioso programa Agro Ingreso Seguro, su presencia en el Consejo Comunal contra la Corrupción, título de la obra teatral sabatina montada por el Presidente, para, nuevamente tratar de salir airoso de lo sucedido con el cuestionado programa ministerial. Ya lo había intentado señalando que si hubo irregularidades y que había que hacer todo lo posible para que esos recursos fueran devueltos.
Se rasgan las vestiduras Petro, Pardo y Noemí al criticar la aparición de Arias en el espacio presidencial. Se trata, sin duda, de una provocación de un gobierno al que las reglas claras, la equidad y el juego limpio, son obstáculos para el ejercicio democrático. Uribe hace lo que quiere en la escena política y con los escenarios mediáticos (con todo y medios). Interviene en política, da la palabra a Uribito buscando con ello que sea él mismo el que se descalifique, evitando de esta manera, asumir la responsabilidad política que le corresponde como Presidente, pues el programa Agro Ingreso Seguro es una iniciativa, una política de gobierno, cuya máxima autoridad está en cabeza del propio Uribe, quien pasó agachado ante lo que se considera un pago de favores del gobierno a cercanas familias y empresarios uribistas.
Como siempre, nadie lo confrontará por lo sucedido, pues escuderos y áulicos, todos juntos, están dispuestos a echarse la culpa, con tal de dejar limpio el nombre del Presidente. A pesar de los 15 minutos de defensa, Arias se quemó como aspirante presidencial y eso le conviene a Uribe en su afán de perpetuarse en el poder.
Pero más allá de si fue correcto o no permitir que Uribito se defendiera ante la opinión pública que sigue con alguna regularidad el espectáculo mediático y político llamado Consejo Comunal de Gobierno (o consejos comunales de gobierno), lo que hay que mirar es el sentido que dichos espacios tienen y el uso que el Presidente les ha dado en su propio beneficio.
Los consejos comunales de gobierno no son más que estratagema política para deslegitimar los gobiernos locales y regionales. No pueden hacer nada alcaldes y gobernadores ante la aplastante y abultada chequera presidencial. Han sido convidados de piedra. Han visto, sin asombro, cómo el Presidente les roba protagonismo, los inhabilita como tomadores de decisiones, como administradores y ejecutores del gasto. Alcaldes y gobernadores han sido testigos mudos de la entrega de recursos, de la toma inconsulta de decisiones, demostraciones claras del poder absoluto que ha venido concentrando Uribe, en desmedro de la autoridad, la gobernabilidad y la legitimidad de los gobiernos seccionales y de los propios mandatarios locales. En los Consejos Comunales Uribe compra las conciencias de los ciudadanos que buscan su ayuda, en un ejercicio perverso que muchos llaman democracia directa, pero que por en contrario, no es más que un burdo populismo sostenido en la ignorancia de los ciudadanos, en la pobreza y necesidades que los agobian y en el oportunismo presidencial.
Que Arias se haya defendido en dicho escenario presidencial sólo indica que el programa Agro Ingreso Seguro tiene el respaldo del Gobierno y que por ello, es su responsabilidad y no sólo la de Uribito. Uribe y su gobierno son responsables de la corrupción sostenida en dicho programa.
Más que preocuparse por los minutos dados a Uribito, Petro, Rueda y Noemí deberían de empezar a pensar en cómo demostrar que Uribe ha manejado a su antojo el presupuesto en los Consejos Comunales de Gobierno. Pero claro, los tres se parecen a Uribe en todo, solo están esperando la oportunidad para demostrarlo, por ello no hurgarán las cuentas del gobierno.
Vuelve y juega el ex ministro Arias. Se suma a lo descubierto del escandaloso e ignominioso programa Agro Ingreso Seguro, su presencia en el Consejo Comunal contra la Corrupción, título de la obra teatral sabatina montada por el Presidente, para, nuevamente tratar de salir airoso de lo sucedido con el cuestionado programa ministerial. Ya lo había intentado señalando que si hubo irregularidades y que había que hacer todo lo posible para que esos recursos fueran devueltos.
Se rasgan las vestiduras Petro, Pardo y Noemí al criticar la aparición de Arias en el espacio presidencial. Se trata, sin duda, de una provocación de un gobierno al que las reglas claras, la equidad y el juego limpio, son obstáculos para el ejercicio democrático. Uribe hace lo que quiere en la escena política y con los escenarios mediáticos (con todo y medios). Interviene en política, da la palabra a Uribito buscando con ello que sea él mismo el que se descalifique, evitando de esta manera, asumir la responsabilidad política que le corresponde como Presidente, pues el programa Agro Ingreso Seguro es una iniciativa, una política de gobierno, cuya máxima autoridad está en cabeza del propio Uribe, quien pasó agachado ante lo que se considera un pago de favores del gobierno a cercanas familias y empresarios uribistas.
Como siempre, nadie lo confrontará por lo sucedido, pues escuderos y áulicos, todos juntos, están dispuestos a echarse la culpa, con tal de dejar limpio el nombre del Presidente. A pesar de los 15 minutos de defensa, Arias se quemó como aspirante presidencial y eso le conviene a Uribe en su afán de perpetuarse en el poder.
Pero más allá de si fue correcto o no permitir que Uribito se defendiera ante la opinión pública que sigue con alguna regularidad el espectáculo mediático y político llamado Consejo Comunal de Gobierno (o consejos comunales de gobierno), lo que hay que mirar es el sentido que dichos espacios tienen y el uso que el Presidente les ha dado en su propio beneficio.
Los consejos comunales de gobierno no son más que estratagema política para deslegitimar los gobiernos locales y regionales. No pueden hacer nada alcaldes y gobernadores ante la aplastante y abultada chequera presidencial. Han sido convidados de piedra. Han visto, sin asombro, cómo el Presidente les roba protagonismo, los inhabilita como tomadores de decisiones, como administradores y ejecutores del gasto. Alcaldes y gobernadores han sido testigos mudos de la entrega de recursos, de la toma inconsulta de decisiones, demostraciones claras del poder absoluto que ha venido concentrando Uribe, en desmedro de la autoridad, la gobernabilidad y la legitimidad de los gobiernos seccionales y de los propios mandatarios locales. En los Consejos Comunales Uribe compra las conciencias de los ciudadanos que buscan su ayuda, en un ejercicio perverso que muchos llaman democracia directa, pero que por en contrario, no es más que un burdo populismo sostenido en la ignorancia de los ciudadanos, en la pobreza y necesidades que los agobian y en el oportunismo presidencial.
Que Arias se haya defendido en dicho escenario presidencial sólo indica que el programa Agro Ingreso Seguro tiene el respaldo del Gobierno y que por ello, es su responsabilidad y no sólo la de Uribito. Uribe y su gobierno son responsables de la corrupción sostenida en dicho programa.
Más que preocuparse por los minutos dados a Uribito, Petro, Rueda y Noemí deberían de empezar a pensar en cómo demostrar que Uribe ha manejado a su antojo el presupuesto en los Consejos Comunales de Gobierno. Pero claro, los tres se parecen a Uribe en todo, solo están esperando la oportunidad para demostrarlo, por ello no hurgarán las cuentas del gobierno.
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