Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
El titular dice: Santos se reuniría con ‘Timochenko’[1]. La
posibilidad de que ese evento suceda es alta si nos atenemos a los hechos y a
las nuevas circunstancias[2] que
rodean las negociaciones de paz de La Habana, en el contexto de los cuatro
meses[3] de
plazo perentorio que las partes fijaron para avanzar en la firma de un tratado
de paz que ponga fin al conflicto armado.
Y muy seguramente cuando ese
encuentro se produzca, este dividirá y polarizará aún más al país político y a
la sociedad que siguen de cerca las negociaciones de La Habana. La derecha dirá,
cuando llegue ese momento, que la reunión confirma que Santos claudicó ante el terrorismo y que el Castrochavismo es una
realidad en Colombia. Por el contrario, la izquierda democrática y los
otros sectores que acompañan y apoyan la terminación del conflicto armado por
la vía de la negociación política, dirán que con ese encuentro, se pone fin a
la confrontación armada entre el Estado y la guerrilla de las Farc, aunque
queda pendiente la construcción de la paz.
La sola posibilidad de que ese
hecho se dé, despierta desde ya el interés periodístico de una prensa que suele
reducir complejos problemas, circunstancias y hechos, a una imagen, a una
frase. Reacción explicable por aquello de los criterios de noticiabilidad y el
carácter moralizante del lenguaje periodístico.
Pero más allá de lecturas
políticas y periodísticas que dan vida a coyunturas, ese encuentro, cuando se
dé, debe entenderse como un hito histórico porque representaría la firma del
fin del conflicto armado interno. Pero hay una circunstancia política y militar
que bien puede convertirse en una razón histórica que legitimaría aún más el
sentido de ese encuentro entre Santos y el máximo líder de las Farc, alias
‘Timockenko’: el país y el mundo verían a través de los medios masivos y las
redes sociales, el encuentro y muy seguramente el frío apretón de manos y
posiblemente un tímido abrazo entre los Comandantes
de dos ejércitos que fracasaron en sus objetivos de someter al enemigo.
Por largos 50 años, el Estado,
con sus Fuerzas Armadas, no pudo vencer a su otoñal enemigo, a pesar del apoyo
militar y económico de los Estados Unidos (Planes Lasso y Colombia) y el respaldo
político y también económico de las élites de poder tradicional, las mismas que
financiaron y apoyaron la conformación de estructuras paramilitares,
supuestamente, para enfrentar y derrotar militarmente a las guerrillas del ELN
y Farc. Es decir, el Estado, con todo su poder coercitivo y militar, fracasó en
su lucha contrainsurgente.
Y del lado de las Farc, como
guerrilla que buscaba alcanzar el poder político, también fracasó en su
intento, afectando en su trasegar bélico, la conformación y consolidación de
movimientos sociales fuertes y con aspiraciones políticas, que jugaran un papel
importante y definitivo en esta débil y formal democracia.
Ojalá cuando llegue ese momento,
la gran prensa, el mundo y el país entiendan que detrás de esa foto de
‘Timochenko’ y Santos está el sufrimiento de campesinos, indígenas y
afrocolombianos que resultaron muertos y desplazados por las acciones bélicas
de los ejércitos enfrentados; igualmente, el dolor de las familias de
guerrilleros, paramilitares y militares mutilados, muertos en combate y
desquiciados por los efectos psicológicos de la guerra.
Y que esa guerra degradada,
afectó valiosos ecosistemas naturales, que muy seguramente demoraran muchos años en
recuperarse. Pero quizás debamos reconocer, con especial valor simbólico, que
esa fotografía reúne a dos Comandantes que de manera coyuntural, recogen la
incapacidad de sus ejércitos para alcanzar la victoria que con tanto anhelo
buscaron. Detrás de esa imagen, cuando se dé, ojalá el país reconozca la
responsabilidad de otros Comandantes, Presidentes, Generales y líderes guerrilleros,
que hicieron todo para mantener la confrontación armada, a pesar, muy
seguramente, de la certeza de que sería poco probable alcanzar el triunfo
militar. Ellos también estarán representados en esa histórica imagen, porque de
muchas maneras estropearon la vida de sus subalternos y la de cientos de miles
de civiles afectados por sus acciones y decisiones.
Ojalá ese encuentro y esa foto se den pronto para que esos dos Comandantes
y sus aupadores, todos perdedores a la luz de la lógica militar y política,
reconozcan que se equivocaron y que sus decisiones y acciones sirvieron para
arrastrar los errores que cometieron sus antecesores. Que se venga pronto ese
encuentro entre estos dos perdedores.
La sociedad colombiana debe proscribirla guerra y debe dar inicio a un proceso de "desheroización" de los combatientes de izquierda y de derecha. No más Héroes, necesitamos más ciudadanos.
La sociedad colombiana debe proscribirla guerra y debe dar inicio a un proceso de "desheroización" de los combatientes de izquierda y de derecha. No más Héroes, necesitamos más ciudadanos.
[1] Periódico ADN, de EL TIEMPO, edición
del 14 de agosto de 2015.
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