YO DIGO SÍ A LA PAZ

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viernes, 16 de octubre de 2015

INCONVENIENTES TITULARES

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


El lenguaje periodístico tiene sus particularidades y por supuesto arrastra los intereses y las intenciones de los periodistas a la hora de informar. Dicho lenguaje deviene moralizante y se soporta en unos discutibles criterios de noticiabilidad[1] con los que los periodistas elevan al estatus de noticia - y  califican- unos hechos que pueden pertenecer a los ámbitos de lo público o de lo privado (personas famosas).

El lenguaje periodístico advierte sobre lo curioso y busca que eso que llamó la atención del periodista, termine interesando a muchos, a millones. Esa es, digamos, la razón de ser de ese particular lenguaje. Cuando se suma el elemento noticioso, los hechos se tornan espectaculares, únicos, escabrosos e incluso increíbles por cuenta de las valoraciones y calificaciones que los comunicadores hacen de aquellos. Por supuesto que las circunstancias que rodean a los hechos mismos  ayudan a los periodistas a establecer juicios de valor alrededor de lo acaecido y de sus protagonistas. 

Los titulares son el eslabón de una larga cadena de valoraciones e interpretaciones que los periodistas hacen, soportados y salvaguardados en el lenguaje periodístico-noticioso. Con estos, los periodistas no solo buscan llamar la atención de las audiencias y lectores, sino sintetizar en pocas palabras, hechos que devienen complejos porque hacen parte de contextos complicados de comprender para la gran mayoría. Incluso, cuando los periodistas no advierten la complejidad de esos hechos, reducirlos en un titular puede ser la única salida para poder informar sobre lo sucedido. Quizás allí esté el talón de Aquiles del periodismo y del ejercicio de titular.

Veamos el siguiente titular para explicar hasta dónde las valoraciones periodísticas pueden terminar tergiversando unos hechos y decisiones e incluso, aportando a la polarización política en el delicado contexto nacional. Este es el titular: El golpe del Tribunal de Medellín al expresidente Uribe[2].

Desde la lógica periodística-noticiosa el titular está bien logrado por cuanto recoge elementos sustanciales del hecho jurídico-político que genera la noticia y por esa vía, consigue llamar la atención de los lectores. El asunto problemático de este titular de la revista Semana está en que le otorga a la acción de la justicia un carácter vindicativo, al tiempo que reduce el sentido de la sentencia del Tribunal Superior de Medellín a una acción premeditada y parte de una persecución política en contra del expresidente Uribe Vélez. Además, pareciera que el editor o responsable de haber titulado esa nota considera que el político antioqueño, por se, y sin considerar su fueron presidencial, no puede ser requerido por la justicia.  

El titular de Semana desinforma y aporta a la polarización política que de tiempo atrás el país soporta, por cuenta del proyecto político que Uribe ejecutó como Presidente y que guarda aún simpatías en sectores de la sociedad civil con algún poder desestabilizador. Así entonces, el titular resulta inconveniente e inconsecuente con el caldeado ambiente electoral que se respira en Colombia, dado que Uribe, con su empresa electoral, y como gran elector, está buscando hacerse con alcaldías, gobernaciones, concejos y asambleas, con el claro propósito de torpedear la perspectiva de Paz Territorial que guiará los procesos de implementación de los acuerdos de La Habana. Este último asunto debió considerarlo quien tituló la nota. Hay que ser responsables con el delicado momento histórico por el que atraviesa el país. 

De esta manera, flaco favor le hace la revista Semana a la comprensión del fallo del Tribunal Superior de Medelllín, Sala de Conocimiento de Justicia y Paz. Por el contrario, el titular de la publicación hebdomadaria reduce la acción legítima de dicho Tribunal a una decisión no jurídica, a pesar de que está soportada en el estudio de unas pruebas, testimonios y circunstancias contextuales; y mas bien, ese titular daría a entender que se trata de una decisión basada en el espíritu vengativo del magistrado ponente Rubén Darío Pinilla Cogollo, amparada por sus colegas Juan Guillermo Cárdenas Gómez y María Consuelo Rincón Jaramillo.

Este caso demuestra que el lenguaje periodístico y la acción de titular constituyen una variable importante y definitiva cuando de generar estados de opinión  se trata; estados de opinión que pueden terminar desconociendo el papel de la justicia y de los jueces, al tiempo que pueden terminar convalidando las acciones y decisiones de un Presidente que tiene mucho que explicarle al país en torno al fortalecimiento del paramilitarismo y las ejecuciones extrajudiciales cometidas por miembros de la Fuerza Pública que le rendían cuenta en su calidad de Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. 

Nota: El Espectador titulo así (titular de cita), en su portal de internet, la nota que daba cuenta del hecho político del día: "Seguramente si me hubiera reunido con paramilitares habríamos acabado con la guerrilla" ( http://www.elespectador.com/noticias/politica/seguramente-si-me-hubiera-reunido-paramilitares-habriam-articulo-593067). Para futuros análisis, lo dicho por el senador Uribe da para pensar que la existencia de los paramilitares y de su proyecto político poco o nada le molestaba. 

El Tiempo, por su parte, tituló: Duros cuestionamientos del Tribunal de Medellín sobre Álvaro Uribe (http://www.eltiempo.com/politica/justicia/masacre-de-el-aro-tribunal-de-medellin-ratifica-investigacion-contra-alvaro-uribe-velez/16404800). El titular de EL TIEMPO evita decir que los cuestionamientos del Tribunal van dirigidos a Uribe en su condición de Presidente. De igual manera, el periódico bogotano parece ponerse del lado del ex mandatario cuando califica de "duros cuestionamientos", cuando de lo que se trata es de un fallo que busca establecer responsabilidades de quien mandó en Colombia entre 2002 y 2010.


Resultado de imagen para el golpe del tribunal de medellín a Uribe

Imagen tomada de www.radiosantafe.com.co



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