Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
El Espectador.com (julio 12 de 2011) recoge una frase del dictador venezolano, Hugo Rafael Chávez Frías, quien al parecer aseguró - y cree - que el modelo socialista es la salvación de la humanidad.
La frase, provocadora como casi todos los actos de habla del coronel Chávez, nos hace pensar, nuevamente, en la eterna dicotomía Capitalismo-Socialismo, con la cual se justificaron guerras, intervenciones militares, carreras armamentistas y por supuesto, la violación de los derechos humanos en varios rincones del entonces mundo bipolar.
La experiencia socialista en la antigua URSS se manchó de sangre. Basta con recordar el estado gulag para decir que ese modelo económico, político y cultural fracasó, mientras al otro lado del mundo, triunfaba un modelo hecho a la medida del egoísmo e individualismo humanos, del poder que doblega y excluye, y de unas ideas de felicidad y libertad aferradas a la ilusión del consumo desmedido y masivo.
Chávez cree, a pie juntillas, que su modelo es la salvación. Y que él es el único capaz de guiar a los venezolanos (y a otros que lo siguen por fuera de sus fronteras y a lo largo y ancho del territorio latinoamericano), por el camino de la salvación. Equivocado como cualquier Mesías, Chávez oculta los graves errores cometidos por un modelo estatalizador no sólo de lo público, sino de la libertad de los ciudadanos.
Como creaciones humanas, el capitalismo y el socialismo representan la perversidad del poder sobre el cual el ser humano edifica formas de dominación y las justifica, minimizando las complejidades de la condición humana.
Creo que hay suficientes evidencias que nos permitan concluir que uno y otro han forjado sociedades reales e imaginadas complejas, violentas, excluyentes y formas de vida incapaces de asegurar la felicidad a un mayor número de seres humanos.
Al dictador venezolano hay que decirle que la salvación de la humanidad (hay que aceptar que hay un riesgo inminente sobre la vida humana) está en la superación de dicha dicotomía. Se requerirá del surgimiento de una nueva condición humana para superar los conflictos, las circunstancias y los problemas que hoy pueden considerarse como riesgos mayúsculos para el ser humano.
Quizás haya necesidad de volver, con cuidado, sobre algunas de las frases, recitales, discursos o canciones de Facundo Cabral, para intentar, desde allí, explorar mundos posibles, alejados de la dicotomía que Chávez intenta mantener viva y presente.
Pero no esperemos que esos nuevos mundos posibles los piensen o los diseñen presidentes y dictadores, pues nunca serán lo suficientemente sabios como para asumir semejantes retos. Lo de ellos es el poder y éste, definitivamente, es el mayor obstáculo para alcanzar la felicidad.
Decía Cabral, "me gustan los que se callan y me gustan los que cantan… andar y andar, siempre andando, nada más que por andar. No vine a explicar al mundo, sólo lo vine a tocar, no quiero juzgar al hombre, al hombre quiero contar, mi condición es la vida, y mi camino cantar, cantar y contar la vida, es mi manera de ver… yo no soy la libertad, pero sí el que la provoca… si la libertad me gusta para que voy a vivir de esclavo. Elegir, yo siempre elijo más que por mi, por mi hermano y si he elegido ser águila, fue por amor al gusano… doy la cara al enemigo, la espalda al buen comentario porque el que acepta un halago, empieza a ser dominado… perdón si me propasé y me puse moralejo, nadie puede dar consejos, no hay hombre que pueda ser tan viejo… "
(Apartes tomados de http://www.youtube.com/watch?v=xD3G6eM3tPI)
Adenda: pesar inmenso genera la partida de Facundo Cabral. Las circunstancias de su muerte son la expresión de que algo anda mal no sólo en Guatemala, sino en el mundo entero, pues a la vida se le ha puesto valor, y a veces, es menor al costo de las balas con las que mataron al gran canta-autor argentino. Paz en su tumba.
El Espectador.com (julio 12 de 2011) recoge una frase del dictador venezolano, Hugo Rafael Chávez Frías, quien al parecer aseguró - y cree - que el modelo socialista es la salvación de la humanidad.
La frase, provocadora como casi todos los actos de habla del coronel Chávez, nos hace pensar, nuevamente, en la eterna dicotomía Capitalismo-Socialismo, con la cual se justificaron guerras, intervenciones militares, carreras armamentistas y por supuesto, la violación de los derechos humanos en varios rincones del entonces mundo bipolar.
La experiencia socialista en la antigua URSS se manchó de sangre. Basta con recordar el estado gulag para decir que ese modelo económico, político y cultural fracasó, mientras al otro lado del mundo, triunfaba un modelo hecho a la medida del egoísmo e individualismo humanos, del poder que doblega y excluye, y de unas ideas de felicidad y libertad aferradas a la ilusión del consumo desmedido y masivo.
Chávez cree, a pie juntillas, que su modelo es la salvación. Y que él es el único capaz de guiar a los venezolanos (y a otros que lo siguen por fuera de sus fronteras y a lo largo y ancho del territorio latinoamericano), por el camino de la salvación. Equivocado como cualquier Mesías, Chávez oculta los graves errores cometidos por un modelo estatalizador no sólo de lo público, sino de la libertad de los ciudadanos.
Como creaciones humanas, el capitalismo y el socialismo representan la perversidad del poder sobre el cual el ser humano edifica formas de dominación y las justifica, minimizando las complejidades de la condición humana.
Creo que hay suficientes evidencias que nos permitan concluir que uno y otro han forjado sociedades reales e imaginadas complejas, violentas, excluyentes y formas de vida incapaces de asegurar la felicidad a un mayor número de seres humanos.
Al dictador venezolano hay que decirle que la salvación de la humanidad (hay que aceptar que hay un riesgo inminente sobre la vida humana) está en la superación de dicha dicotomía. Se requerirá del surgimiento de una nueva condición humana para superar los conflictos, las circunstancias y los problemas que hoy pueden considerarse como riesgos mayúsculos para el ser humano.
Quizás haya necesidad de volver, con cuidado, sobre algunas de las frases, recitales, discursos o canciones de Facundo Cabral, para intentar, desde allí, explorar mundos posibles, alejados de la dicotomía que Chávez intenta mantener viva y presente.
Pero no esperemos que esos nuevos mundos posibles los piensen o los diseñen presidentes y dictadores, pues nunca serán lo suficientemente sabios como para asumir semejantes retos. Lo de ellos es el poder y éste, definitivamente, es el mayor obstáculo para alcanzar la felicidad.
Decía Cabral, "me gustan los que se callan y me gustan los que cantan… andar y andar, siempre andando, nada más que por andar. No vine a explicar al mundo, sólo lo vine a tocar, no quiero juzgar al hombre, al hombre quiero contar, mi condición es la vida, y mi camino cantar, cantar y contar la vida, es mi manera de ver… yo no soy la libertad, pero sí el que la provoca… si la libertad me gusta para que voy a vivir de esclavo. Elegir, yo siempre elijo más que por mi, por mi hermano y si he elegido ser águila, fue por amor al gusano… doy la cara al enemigo, la espalda al buen comentario porque el que acepta un halago, empieza a ser dominado… perdón si me propasé y me puse moralejo, nadie puede dar consejos, no hay hombre que pueda ser tan viejo… "
(Apartes tomados de http://www.youtube.com/watch?v=xD3G6eM3tPI)
Adenda: pesar inmenso genera la partida de Facundo Cabral. Las circunstancias de su muerte son la expresión de que algo anda mal no sólo en Guatemala, sino en el mundo entero, pues a la vida se le ha puesto valor, y a veces, es menor al costo de las balas con las que mataron al gran canta-autor argentino. Paz en su tumba.
1 comentario:
Hermoso, gracias. Esta vez lo reenviaré a un amigo de Argentina.
Saludo
Blanca Nive
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